Las aves que forman parte del paisaje urbano son unas de las principales víctimas de la malaria aviar, una enfermedad, que algunos equiparan con la peste, responsable, en parte, de la caída de la población de gorriones. Ahora, un estudio de la Universidad de Granada, el CSIC y Bioparc de Fuengirola da nuevos datos sobre cómo se extiende y del papel del mosquito común como uno de sus vectores de transmisión más importantes.
Los investigadores analizaron el papel de tres especies de mosquitos en la transmisión de la enfermedad. Concretamente, analizaron los casos del mosquito común (Culex pipiens), la especie Culiseta longiareolata y el mosquito tigre (Aedes albopictus). Los análisis no fueron positivos en ninguno de los dos últimos, pero sí se identificaron parásitos de malaria aviar en el mosquito común. El estudio se ha realizado en Granada y Málaga y ha sido publicado en la revista científica Parasite & Vectors.
“Estos resultados sugieren que, en el sur de España, el mosquito tigre asiático es menos relevante en la transmisión de malaria aviar que otras especies autóctonas”, explica Marta Garrigós, primera autora del estudio e investigadora en la Universidad de Granada. El mosquito tigre es considerado una de las especies invasoras más dañinas del mundo, por su capacidad de adaptación y de transmisión de distintos virus y parásitos, pero, según estos resultados, su papel como vector de malaria aviar es menos importante que el que presenta el mosquito común.
En la actualidad, el mosquito tigre presenta poblaciones estables en diferentes países en Europa. En España, la especie ha colonizado nuevas áreas de manera paulatina y, desde la última década, existen poblaciones estables en estas provincias de Andalucía. “La mayor fuente de alimentación del mosquito tigre son los mamíferos, lo que puede explicar que no tenga tanto protagonismo en la transmisión de la malaria aviar”, afirma la investigadora.
Una enfermedad que afecta desde gorriones a rapaces
La malaria aviar es una enfermedad provocada por parásitos que son transmitidos desde aves infectadas a otras aves mediante las picaduras de los mosquitos. “Esta enfermedad afecta a la mayoría de especies de nuestro entorno, de diferentes ambientes y de diferentes grupos, desde gorriones a rapaces”, explica Josué Martínez de la Puente, investigador de la Estación Biológica de Doñana – CSIC.
A pesar de la relación de estos parásitos con los de la malaria humana, no son capaces de infectar a los seres humanos, pero sí produce efectos negativos en la salud de las aves, así como en su éxito reproductivo y en su probabilidad de supervivencia. Estudios recientes han demostrado la contribución de estos parásitos en el declive de especies comunes de aves, como el propio gorrión, y en especies autóctonas en determinadas áreas como Hawái, donde los parásitos fueron introducidos.
“Cambios en la distribución de la especie de mosquito común por procesos, por ejemplo, vinculados al cambio global, puede aumentar la exposición de las aves en ciertos territorios a los parásitos que pueden transmitir”, explica el investigador. “Los parásitos de la malaria aviar circulan naturalmente en el entorno y ofrecen un modelo de estudio natural de las dinámicas de transmisión de patógenos en la naturaleza”, concluye.