Un grupo de investigadores han analizado por primera vez la composición química de los excrementos de quebrantahuesos, una técnica no invasiva y relativamente económica que podría complementar el estudio de la dieta de una de las aves rapaces más amenazadas. El estudio ha sido publicado por miembros del grupo de investigación en Gestión de Recursos Cinegéticos y Fauna Silvestre del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), de la Universidad de Heidelberg (Alemania) y de la Universidad de Lérida.
Los resultados han sido comparados con observaciones mediante videocámaras del aporte de alimento a los mismos nidos, un método clásico para identificar la dieta de los quebrantahuesos. Dichos resultados, según informan los investigadores, muestran que el calcio y el fósforo fueron los elementos más abundantes en las heces de quebrantahuesos, representando en torno al 40 por ciento de su contenido mineral.
Otros elementos, como el hierro, el sílice y el zinc, fueron encontrados en concentraciones variables, lo que podría deberse a diferencias en la selección del tipo de alimento entre territorios o a diferencias respecto a la cantidad de partículas de suelo ingeridas accidentalmente junto con el alimento.
Carne y médula ósea en función de la demanda de los pollos
Además, se encontró una proporción variable (entre el 0,5 y 4,6 por ciento) de ácido úrico en las heces, que podría asociarse a una ingesta diferenciada de carne y médula ósea en función de los requerimientos nutricionales de los pollos de quebrantahuesos a lo largo de su crecimiento. Sin embargo, este metabolito de la digestión de la carne no se relacionó de forma negativa con el calcio.
Según las observaciones realizadas mediante el uso de videocámaras, el 65 por ciento de los alimentos aportados al nido se correspondió taxonómicamente con fragmentos óseos de ovejas o cabras. Anatómicamente, el 76 por ciento de los huesos aportados al nido se correspondieron con las extremidades, lo que indica una preferencia selectiva por este tipo de huesos, probablemente debido a su alto contenido en ácido oleico. Finalmente, las observaciones desvelaron que al menos el 15 por ciento de la dieta del quebrantahuesos se basa en el consumo de carne, principalmente de presas menudas como pequeños carnívoros y aves.
En su conjunto, explican los investigadores, los resultados de este trabajo confirman que los restos óseos son digeridos por completo gracias a las adaptaciones específicas de su tracto gastrointestinal. A pesar de que las observaciones directas de las presas aportadas al nido proporcionaron información más detallada sobre la dieta del quebrantahuesos que los análisis químicos de sus excrementos, éste, según los autores, podría ser un método complementario, no invasivo y relativamente económico, para el estudio de la dieta de una de las aves rapaces más amenazadas.