En la Prehistoria y la Antigüedad había autovías, no de las dimensiones de las actuales, pero sí dotadas de todos los elementos para facilitar las relaciones comerciales y la comunicación entre las diferentes culturas. Los romanos fueron expertos en eso, con la construcción de una red de calzadas que conectaban todos los puntos de su territorio. Pero antes de los romanos también había vías de comunicación, como la ‘autovía’ fluvial de la Edad del Hierro, que conectaba la Mesesta norte con el Cantábrico y que acaba de descubrir un grupo de investigación de la Universidad de Burgos.

Los indicios que han permitido encontrar esta vía de comunicación a través de un río han sido encontrados en una campaña de excavación arqueológica desarrollada en el mes de mayo, en el Castro de Brizuela bajo la dirección de Eduardo Sainz-Maza, Eduardo Carmona Ballestero (Universidad de Burgos) y Adrián García Rojo y financiada por la Junta Vecinal de Brizuela, ha permitido documentar parcialmente un muro de 2,5 m de longitud y 60 cm de anchura, elaborado con paramentos de piedra caliza trabados a hueso sin argamasa, así como más de un centenar de artefactos entre los que predominan cerámicas, restos óseos faunísticos, restos de manteado, malacofauna o una plaquita de bronce.
El muro se encuentra en un estado de conservación deficiente derivado probablemente de procesos erosivos, así como por la afección de las raíces de la vegetación que cubre el entorno, por lo que “será necesario avanzar en las labores de laboratorio y gabinete para poder determinar con exactitud la funcionalidad que pudo tener esta estructura”, apunta Eduardo Sainz-Maza.
Cuál fue la autovía prerromana que conectaba la Meseta y el Cantábrico
Más sorprendente fue la aparición de la concha de una lapa en un poblado situado en la zona de tránsito entre la zona meridional de la Cordillera Cantábrica y la Meseta Norte. Esta pieza permite profundizar la posición que ocupaba en valle del río Nela en las redes comerciales que existían en época prerromana entre el litoral cantábrico y la Meseta, que pudo actuar como una ‘autovía’ fluvial para conectar ambas zonas.
En esta intervención se han realizado dos sondeos en la cima del Castro de Brizuela, tras un análisis preliminar mediante tecnología LiDAR (Light Detection and Ranging), con el objetivo de documentar las estructuras halladas y comprender su funcionalidad, de tal manera que se pueda establecer el tipo de uso dado a cada zona de este amplio recinto amurallado. En los próximos meses, además de catalogar de manera exhaustiva todos los materiales recuperados, “se continuará con los trabajos de laboratorio, tomando distintas muestras orientadas a analíticas para datación radiométrica (AMS), así como para estudios carpológicos y antracológicos (estudio de semillas y carbones)”, relata Eduardo Carmona.
Reconstruir los modos de vida durante la Edad del Hierro
“Todo ello permitirá reconstruir de manera rigurosa los modos de vida durante la Edad del Hierro en el valle del río Nela, así como la fauna, paisaje o la actividad comercial”, añade.
Este trabajo de excavación y estudio se completará además durante el verano con diferentes acciones de difusión, como talleres para familias, conferencias o visitas guiadas, las cuales han congregado en anteriores ediciones más de dos centenares de personas.
La campaña, en la que también han participado dos técnicos arqueólogos de la empresa Veterum Arqueólogos, un ingeniero topógrafo y una alumna de la Universidad de Burgos en prácticas extracurriculares, ha sido financiada por la Junta Vecinal de Brizuela, que concurre a la convocatoria de ayudas de la Diputación de Burgos para la excavación de patrimonio arqueológico y paleontológico de la provincia de Burgos con el fin de mantener los trabajos de investigación en el futuro.
Los primeros trabajos arqueológicos desarrollados en el Castro de Brizuela comenzaron en los años 2021 y 2022 y, desde entonces, todos los descubrimientos alcanzados “nos han permitido y nos permitirán avanzar de manera notable no solo en el conocimiento del Castro de Brizuela, sino que también ayudarán a determinar cómo era la sociedad, la economía, el paisaje, etc. de las sociedades de la Segunda Edad del Hierro en la vertiente meridional de la Cordillera Cantábrica”, asevera Adrián García Rojo.