El secretario de Estado de Educación y Formación Profesional en funciones, Alejandro Tiana, y Miyako Ikeda, responsable de análisis de datos de PISA, han presentado esta mañana los resultados del informe PISA 2018Enlace externo, se abre en ventana nueva, que indican que clima escolar y el bienestar de los estudiantes en España son de los mejores entre los países participantes gracias a los bajos porcentajes de acoso escolar y al elevado sentido de pertenencia al centro de los alumnos. Sin embargo, el informe también tiene datos negativos, como el empeoramiento de los estudiantes españoles en los exámenes de matemáticas y ciencias.
El 86,8% de los estudiantes españoles declara que le cae bien a otros estudiantes, el 86,5% se siente integrado y alrededor del 81% hace amigos con facilidad en su centro, datos que sitúan a España en el primer puesto del índice de sentido de pertenencia al centro de PISA. Esto proporciona a los estudiantes un sentimiento de seguridad, identidad y comunidad que ayuda de forma positiva a su desarrollo académico, psicológico y social.
Este bienestar también está relacionado con el acoso, que en España afecta al 17% de los estudiantes. Esta cifra está seis puntos por debajo de la media de la OCDE, aunque desde 2015 ha aumentado dos puntos. El índice de exposición al acoso en nuestro país también es de los más bajos de la serie y, por el contrario, la sensibilidad ante esta situación es superior a la de la media de la OCDE.
Además, los estudiantes españoles que realizaron esta prueba se declaran mayoritariamente satisfechos con su vida (un 74% frente al 67% de la media de la OCDE). Esta satisfacción es mayor entre los chicos, los alumnos aventajados y los no inmigrantes.
Descenso de las puntuaciones
En esta edición de PISA se ha evaluado el rendimiento en matemáticas, ciencias y lectura (los resultados de España en esta última no se han hecho públicos por decisión de la OCDE). Todas las comunidades autónomas han participado con muestra ampliada.
En matemáticas, los resultados se mantienen estables desde 2009 con ligeras diferencias en los últimos cuatro ciclos. España, con 481 puntos (cinco menos que en 2015), se sitúa por debajo de la media de la OCDE (489), que experimenta un leve pero continuo descenso, y al mismo nivel que Italia, Estados Unidos y Hungría. Como en cada nueva edición, las chicas mejoran su rendimiento en matemáticas y la diferencia con sus compañeros masculinos cae hasta los seis puntos, con un descenso acumulado de 19 puntos desde 2009, el mayor de todos.
En ciencias, España (483) obtiene seis puntos menos que la media de la OCDE (489) y 10 menos que en 2015, situándose por encima de Italia, Luxemburgo e Islandia, entre otros. Chicos y chicas puntúan de forma similar en esta prueba que, a pesar del descenso registrado frente a la anterior edición de 2015, mantiene una línea de estabilidad, según la OCDE.
El estatus socioeconómico es un fuerte predictor de los resultados en matemáticas y ciencias en todos los países, y explica un 12% de la variación en los resultados en matemáticas y un 10% en ciencias en España. Por otro lado, los estudiantes con antecedentes de inmigración obtienen peores resultados que los no inmigrantes en ambas pruebas.
En cuanto a la segregación del alumnado, los niveles en España son muy similares a los del promedio de la OCDE pero con diferencias llamativas entre comunidades autónomas. Mientras que Cantabria, La Rioja, Aragón, Castilla y León y Galicia presentan índices bajos, equiparables a los de los países escandinavos, la Comunidad de Madrid, Ceuta y Melilla presentan valores más altos.
En esta séptima edición de PISA han participado en su estudio principal más de 1.000 centros educativos y más de 35.000 estudiantes, en una amplia muestra representativa de la población total del alumnado de 15 años en todas las comunidades autónomas. La mayoría de estudiantes se encontraban en 4º curso de la ESO.
ANPE destaca que son los peores resultados desde que se hace la prueba
La Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza, ANPE, ha destacado este martes que los alumnos españoles han obtenido los peores resultados desde que arrancó la prueba en el año 2000, con 483 puntos de media en ciencias, con una media de 481 puntos en Matemáticas, cinco menos que en la última edición de 2015, cuando se alcanzó el mejor resultado de la serie histórica. Estos datos sitúan a España, en ambas disciplinas, por debajo de la media de los países de la OCDE que es de 489 puntos.
El informe, una vez más, muestra diferencias significativas entre las distintas comunidades autónomas, aunque menos acentuados que en la prueba anterior. Las CC.AA. que tradicionalmente obtenían mejores resultados (Castilla y León, Navarra y Madrid) también han empeorado.
