Malaria, la enfermedad que todavía no se ha podido controlar y que preocupa en América

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En los últimos años se estancaron en el mundo los progresos para reducir el impacto de la malaria o paludismo, pese a significar un importante problema de salud pública. Ahora se pone de relieve la necesidad de incrementar los presupuestos para su prevención y control, de una enfermedad que causa estragos en África y que preocupa a países de Iberoamérica por el aumento de casos.

Aproximadamente el 70 % de la carga mundial de paludismo se concentran en 11 países africanos.

Según la doctora Martha Carolina Valderrama, médica epidemióloga del Hospital Universitario Nacional de Colombia de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), “es importante continuar trabajando para prevenir y controla esta infección en el país, fortaleciendo las estrategias para un acceso universal a intervenciones oportunas y de buena calidad para el diagnóstico, tratamiento y control de los vectores de la malaria”.

Qué causa la malaria

La malaria, enfermedad causada por un parásito Plasmodium, es potencialmente mortal especialmente en África y América. La experta explica que “la infección puede ocurrir especialmente por tres vías: por la picadura de la hembra del mosquito Anopheles; por inoculación directa de glóbulos rojos a través de transfusión o pinchazos con jeringas contaminadas; o por transmisión vertical materno-fetal”.

En los niños menores de 5 años el riesgo es mayor, ya que sus glóbulos rojos todavía no están totalmente desarrollados o maduros. Esta condición se agudiza con el hecho de vivir en zonas de extrema pobreza, pésimo acceso a servicios de salud y una mala calidad del agua.

En 2022, en Colombia se registraron 481.788 casos de malaria en Latinoamérica. Foto: archivo Unimedios.

Uno de los países más preocupados es Colombia, que se encuentra en situación de brote para malaria, una alerta que se mantiene desde 2023, cuando se reportaron 96.156 casos. En 2024, durante la semana epidemiológica 09 –entre el 25 de febrero y el 2 de marzo– se notificaron 3.049 casos, para un acumulado de 21.549 casos en el año, de los cuales 21.111 son de malaria no complicada y 438 de malaria complicada.

Predomina la infección por Plasmodium vivax con 57,7 % (12.442 casos), seguido de P. falciparum con 40,8 % (8.786) e infección mixta con 1,5 % (321), no se han encontrado focos de P. malariae.

Los parásitos P. vivax P. falciparum son los más comunes en la malaria, mientras que la P. malariae y P. ovale son parásitos menos conocidos. De todos estos, la infección adquirida por P. falciparum es la más fatal si no se trata a tiempo y podría tener serias complicaciones renales y cerebrales, e incluso la muerte.

Por procedencia, los departamentos que aportaron el 93,8 % de los casos de malaria no complicada fueron: Chocó (43,5 %), Córdoba (13,2 %), Antioquia (12,2 %), Nariño (7,7 %), Risaralda (6,4 %), Vaupés (3,8 %), Buenaventura (2,5 %), Guainía (2,4 %) y Cauca (2,2 %).

Incubación y síntomas

Desde que se adquiere el parásito hasta el comienzo de los síntomas, el periodo de incubación dura entre 9 y 30 días, aunque en algunos casos, sobre todo en la infección por P. vivax, puede llegar a ser de varios meses.

La doctora Valderrama explica que “en enfermedades infecciosas, uno de los síntomas característicos asociados con las distintas formas de paludismo es el llamado ‘paroxismo palúdico’, que consiste en episodios de fiebre precedidos de escalofríos intensos y sudoración abundante, que finalizan un con una fase de relajación y baja temperatura”.

“Se identifican por que los episodios se repiten de forma cíclica, con una frecuencia que puede variar dependiendo del ciclo vital de la especie infectante”.

Señala además que “el control y la erradicación de esta enfermedad ha tomado fuerza con la aparición de las vacunas que hoy se usan en África. Las vacunas contra la malaria son un avance científico muy importante, teniendo en cuenta que fueron desarrolladas para la infección producida por un parásito, no como eventualmente ocurre con los virus”.

“Hoy las entidades gubernamentales deben hacer un esfuerzo para conseguir la erradicación y mejorar aspectos del entorno como aguas estancadas, manejo de aguas residuales, alcantarillado deficiente y la gestión de los residuos”, concluye la experta.