Unos insectos acuáticos construyen refugios con piedrecitas para asegurar su supervivencia.
Científicos de la Universidad de Granada (UGR) han descubierto un curioso secreto de la Naturaleza desconocido hasta la fecha: algunas larvas de insectos acuáticos construyen refugios en forma de canutillos con pequeños granos de arena o piedrecitas para proteger sus delicados cuerpos.
En el momento de pupar para realizar la metamorfosis (esto es, al encerrarse en una envoltura a modo de capullo en el que pasan del estado de larva al de adulto), añaden granitos adicionales de arena o piedrecitas, que sitúan estratégicamente en los extremos de los canutillos (bien externa o internamente) con el objeto de equilibrar el peso de las dos mitades con total precisión, como si de una perfecta balanza milimétrica se tratara.
El estudio llevado a cabo demuestra que la finalidad de equilibrar el peso de estos minúsculos canutillos, que los propios animales construyen con partículas del substrato, es que estos insectos acuáticos, pertenecientes al orden de los tricópteros y en especial la especie Anitellaamelia, sean capaces de reposar de forma horizontal en las orillas poco profundas de los arroyos, cuyo caudal disminuye mucho al final del verano, y puedan así sobrevivir. Si permanecieran en posiciones verticales, la probabilidad de quedar expuesto al aire sería muy alta y, por tanto, el animal moriría por desecación.
Este trabajo ha sido realizado por el catedrático del departamento de Zoología de la Universidad de Granada, Javier Alba-Tercedor, junto a las investigadoras Carmen Zamora-Muñoz y Marta Saínz de Bariaín, utilizando un microtomógrafo Skyscan 1172 (aparato que permite escanear pequeños animales a una alta resolución) de la Facultad de Ciencias de la UGR. Los resultados han sido presentados en el Bruker Micro-CT Users Meeting, el congreso de microtomografía más importante del mundo, celebrado recientemente en Brujas (Bélgica).
La tomografía es una técnica no invasiva, muy conocida por la comunidad científica por su amplio uso en medicina, que permite obtener grandes resoluciones y, al no necesitarse alterar en modo alguno las muestras, facilita estudiar ejemplares valiosos sin producirles ningún daño.
Canutillos dobles
El equipo de investigación del profesor Alba-Tercedor estaba estudiando a Anitellaamelia, un insecto acuático del orden tricópteros cuyos adultos tienen aspecto de polilla, con escasas poblaciones que viven en algunos cursos de agua del noroeste de la Península Ibérica, cuando descubrió este curioso fenómeno de la Naturaleza. Algunos de los canutillos de pupación fabricados por los insectos llamaron la atención de los investigadores por ser dobles, es decir, se observaban dos canutillos concéntricos, uno dentro de otro, un hecho inédito.
Intrigado por este aspecto, el profesor Alba-Tercedor realizó un estudio del insecto acuático mediante microtomografía. Las primeras imágenes permitieron evidenciar esta doble estructura, pero además que la larva, antes de pupar, había colocado granos adicionales de arena o grava en los extremos, bien internamente o externamente, que en las imágenes aparecen como si fueran grandes rocas.
“Buscando una explicación a este cambio en la arquitectura de los canutillos justo antes de encerrarse en ellos y transformarse en adultos, formulamos la hipótesis de que la función de añadir peso en los extremos debería responder a la necesidad de equilibrar el peso de ambas mitades de los canutillos”, explica el profesor Alba-Tercedor.
Con ello, los canutillos acaban reposando horizontales en las orillas poco profundas de los arroyos, donde al final del verano las larvas permanecen encerradas varias semanas hasta completar la metamorfosis y emerger como adultos voladores.
Evitar exponerse al aire
“Durante este tiempo los arroyos disminuyen mucho de caudal y quedan pequeños charquitos en donde las larvas, encerradas en los canutillos, quedan sumergidas. A lo largo de este tiempo, si los canutillos estuviesen en posiciones verticales, la probabilidad de que parte de estos quedase expuesta al aire sería muy alta, y por tanto el animal moriría por desecación”, señala el catedrático de Zoología de la UGR.
Para comprobar su hipótesis, Alba-Tercedor, mediante técnicas de microtomografía, escaneó e hizo reconstrucciones volumétricas de diferentes canutillos. Cada uno de ellos lo dividió “virtualmente” en dos mitades de igual longitud. Mediante software fue posible medir el volumen de cada piedrecita, como medida indirecta del peso, y por tanto la suma de volúmenes de todas las que componen cada mitad.
Los resultados obtenidos confirmaron la hipótesis de partida: los pesos de ambas mitades de estos insectos acuáticos resultaron exactamente iguales, gracias a la labor de “re-equilibrio” que ellos mismos realizan añadiendo nuevas partículas de substrato en los extremos.
Los investigadores de la UGR afirman que, por mucho que estudien a los diferentes animales, no dejan de sorprenderse de la maestría de la Naturaleza.
“Una larva tan pequeña, de algo más deun centímetro de longitud, es capaz de ser una arquitecta experta elaborando los canutillos, y posteriormente añadiéndoles exactamente la cantidad y tamaño de granos en los extremos para equilibrar su peso como en una balanza. En ello le va la supervivencia de la especie. La evolución ha seleccionado a los que construyeron de forma adecuada”, concluye el profesor Alba-Tercedor.