Medidas de contención del consumo energético, campañas de concienciación, una amplia respuesta de la comunidad universitaria y la moderación de los precios en el mercado de la energía. Estas serían las claves que han propiciado que la Universidad de Alicante haya logrado un 47,91 % de ahorro en la factura energética total de las instalaciones de la institución en el primer semestre del año respecto al mismo periodo de 2022, lo que se traduce en un ahorro de algo más de 1,6 millones de euros.
En concreto, la reducción en lo que refiere únicamente a consumo energético contratado, es decir, que se compra externamente y se paga mediante factura, ha sido de un 6,65 %, según cifras aportadas por el Vicerrectorado de Infraestructuras, Sostenibilidad y Seguridad Laboral. No obstante, el notable incremento de la producción de energía de autoconsumo mediante plantas fotovoltaicas y el importante descenso de los precios de la energía respecto a los mismos meses del ejercicio anterior han resultado esta gran diferencia.
Según explica el vicerrector de Infraestructuras, Sostenibilidad y Seguridad Laboral de la Universidad de Alicante, Salvador Ivorra, estos son los primeros resultados importantes de «una política de contención del consumo energético que llevamos implementando desde hace meses».
Este tipo de medidas se manifiestan, principalmente, en una aplicación estricta del Decreto-Ley 14/2022 del Plan de Choque de Ahorro y Gestión Energética, que entró en vigor en el verano del año pasado, a lo que se sumaron acciones complementarias de ahorro como la instalación de sistemas de detección de movimiento y de temporizadores para el apagado de luces, la renovación de puntos de luz por luminosos led, que permiten que durante determinadas franjas horarias se pueda aplicar una reducción a la intensidad, por ejemplo, del alumbrado del campus, o la instalación de puertas automáticas en determinados edificios.
Además, el pasado mes de diciembre se inauguró una amplia planta fotovoltaica en las zonas del Animalario y de los equipos de respaldo del Centro de Proceso de Datos (CPD). Estos dos servicios, precisamente, son ejemplo de instalaciones que tienen que permanecer activas para dar servicio las 24 horas del día. «La nueva planta fotovoltaica suministra energía a estos edificios directamente, por lo que nos ha permitido un importante ahorro energético», añade Ivorra.
En el mismo sentido, cabe destacar otras medidas que se han implementado y que involucran directamente a la comunidad universitaria. Al tiempo que se realizó una campaña de concienciación sobre la importancia del ahorro energético, desde el Vicerrectorado de Infraestructuras se procedió a implementar un exhaustivo control del encendido y apagado de maquinaria de climatización. Con ello, las instalaciones que mediante procedimientos naturales (ventilación, parasoles, etc.) podían acondicionarse permanecían con la climatización apagada. «La respuesta de la comunidad universitaria fue inmejorable no solo en la aceptación y adaptación a las medidas, sino en lo que refiere a la implicación en el proyecto», comenta Ivorra, a lo que añade que «nos encontramos con muchísimas peticiones de implementación de medidas y de ayuda para corregir incidencias y crear más mejoras en el campus».
Al respecto, otro ejemplo de la implicación de este tipo de medidas tendrá lugar en el próximo mes de agosto, cuando la UA cerrará la sala abierta 24 horas, que pasará a prestar servicio en su horario diurno habitual. «Hemos hecho un análisis pormenorizado y hemos detectado que, desde que ya no hay exámenes en septiembre, este servicio ha dejado de usarse». Precisamente, edificios como la Biblioteca General o los Servicios Técnicos de Investigación, junto a los mencionados Animalario y Centro de Proceso de Datos, son algunas de las instalaciones que más consumo requieren y, por ello, en las que mejor se tiene que actuar para el ahorro.