La tasa de incidencia de eventos cardiovasculares graves sufridos por aficionados en campos de fútbol de primera y segunda división en España se ha incrementado significativamente con respecto al período prepandémico, siendo ahora prácticamente el doble. La tasa de incidencia ha pasado de 0,52/10.000.000 personas-hora (antes del COVID-19) a 1,14/10.000.000 personas-hora. Esta es la principal conclusión del estudio realizado por el profesor José Antonio Martínez, del Departamento de Economía de la empresa de la UPCT, y Luciano Consuegra-Sánchez, del Servicio de Cardiología del Hospital Quirón de Marbella y Quirón de Málaga.
La investigación, publicada en la Revista Clínica Española da respuesta empírica a una pregunta que la opinión pública se está realizando en los últimos meses, acerca de si es significativo el aparente aumento de paradas cardiorrespiratorias y/o infartos de miocardios o eventos cerebrovasculares en aficionados asistentes a partidos de fútbol tras la irrupción del COVID-19.
En este sentido, los investigadores recomiendan reforzar las medidas humanas y materiales de actuación ante este tipo de emergencias en estadios de fútbol, dado este incremento de casos.
Mortalidad en la NBA
El mismo profesor, José Antonio Martínez, ha llevado a cabo una investigación sobre la tasa de mortalidad entre los ex jugadores de la NBA, que es menor que entre la población general de Estados Unidos. Concluye que los ex jugadores de la NBA afroamericanos y los de mayor estatura, en general, mueren antes que los jugadores blancos y los de menor estatura.
El trabajo, uno de los más amplios realizados en cuanto a muestra, analiza un total de 3.985 jugadores que participaron en la liga de baloncesto profesional americana desde su nacimiento en 1946 hasta abril de 2015, 481 de ellos todavía en activo. Del total, 687 habían fallecido (un 19,1%) antes del 15 de abril de 2015. La investigación utiliza modelos estadísticos para el análisis de supervivencia donde se consideran diversas variables de control relativas a características fisiológicas, demográficas y de competición de los jugadores.
Los últimos años, colectivos de jugadores y exjugadores, así como los medios de comunicación, han mostrado su preocupación por la muerte prematura de jugadores retirados de la NBA. Uno de los ejemplos más significativos fue la muerte de diversos exjugadores, todos ellos menores de 60 años, entre febrero y septiembre de 2015: Moses Malone (de 60 años), Darryl Dawkins (58), Jerome Kersey (52), Jack Haley (51), Christian Welp (50) y Anthony Mason (48).