En la actualidad, la salud del español como idioma es una magnífica salud de hierro, con una expectativas inmejorables. Al menos, esa es la impresión de los responsables del Instituto Cervantes, la entidad encargada de fomentar el conocimiento de nuestro idioma en todo el mundo.
Hoy, el jefe de diplomas del Instituto, José Ramón Parrondo, ha participado en el Curso de Verano que la UAL dedica a la enseñanza del español como lengua para extranjeros. Un curso que se lleva celebrando ya diez años y que desde hace tres forma parte de la estructura de los Cursos de Verano de la UAL. Esto, a juicio de Daniel Fuentes, director del curso de verano y responsable del Centro de Lenguas de la UAL, tiene un especial significado: indica el interés social y lingüístico en perfilar bien la enseñanza de nuestro idioma para extranjeros. Hoy Fuentes planteaba la necesidad de abrir sedes del Instituto Cervantes también en nuestro país, aún con todas las dificultades que eso entraña.
El Instituto Cervantes pertenece orgánicamente al Ministerio de Asuntos Exteriores. Su misión histórica ha sido siempre orientar su labor y su política hacia el extranjero, en países donde el español no es lengua oficial. Por eso no hay sedes del Instituto en ningún país de América Latina ni tampoco en España si no se cuenta con la sede central, que se ocupa de los asuntos administrativos. Para Parrondo, la idea que lanzaba Fuentes no es descabellada porque, según señalaba, sí es cierto que existe una descoordinación importante en las políticas lingüísticas con los extranjeros. “España ha sido hasta hace poco el país receptor de inmigrantes más importante de toda la Unión Europea.
Y, sin embargo, no ha habido una concertación de políticas a nivel central, local y autonómico. Casi todas las enseñanzas de español para inmigrantes recaen en las manos de ongs como Cruz Roja o Andalucía Acoge, y creo que no sólo deben coordinarse esas políticas, sino también profesionalizarse. Es decir, que los profesores que imparten esas enseñanzas deben ser profesionales”, explicaba.
José Ramón Parrondo, Jefe de Diplomas del Instituto Cervantes afirmaba que la enseñanza del español como lengua extranjera tiene cada día más demanda. “Estamos casi abocados a morir de éxito, porque no podemos dar cabida a todas las peticiones que se nos hacen de abrir sedes del Instituto Cervantes por todo el mundo. No hay ocasión en que a la Presidencia del Gobierno o a la Casa Real, cuando realizan un viaje oficial al extranjero, se les solicite la apertura de un instituto Cervantes”. Se calcula que, actualmente, existen entre 15 y 16 millones de estudiantes de español en todo el mundo, la mayor parte de ellos en enseñanza reglada. En Europa, nuestro idioma está desplazando claramente al francés como segunda lengua extranjera, tras el inglés. Pero el mérito, dice Parrondo, no es del Instituto Cervantes “sino de tanto profesores, hispanistas e investigadores que se dedican al fomento y a la promoción de nuestro idioma”.
La situación del nuestra lengua es muy saludable no sólo en España sino también en la mayor parte de los países hispanohablantes. “El español se ha convertido en un recurso económico de capital importancia, no sólo para nuestro país, donde los expertos dicen que representa hasta el 15 por ciento del PIB, sino para los millones de personas de todo el arco hispanohablante”. El fenómeno es mundial, además, y está en alza. Y la pretensión del Instituto Cervantes es que se convierta en un idioma global y llegue al nivel que actualmente ocupa el inglés en ámbitos como la diplomacia internacional, la investigación científica o los negocios.
“No estamos haciendo una carrera en competencia con el inglés, pero en este sentido sí creo que en pocos años estaremos en una situación muy ventajosa, además, respecto a otras lenguas europeas que han tenido extensión geográfica muy considerable pero que no han tenido la suerte del español que se encuentra ahora en una coyuntura muy favorable para nuestros intereses”, decía hoy Parrondo.