El radón es la segunda causa de muerte por cáncer de pulmón entre personas fumadoras y la primera entre no fumadoras. Sin embargo, sus riesgos son escasamente conocidos y los esfuerzos de comunicación de riesgo para mitigar sus efectos no han demostrado la eficacia esperada.
La catedrática de Periodismo Berta García Orosa, investigadora del Grupo Novos de la Facultad de Ciencias da Comunicación de la Universidad de Santiago de Compostela, encabeza una investigación financiada por el Consejo de Seguridad Nuclear que busca conocer la percepción del riesgo del radón como base para una comunicación eficaz. El estudio se basó en una técnica ya probada en estudios anteriores sobre otros riesgos como el cambio climático, el ébola o la COVID-19. Se realizaron 1.985 entrevistas en toda España a personas de 18 años o más. La muestra se complementó con respuestas adicionales en los territorios más afectados (Galicia, Extremadura y Comunidad de Madrid).
Cuántas personas confiesan haber recibido información sobre el radón
A pesar de que los encuestados manifiestan un interés medio-alto por estar informados de lo que ocurre en su entorno y en el mundo (5,42 sobre 7), los ciudadanos que dicen haber recibido información sobre radón en algún momento a través de los medios de comunicación son el 31,2%.
Los resultados de la investigación alertan de que la población ha adoptado medidas escasas para protegerse de este gas (solo el 45,6% adoptó alguna). La medida más común es mejorar la ventilación del edificio (29,9%), seguida del aumento de ventilación del forjado (21,7%), evitar que se filtre el gas desde el sótano (15,6%), sellar pisos y paredes (13,0%) e instalar un sistema de evacuación mecánica del radón en el sótano o bajo los pisos sólidos (10,5%).
Los datos son todavía más llamativos porque la población española tiene un conocimiento moderado sobre este gas. Saben que es un gas (83,4%), que es invisible a simple vista (67,4%) e inodoro (42,9%); que puede encontrarse en el suelo (54,4%) y en el agua (24,5%), pero no al aire libre (33,8%). No obstante, respecto a las medidas para reducir sus efectos, el desconocimiento es mayor, pues el 75,4% cree que se puede bajar evitando vivir cerca de fábricas contaminantes, mientras que las medidas efectivas son conocidas por menos de la mitad de la población.
El conocimiento en las comunidades con alta incidencia de radón es mayor. El 77% de los participantes en las comunidades más afectadas reconoce el radón como carcinógeno, mientras que en el resto de territorios solo lo reconoce el 68,8%. También se identifica que los hombres manifiestan mayor nivel de conocimiento sobre el radón, al igual que la ciudadanía con mayor nivel formativo.
En términos de percepción social del riesgo, la percepción de incidencia presenta resultados superiores en las regiones de mayor incidencia, con el máximo en Galicia, la comunidad más afectada. Los resultados son superiores en mujeres y varían según el nivel de estudios, con valores mínimos de percepción entre los ciudadanos menos formados.
Con todo, la población española se considera más preocupada en general (4,68 sobre 7) que preocupada por el riesgo asociado al gas radón (4,04), si bien los valores son superiores en las comunidades con mayor incidencia, especialmente en Galicia como región de mayor afectación (4,58), pero también en Madrid (4,19) y Extremadura (4,09). Sin embargo, la probabilidad percibida de que el radón le afecte hoy en día es más reducida (3,44).