Las reservas marinas funcionan: más especies, más peces y más beneficios para la pesca

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El Mediterráneo se encuentra en una situación cercana al límite y se necesita actuar. Este mar está entre los más contaminados, la temperatura del agua se elevado con el calentamiento global y la presión humana no cesa. Sin embargo, hay soluciones como las reservas marinas que están dando buenos resultados, según ha comprobado la Universidad de Alicante (UA), que ha constatado que en ellas hay más especies y un número de peces mayor, lo que se traduce en un incremento de beneficios para la pesca.

Un investigador de la UA realiza un censo visual en la Reserva de Interés Pesquero del cabo de Sant Antoni.

Investigadores de la UA han realizado una serie de inmersiones y censos visuales en la Reserva de Interés Pesquero del cabo de Sant Antoni y en zonas exteriores al área protegida situadas al norte la costa Denia y en la bahía de Jávea y el Portitxol, donde se ha podido cuantificar el “efecto reserva” sobre numerosas especies de peces.

Cuáles han sido los resultados las reservas marinas en la costa de Alicante

Con el proyecto OBSERMAR Denia-Jávea se ha logrado que dentro de la reserva marina se contabilicen hasta 17 especies de media por transecto, frente a las 12 especies en el exterior. Los datos también muestran que fuera de la zona protegida hay la mitad de individuos que dentro de la reserva. Teniendo en cuenta el peso total de peces, fuera de la reserva oscilan entre 0.1 y 0.5 kg de peces por cada 100m² frente a valores de 3.3 kg en 100m² en el interior.

«Los individuos localizados en la reserva marina son entre un 50% y un 200% más grandes que fuera de este espacio», explica César Bordehore, investigador del Departamento de Ecología de la UA y coordinador del Laboratorio Marino UA-Dénia, instalación que pertenece al Instituto Multidisciplinar para el Estudio del Medio “Ramon Margalef” de la UA.

«Estos resultados refuerzan la necesidad de crear Áreas Marinas Protegidas (AMP) con zonas de reserva integrales de pesca, como la del cabo de Sant Antoni, para asegurar la continuidad de la actividad pesquera profesional en sus alrededores ya que mejora de manera significativa las capturas fuera de las aguas protegidas, así como para preservar áreas con un ecosistema marino lo más intacto posible que favorezcan actividades de disfrute de la naturaleza -como el buceo recreativo- y la investigación», señala el investigador principal de OBSERMAR Denia-Jávea.

Toma de datos sobre la presencia de peces en la reserva marina.

Qué especies de peces se han detectado dentro y fuera de la reserva

Las especies más comunes detectadas por los investigadores dentro y fuera de la reserva han sido la castañuela (Chromis chromis), especie que forma grandes grupos de hasta 300 individuos, y la doncella (Coris julis). Respecto a las especies comerciales de mayor interés se identificaron casi una decena de especies dentro de la reserva y tan sólo entre 4 y 6 especies fuera, que incluyen dentón, pargo, dorada, corvina, meros o sargos.

«La presencia de estas especies en el área protegida es de varias veces superior a la de las aguas externas no protegidas, incluso llega a treinta veces en peso según nuestras observaciones», añade Bordehore.

Ubicación de la reserva marina.

Cuál es el efecto de la reserva

«El “efecto reserva” se basa en mantener individuos muy grandes dentro de las áreas protegidas, incrementando así de manera exponencial la capacidad reproductiva. Si queremos recuperar stocks pesqueros y optimizar capturas e ingresos de la pesca tenemos que asegurar que se mantiene una parte de la población de peces con grandes tallas. La única manera de asegurarlo es mediante la creación de estas áreas marinas protegidas, interconectadas por el patrón de corrientes, de tamaño suficiente e, idealmente, que abarcasen un porcentaje del mar de alrededor el 30%», señala el investigador de la UA.

Según los modelos matemáticos que se han realizado durante este estudio, se captura más cuando existen reservas marinas de alrededor del 30%, cifra que además coincide con el compromiso que tiene la Unión Europea y España de proteger este porcentaje del mar para 2030. «Si se crea una red de áreas marinas protegidas de al menos unas 1.000 hectáreas en zonas costeras y de decenas de miles de hectáreas en zonas profundas de manera decidida y contando con la colaboración activa del sector pesquero para su diseño y cogestión, en pocos años se verían resultados espectaculares, como ya ha pasado en otras partes del mundo», destaca el investigador de la UA.

El trabajo ampliado realizado por Bordehore y colaboradores denominado “De La Protección de la Biodiversidad Marina a la Recuperación de Productividad y Rentabilidad del Sector Pesquero: Una Sinergia Por Explorar” puede consultarse en el libro “Estrategia Azul de la Comunitat Valenciana”.