Comienza el trabajo del Grupo Operativo “Oliveiras de Galicia”, para poner a punto y optimizar a gran escala técnicas de multiplicación mediante estaquillado clásico y micropropagación in vitro, de once variedades únicas de olivos autóctonos gallegos. Este grupo también sentará las bases para iniciar estudios comparativos sobre el comportamiento agronómico de estas variedades en plantaciones experimentales ubicadas en diferentes puntos de Galicia.
El Grupo Operativo está financiado con 179.652 euros por la convocatoria 2023 de las Ayudas para la ejecución de proyectos innovadores de los Grupos Operativos de la Asociación Europea de la Innovación (AEI), cofinanciadas con el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER) en el marco del Plan Estratégico de la Política Agraria Común (PEPAC) 2023-2027.
Supone un paso más en el estudio del olivar gallego y sus variedades, línea de investigación iniciada en el año 2012 por el grupo Viticultura, Olivo y Rosa (VIOR) de la Misión Biológica de Galicia (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) en el marco del proyecto Inngal-Agromarsalud GAliat 6+7), financiado por el Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial (CDTI). Entre 2017 y 2023, las investigaciones se desarrollaron con el apoyo de unos 350.000 euros procedentes de fondos propios de la Fundación Juana de Vega. Desde la entidad destacan que, “en particular, estos recursos han sido invertidos muy eficientemente, teniendo en cuenta el gran e intenso trabajo de prospección y caracterización que hay detrás”.
“Entre los hitos que hemos alcanzado hasta el momento, figura la identificación y descripción unas 20 variedades autóctonas, la aprobación previa de dos de ellas en la lista de conservación (Brava gallega y Mansa gallega) y el inicio del registro en la lista de variedades comerciales de 11 a través de la Oficina Comunitaria de Variedades Vegetales (OCVV)”, explica Carmen Martínez Rodríguez, jefa del grupo VIOR.
“En cuanto a las 11 variedades de olivo autóctonas de Galicia, la comparación de sus perfiles moleculares y sus características botánicas con las descripciones y los perfiles que aparecen en la bibliografía o en diferentes bases de datos, ha permitido concluir que son distintas a las descritas en otros lugares del mundo. Por ello, hace ya un tiempo se ha iniciado el proceso de registro de nueve con los nombres: Brétema, Carapucho, Carmeliña, Folgueira, Maruxiña, Susiña, Hedreira, Xoana y Santiagueira a las que se irán añadiendo otros nombres próximamente”, añade la investigadora del CSIC.
El eco de estos trabajos y el reconocimiento oficial de Brava Gallega y Mansa Gallega ha sido el espaldarazo para una nueva generación de jóvenes agricultores, que intenta, desde hace unos años, recuperar estas zonas olivareras multiplicando los viejos olivos existentes a su alrededor, o incluso introduciendo variedades foráneas como Arbequina y Picual, que no están adaptadas a las características particulares de suelo y clima del Noroeste de España. De hecho, este interés se ha visto hoy entre el medio centenar de asistentes al evento.
“La demanda de planta de variedades de olivo autóctono gallego es tan elevada en la actualidad que la propagación por estaquillado clásico no es capaz de surtir al mercado a la velocidad necesaria, con la dificultad añadida que muestran al enraizamiento algunas de estas variedades”, explica Carmen Martínez, quien añade que “a través de este Grupo Operativo estamos abordando de forma paralela estos dos sistemas de multiplicación para acelerar tiempos”, apunta.
El Grupo, que desarrollará su labor hasta septiembre de 2026, prevé que con sus resultados se alcance un salto tecnológico en la obtención de plantas enraizadas además de la transferencia de conocimiento al sector productivo y a la cadena de valor del olivar gallego.