El suicidio, según indica la Organización Mundial de la Salud, es la cuarta causa de defunción en el grupo de 15 a 29 años de edad y, por tanto, los estudios en poblaciones universitarias específicas son herramientas útiles para diseñar y trabajar estrategias de prevención ante este fenómeno. Los investigadores de la Universidad Pablo de Olavide Pastora Reina Aguilar, Rosa María Díaz Jiménez y Francisco Caravaca Sánchez, del departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales, han llevado a cabo un estudio pionero sobre el riesgo de suicidio que tienen los estudiantes universitarios en España, y han identificado a los que tienen un riesgo más alto de quitarse la vida.
La investigación de la Universidad Pablo de Olavide, que ha analizado a estudiantes tanto de universidades públicas como universidades privadas españolas, acaba de ser publicado en la prestigiosa revista Journal of Social Work y forma parte de la tesis doctoral de Pastora Reina.
Qué universitarios tiene un riesgo de suicidio mayor
Según indica el estudio, el 28% de estudiantes tiene pensamientos suicidas, el 24,9% indica riesgo suicida y el 15,3% ha planeado hacerlo. Estos resultados coinciden con los datos que arrojan diferentes trabajos sobre estudiantado universitario en otros países. Sin embargo, los resultados relativos a la planificación suicida, junto al riesgo y la ideación suicida son más elevados en el grado de Trabajo Social que en otros estudios.
El análisis muestra, asimismo, que las conductas depresivas constituyen el mayor factor de riesgo de suicidio, incluyendo el estrés derivado de compaginar estudios y empleo, o de proceder de familias socioeconómicamente vulnerables. El curso académico o el género no resultan significativos, según este trabajo.
Nuevas vías en el campo de la prevención del suicidio
Junto a los datos mencionados, el estudio identifica los factores de protección frente al suicidio y destaca como principales el apoyo familiar y social, junto a la autoestima y la satisfacción vital.
Según señalan los investigadores, este trabajo abre nuevas vías en el campo de la prevención del suicidio, a pesar del estigma que bloquea la petición de ayuda, ya que sus resultados pueden contribuir de manera significativa a profundizar en el diálogo sobre el fenómeno en dos niveles: la intervención profesional sobre el suicidio (prevención y “postvención”) y la formulación de estrategias para las políticas universitarias sobre la mejora de servicios de apoyo al estudiantado.