Espías en los ecosistemas atlánticos para frenar el cambio climático

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La Universidad de Huelva participa en el proyecto andaluz Indalo, en el que va a seleccionar una serie de indicadores con los que medir el avance del cambio global y tener información para desarrollar estrategias para frenar el cambio climático.

Bandada de aves en un humedal del espacio natural de Doñana.

En 1850 comenzaron a registrarse datos de carácter meteorológico, una información de un gran valor, con la que se ha podido tener una perspectiva temporal lo suficientemente amplia, como para identificar que lo que sucede ahora es un cambio climático, y además, anómalo.

Las nuevas condiciones de temperatura más elevadas y mayor aridez afectan al medio, pero ¿de qué manera? Aunque se dispone de algunas bases de datos con información ambiental, que pueden servir para conocer la evolución del entorno ante estos cambios, hasta fechas muy recientes no se ha contado con una sistema de recogida de información específica, para realizar un seguimiento de la incidencia del calentamiento de la Tierra, para desarrollar estrategias de freno del cambio climático.

Frenar el cambio climático desde Andalucía

En toda la región andaluza se están instalando un conjunto de sensores para la captación de información, en tiempo real y de manera automatizada, de una serie de parámetros ambientales.

Aportarán una información precisa y fiable de la respuesta de los ecosistemas al cambio climático, que valdrá para realizar modelos de futuro y diseñar estrategias para frenar el cambio climático.

Seguimiento de los ecosistemas andaluces

La Universidad de Huelva se ha sumado a proyecto europeo Infraestructuras Científicas para el Seguimiento y Adaptación ante el Cambio Global en Andalucía (INDALO), que coordina la Junta de Andalucía y con el que se llevarán acciones de monitorización de los ecosistemas en toda la región.

El equipo de la Onubense se va a encargar del seguimiento de los ecosistemas del litoral atlántico, pero, más concretamente, se van a fijar en los recursos hídricos de la provincia de Huelva; en la presencia de polen y esporas de hongos en la atmósfera; y también van a caracterizar los sistemas forestales de esa provincia, mediante tecnología LiDAR.

Recreación de toma de imágenes con el sistema LiDAR.

El cambio climático ha comenzado a alterar el medio

El coordinador de este proyecto en la Universidad de Huelva es el investigador del Área de Botánica, Pablo Hidalgo. En su opinión, con INDALO se espera cubrir un vacío de conocimiento, sobre la respuesta que los ecosistemas están dando ante las nuevas condiciones que han llegado con el cambio climático.

Estamos viendo que el cambio climático está alterando al medio. Pero no tenemos datos históricos suficientes sobre esas alteraciones, como sí ocurre por ejemplo con los de temperatura, lluvias y demás información de carácter climático”, afirma.

De esta manera, los investigadores esperan contar con una especie de ‘reloj biológico’, que aportará datos muy precisos sobre la evolución del medio ambiente ante la incidencia del cambio climático.

Cómo afecta el cambio climático al medio ambiente

De momento no se tiene mucha información fiable sobre la evolución del medio ambiente ante el calentamiento global. Pero algo hay, y permite vislumbrar algunas de las alteraciones que ya se han iniciado.

Pablo Hidalgo, aparte de coordinar el conjunto del proyecto en el análisis del litoral atlántico, también se encarga de la línea de trabajo sobre el polen y las esporas de hongos. Este investigador cuenta con datos sobre la presencia del polen en la atmósfera, tomados desde los años 90.

A partir de esta información afirma que la floración se ha adelantado, y cada año ocurre unos días antes, por el hecho de que las temperaturas son más elevadas y las plantas se confunden, interpretan que ha llegado la primavera y activan los mecanismos de floración.

Rubén Fernández, Pablo Hidalgo y Carlos Ruiz, investigadores del proyecto Indalo en la UHU.

Inviernos muy suaves con temperaturas mínimas por encima de lo normal

“En estos últimos años, los inviernos en Huelva se han suavizado tanto que apenas hemos tenido temperaturas mínimas por debajo de los ocho grados y en los meses de enero se han superado con bastante frecuencia los veinte”, llama la atención Pablo Hidalgo.

Según los datos, esta situación no era habitual hace unas décadas y “confirma un adelantamiento de la primavera, aunque esto no quita que pueda haber un evento concreto de temperaturas más bajas, como ocurrió el año pasado con Filomena”.

Este cambio en las temperaturas está llevando a que, a diferencia de años atrás, haya una concentración de polen de hierbas menor, mientras que el de árboles sí ha mantenido niveles similares durante el periodo analizado en los datos que se disponen.

La nueva tendencia detectada, afirma Pablo Hidalgo, puede estar relacionada con el incremento de la aridez, un fenómeno ante el que las plantas de menor porte presentan una mayor vulnerabilidad.

Cartografía de la masa boscosa

La otra línea de trabajo que va a llevar la Universidad de Huelva en el marco de INDALO va a permitir analizar la estructura de las masas forestales, con la confección de una cartografía mediante tecnología LiDAR.

Un conjunto de drones y aviones van a tomar imágenes con este sistema láser, a fin de estudiar la continuidad horizontal y vertical de las masas forestales, explica el investigador principal de esta línea, Rubén Fernández de Villarán.

“Conocer esa estructura nos va a ayudar a comprender la cantidad de biomasa disponible y su capacidad para la fijación de CO2”. Pero ademas, también la vulnerabilidad de los bosques ante los incendios forestales, así como acometer actuaciones para mejorar su resiliencia ante esta amenaza.

Con esta información se van a “sentar unas bases de conocimiento para una gestión integral y eficiente de las biomasas frente a las amenazas y al cambio climático”, añade Fernández de Villarán.

Carlos Ruiz toma muestras en el río Tinto.

Evaluación de los recursos hídricos

La tercera pata de la actuación de la Universidad de Huelva en el proyecto INDALO se centra en los recursos hídricos. Y para estudiar cómo se van a comportar ante el cambio climático, se ha elegido como lugar de referencia la cuenca del Río Tinto.

Allí, Carlos Ruiz Cánovas va a hacer un seguimiento continuo de parámetros como la conductividad del agua, con la que se puede conocer la presencia de metales y otros contaminantes procedentes de la industria minera de la zona. Del mismo modo, también se va a controlar el caudal del río.

Esta información, relacionada con la climatológica, hará posible el desarrollo de un modelo en el que se detallarán tanto caudal como concentración de contaminantes ante diferentes escenarios de temperatura y precipitación.

La nueva generación de datos obtenidos con estos sistemas van a ofrecer una información diferente y adaptada a la situación actual, que permitirá desarrollar acciones de protección del medio más efectivas ante la nueva situación climática que ya se está haciendo notar. Una información de gran valor para frenar el cambio climático y, si ya es demasiado tarde, mitigar sus consecuencias.