La investigación de un equipo del CSIC sobre los regadíos en Doñana que no le va a gustar nada a la Junta

La revista Nature Water publica un artículo en el que se destaca la urgencia de conservar los ecosistemas de Doñana frente a la nueva ley que autorizará la expansión de regadíos en su entorno, aumentando en consecuencia la sobreexplotación del acuífero. El artículo titulado “Cómo una propuesta de ley sobre el cultivo de fresa podría acabar con el humedal más icónico de Europa” está firmado por el investigador Luis Santamaría, de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) y la investigadora Julia Martin-Ortega, del Instituto de Investigación sobre Sostenibilidad de la Universidad de Leeds. Ambos son integrantes del proyecto europeo Waterlands, que aúna 32 organizaciones de 14 países europeos y cuyo objetivo es la restauración de los humedales europeos.

Flamencos al atardecer en la Laguna Dulce (Parque Nacional de Doñana). / Jorge Monje.

Doñana es uno de los espacios protegidos más icónicos de Europa. Sus ecosistemas reciben casi medio millón de aves migratorias y mantienen una rica biodiversidad, que incluye más de 50 especies de aves acuáticas y dos de las especies más amenazadas del planeta: el lince ibérico y el águila imperial. Sin embargo, el desarrollo intensivo de su entorno ha causado la degradación de su vegetación y suelos, la drástica reducción de sus humedales, graves descensos en el número de aves acuáticas y la práctica desaparición del conejo (la presa principal del lince y el águila imperial).

 “Aunque Doñana todavía tiene una biodiversidad muy destacada que justifica ampliamente su conservación, la degradación continuada que ha estado sufriendo durante décadas está a punto de alcanzar un punto de no retorno”, indica el investigador Luis Santamaría. “En lugar de iniciar urgentemente las acciones imprescindibles para salvarla, la nueva ley marca el retorno de unas políticas obsoletas e insostenibles que sólo acelerarán su destrucción”.

Esta nueva ley, que legalizará el establecimiento de regadíos intensivos de fresa sobre terrenos de uso forestal o de secano, ha recibido una fuerte oposición por parte de la comunidad científica y de conservacionistas. Pese a ello, ha sido aprobada mediante un procedimiento de urgencia, lo cual permite eludir el debate parlamentario. Además, representa, según los autores, un “grave riesgo institucional, económico y reputacional”.

En el artículo, se advierte que el gobierno andaluz ha entrado en una confrontación sin precedentes con la Comisión Europea, la cual ha amenazado a España con nuevas sanciones. El país ya fue sancionado en 2021 precisamente por no proteger adecuadamente el acuífero de Doñana. En las últimas semanas, los principales importadores de fresa española en la Unión Europea han expresado su preocupación sobre el impacto ambiental de sus productos. Hay que tener en cuenta que el 80 % de las fresas producidas en la región se dedican a la exportación. Alemania, Francia y Reino Unido reciben más de dos tercios de esas exportaciones y ya hay grupos de presión que están alentando un posible boicot en Alemania.

“Esto puede comprometer el trabajo realizado por los productores legales de fresa en la zona, que han venido haciendo un esfuerzo para reducir el consumo de agua y el uso de agroquímicos en sus cultivos”, añade Julia Martin-Ortega, catedrática de Economía Ambiental en la Universidad de Leeds. “Solo podemos confiar en que la reacción contra esta ley desencadene un giro hacia una nueva política de conservación. Es extremadamente importante que cualquier decisión futura se base en la evidencia científica, que en este caso es inequívoca: los ecosistemas de Doñana están en grave peligro”.

Doñana es uno de los ‘Sitios de Conocimiento’ (Knowledge Sites) del ambicioso proyecto europeo WaterLANDS, que busca restaurar amplias zonas de humedales en toda Europa y del que forman parte Santamaría y Martin-Ortega. “Por su contribución al mantenimiento de la biodiversidad, la provisión de agua limpia, el almacenaje de carbono y los valores culturales, los humedales son extremadamente importantes tanto para naturaleza como para los seres humanos”, explica Shane McGuinness, profesor del University College Dublin y vice-coordinador de WaterLANDS. “Valorarlos adecuadamente es por ello más importante que nunca. Su conservación a largo plazo debe priorizarse siempre sobre el beneficio económico a corto plazo”, concluye.