La novela ganadora del XI Premio Unicaja de Novela, presentada bajo el lema “La memoria de los sueños”, es una novela que se desarrolla en una sola jornada y en la que el personaje protagonista va recordando, en un paseo por Madrid, trazos de su vida hasta llegar a ser escritor, intercalados con sus propios sueños. El premio está dotado con 30.000 euros, en concepto de anticipo de derechos de autor, una estatuilla del conocido escultor Miguel Berrocal y la publicación de la obra por Alianza Editorial, con difusión internacional. Por su parte, la obra finalista, “El asesinato de Sócrates”, de Noemí G. Sabugal, es una novela negra en la que un inspector de policía, maltratado por la vida, investiga el asesinato de un escritor. La dotación para este premio es de 6.000 euros además de la publicación por Alianza Editorial con difusión internacional.
La presente edición del Premio de Novela convocado por la Fundación Unicaja, se ha registrado una significativa participación a nivel internacional, con un total de 262 novelas presentadas, recibiendo obras procedentes de toda la geografía española, y de países como Argentina, Francia, Venezuela, México, Japón, Estados Unidos, Colombia, Austria, Chile, Brasil, Uruguay, Italia, Alemania, Israel y Perú. El jurado ha estado compuesto por Nadia Consolani (viuda de Fernando Quiñones); por los escritores y ganadores de anteriores ediciones del Premio Unicaja de Novela “Fernando Quiñones”, Joaquín Pérez Azaústre y Jordi Bonells; la escritora Clara Sánchez; y la directora editorial de Alianza Editorial, Valeria Ciompi.
La novela presentada bajo el lema “La memoria de los sueños”, de Raúl Guerra Garrido, es, según la calificación del jurado, una novela “muy bien escrita y con varios niveles de lectura, en la que el autor escribe en tono de confesión, como un acta notarial de una vida, de su vida”. La historia de la novela ganadora se desarrolla en algún lugar de Madrid a las diez de la mañana, cuando el narrador inicia un itinerario que debe conducirle paseando, a otro punto de la ciudad, y que concluirá a las diez de la noche, momento en que deberá enfrentarse a una decisiva revelación. Confluye junto a este itinerario, otro, el de la memoria, la reconstrucción de toda una vida de este personaje, ingeniero que siempre quiso y desde muy joven llegó a ser escritor, aunque debió desempeñar otros trabajos. El narrador-escritor recorre su ciudad y despliega, a impulsos de lo que se encuentra y de lo que ve, un viaje tanto espacial como temporal en el que recompone la figura del ser humano que cree ser o haber sido, sus creencias y obsesiones, pasajes espléndidos o tristes de su vida, siempre marcada y presidida por el designio de convertirlo todo en literatura.