El sector de la energía solar fotovoltaica no deja de avanzar. Si hasta hace no mucho, el objetivo era maximizar la producción de electricidad, ahora se tiende a seguir mejorando ese factor, por supuesto, al tiempo que se reduce la huella ambiental de estas instalaciones y los materiales que las componen. Para ello, la perovskita puede ser la clave de las células solares de última generación, tal y como estudia un equipo de la Politécnica de Cartagena (UPCT).
Francisco Palazón y José Abad, del grupo en Materiales Avanzados para la Producción y Almacenamiento de Energía, están tras el desarrollo de células solares por recubrimiento en espray, hechas con perovskita, que ofrecen mayor eficiencia, sostenibilidad y escalabilidad industrial.
Este proyecto, denominado Solarinks y con código TED2021-129609B-I00, cuenta con una financiación de casi 200.000 euros y es uno de los doce captados por investigadores de la UPCT en la convocatoria del Ministerio de Ciencia e Innovación para impulsar la transición ecológica y digital con fondos Next Generation de la Unión Europea.
Qué estudian sobre el uso de la perovskita en las células solares
Palazón y Abad están analizando en un puntero equipo de espectroscopía de fotoelectrones por rayos X la viabilidad de la perovskita como material de recubrimiento para células solares de espesor nanométrico, que podrían instalarse en todo tipo de soportes para generalizar la producción de energía más allá de las placas colocadas en los tejados.
“Las perovskitas de haluro han revolucionado el campo de investigación de la energía fotovoltaica debido a que la eficiencia de dichas células solares ha aumentado muy rápidamente llegando en menos de una década al nivel del silicio”, explica Abad, apuntando no obstante a la necesidad de desarrollar procesos industriales escalables para la producción mediante recubrimiento de estas células.
Qué retos plantea el uso de perovskita en placas fotovoltaicas
“Aún queda mucho que investigar sobre las perovskitas para encontrar las más eficientes, las que mejor se pueden combinar con el silicio y para reemplazar el plomo que contienen por bismuto, para evitar riesgos para el medio ambiente”, señala por su parte Palazón, quien ha llegado a la Politécnica de Cartagena con una ayuda para contratos Ramón y Cajal destinada a captar investigadores de destacada trayectoria.
El proyecto se enmarca en la línea de investigación sobre fabricación de células solares que dio lugar en 2021 a la tesis de Rodolfo López, dirigida por Abad y Antonio Urbina, en la que se comprobó la estabilidad y la resistencia a la degradación de la tecnología fotovoltaica orgánica que da versatilidad y flexibilidad a la producción de células solares de bajo coste y escaso impacto ambiental.