Por especialidades, no ha sido un buen año para los resultados en Ciencias, donde más se ha acusado el descenso respecto a la edición de 2015. La caída es generalizada en casi todas las regiones, con algunas excepciones. Tan solo País Vasco ha obtenido una mejor puntuación que en la anterior prueba, al pasar de 483 a 487 puntos, lo que aun así le impide situarse por encima de la media de la OCDE. Sí lo hacen Galicia (510), la comunidad que ha obtenido la puntuación más alta, Castilla y León (501), Asturias (496), Cantabria (495), Aragón (493), Navarra (492) y Cataluña (489). El resto de CCAA está por debajo de la media.
Las caídas más significativas se han producido en comunidades a las que les suele ir bien como Madrid que cae 29 puntos (487), Navarra, 20 (492); Castilla y León, 18 (501); Comunidad Valenciana 16 (478), Cataluña 15 (489) y Aragón 15 (493); Castilla-La Mancha 13 (484). Las bajadas son mínimas en Extremadura (1 punto, 473), Andalucía (2 puntos menos 471), Murcia 479, Asturias 496 y Canarias (470).
Algo mejores han sido los resultados de Matemáticas, donde la caída de las Comunidades no ha sido tan generalizada. Las cifras han mejorado en País Vasco (de 429 a 499), Cantabria (495 a 499), Galicia (494 a 498) y, en la parte inferior de la tabla, Islas Baleares (de 476 a 483), Murcia (de 470 a 474), Andalucía (466 a 467) e Islas Canarias (de 452 a 460).
En todas las ediciones de PISA se señala que el estatus socioeconómico es un factor determinante de los resultados académicos. España es uno de los países que aparecen bien posicionados en equidad: En matemáticas, solo el 12% de las diferencias en el rendimiento de los estudiantes se debe a su entorno y a la capacidad económica de las familias – en 2015 fue del 16% -, de igual forma, en el caso de ciencias, también se ha reducido del 13,4% al 10%.
Por otra parte, en 31 de los 79 países analizados, los directores de instituto ubicados en zonas más desfavorecidas reportaron una mayor escasez de materiales y un menor número de profesores que los centros de otros barrios más privilegiados, lo que “obstaculiza” la excelencia en la enseñanza.
Respecto a la falta de profesorado, 49% de los centros más necesitados lo acusaron frente al 31% en los más aventajados, según los directores. En esos centros, los estudiantes se enfrentan a una doble desventaja, una ocasionada por las circunstancias familiares y, la otra, el propio sistema educativo.
En PISA, también se critica a los países con altos índices de segregación escolar (concentrar a los alumnos con menos recursos en los mismos centros), un modelo que reduce las posibilidades de los niños de comunicarse con compañeros de diferente estrato social, aumentando las desigualdades sociales en el futuro.
Según ANPE, el informe muestra de nuevo, con reiteración, los puntos débiles de nuestro sistema educativo: la necesidad de coherencia y vertebración del sistema que se manifiesta en la brecha existente entre comunidades, la rigidez de la estructura, un modelo pedagógico que favorece el abandono educativo temprano del alumnado. Con la parálisis institucional que hemos tenido los dos últimos años que ha impedido poner en marcha las reformas necesarias e imprescindibles, además de la serie de recortes que se han aplicado, que aún no han sido revertidos y están deteriorando al sistema educativo, debemos ser capaces de lograr un acuerdo de mínimos entre todos los agentes políticos y sociales que impulse verdaderamente la educación en nuestro país.
ANPE se reafirma en que es imprescindible:
-Un Pacto de Estado político, social y territorial que siente las bases de la reforma global y profunda que necesita la educación en España, para vertebrar y cohesionar el sistema educativo, mejorar los rendimientos de todo el alumnado de manera que se eviten las enormes desigualdades entre comunidades autónomas.
-Elaborar una Ley de financiación de la enseñanza. El aumento del gasto público destinado a la educación debe partir ya del 5% del PIB para llegar hasta un 6% en los próximos años. Los recortes presupuestarios en los últimos años han reducido el gasto educativo hasta un 4,1% actual, lo que nos aleja cada vez más de los países de la UE.
-Abordar la situación del profesorado y su futuro profesional, dando respuesta al diseño de la profesión docente en un doble aspecto, estableciendo una Ley de la profesión docente y, por otro lado, con un Estatuto de la Función Pública Docente que recoja y desarrolle la carrera profesional docente, desde el ingreso a la función pública docente hasta la jubilación.
-Apostar decididamente por la calidad de la enseñanza pública, que precisa de los mayores medios y recursos porque garantiza el principio de igualdad de oportunidades y de cohesión social.
Desde ANPE se viene exigiendo que la Educación sea una “verdadera prioridad” que permita abordar con profundidad los cambios y reformas que necesita nuestros sistemas educativos precedidos de un Pacto de Estado política, social y territorial que de estabilidad y cohesión al sistema educativo. Ese pacto debe consensuar las cuestiones básicas de su modelo y estructura, financiación, organización, evaluación, etc. para lograr, en definitiva, un sistema educativo reconocible, vertebrado y cohesionado que impulse una educación de calidad para todos y asegure el principio de igualdad de oportunidades en cualquier parte del territorio nacional.