Cuevas del Almanzora ha enlazado su propuesta de Curso de Verano de la Universidad de Almería sobre el patrimonio minero como recurso para el desarrollo con la dedicada tanto a Yuder Pachá como otras varias figuras históricas sobre las que analizar las presencias andalusí e hispana en la Curva del Níger mucho antes de que esta parte de África se diera por explorada desde el resto de Europa, dirigido por Mónica Fernández, profesora de Historia Contemporánea de la Universidad de Almería, y Antonio Llaguno, exalcalde de Cuevas del Almanzora e investigador sobre la temática abordada en este Curso de Verano de la UAL.
Ambos han sido los primeros ponentes, de manera consecutiva, tratando respectivamente ‘Los procesos migratorios como puentes de cultura’ y ‘Las relaciones norte-sur del desierto del Sáhara: los reinos de Ghana, Mali y el Songhai’. Acto seguido ha tomado el turno de palabra Juan Manuel Riesgo, profesor de Historia Contemporánea y de las Relaciones Internacionales de la Universidad Rey Juan Carlos, para ofrecer la charla bajo el título ‘La conquista marroquí de la Curva del Níger: las batallas de Alcazarquivir y Tondibi: génesis del pueblo andalusí de los Arma’. Tanto él como quien le ha seguido en el programa, Ismaël Diadié Haïdara, el presidente de la Fundación Fondo Kati, han repetido en la sesión vespertina de una primera jornada muy intensa.
Diadié ofrecerá en total cuatro conferencias, ya que ocupará también parte de la mañana de este miércoles, teniendo en su mente una “intención muy clara” que ha resumido: “Hoy en día tenemos más kilómetros de muros que lo que mide la circunferencia de la Tierra, lo ha dicho el premio nobel Dominique Pire, necesitamos construir puentes y no muros, y lo que quiero mostrar es que han existido verdaderos puentes entre la Península Ibérica en su época musulmana y después, en su época cristiana, la España que conocemos hoy en día, con el África Subsahariana, de idas y vueltas, y no esta situación desgraciada que está transformando ya no solo el Mar de Alborán, sino todo el Mediterráneo, en un cementerio”. Esta cuestión está reflejada sobre el papel desde los años 90, con su libro ‘L’Espagne musulmane et l’Afrique subsaharienne’, “muy citado en EEUU, Francia o Suiza”.
Ha reconocido que su “esfuerzo” en los últimos 40 años ha sido “mostrar que antes de que cuando Europa dice haber descubierto Tombuctú, en el siglo XIX, ya en el siglo X y en el XI, Almería tenía relaciones con Gao antes de la creación de Tombuctú incluso, y con Tombuctú después”. Ha explicado que “mucha gente no lo sabe, que antes de descubrir América, España y Europa vivían del oro africano y del comercio permanente con África, y no solo de la Ruta de la Seda, sino de la Ruta del Oro desde el Río Níger, pasando por Cádiz y Sevilla y subiendo la Ruta de la Plata hasta Francia y Bélgica, enlazándose con la Ruta de la Seda”. Con ese marco, ha sentenciado que “ha habido relaciones políticas, militares y económicas entre al-Ándalus y el África Subsahariana”.
A su juicio, “esto es lo que hay que enseñar, que esto que llega no son solo ‘negros’, son personas que han tenido en el pasado una relación con el pasado de la Península Ibérica y que han seguido teniéndolo; ese es el enfoque que doy a mis intervenciones en el curso y el que deseo que se dé a este curso en general, que no es solo universitario muy serio, con gente muy seria como ponentes, sino que es muy humanitario; lo que necesitamos hoy en día es el humanismo”. Se ha basada en una de sus enseñanzas de cuando era niño: “Cuando no conocemos, no podemos amar, y si no amamos, no podemos convivir los unos con los otros; necesitamos esa enseñanza, conocer al otro”. La palabra africana es ‘ubuntu’, “yo soy porque vosotros estáis, una persona sola no es nadie”.
Ismaël Diadié Haïdara ha definido al Fondo Kati, “que sale Toledo, y algo que no se dice muchas veces, también de Granada, que es una biblioteca castellana y andalusí, y al final de la Curva de Níger”, como “un verdadero puente”. Cabe recordar que la UAL dedicó el Día del Libro de 2019 a esta colección de tamaña relevancia. Dará testimonio de todas las “aventuras y desventuras” de esos 12.714 manuscritos y de “las vivencias de las comunidades de moriscos y judíos sefardíes, la diáspora andalusí en al Curva, de la que se habla poco, pero que existe”. Sobre esa base realizará un “llamamiento”, como ha reconocido, para que España continúe algo iniciado “en tiempo de Rajoy, una verdadera lección al resto del mundo”, como fue “dar la posibilidad de la nacionalidad a los judíos sefardíes, un acto de verdadero de valentía… pero parcial, porque falta la otra parte, la de los moriscos, que tienen derecho a lo mismo”.
Ha abundado al respecto al citar la necesidad de “una política exterior más orientada hacia ellos, un estudio de geografía humana para saber dónde se encuentran, políticas de cooperación para el desarrollo”. Ha dejado muy claro que, en esta cuestión, “nadie puede tirar la primera” ni “cerrarse en banda”, ni España “ni los descendientes de los moriscos tampoco, pidiendo que la Casa Real pida perdón; tonterías, siento decirlo así, no miramos el pasado, sino que miramos el futuro, compartimos el mismo pasado doloroso de persecuciones y expulsiones, también ocurridas en al-Ándalus”. Ha insistido en que “España debe tener relaciones privilegiadas y eso solo se puede lograr cuando hay cursos de verano como este, cuando los intelectuales permiten conocer el pasado”. Concretamente, “Mali es un país muy rico que económicamente le interesa a España, como Túnez o Argelia, y entre todos los intereses que tenemos está el que no vemos, que es el primero: el capital humano”.
Las relaciones históricas pasadas arrancan en el siglo X, “diplomáticas entre Córdoba y los reinos de la Curva del Níger”, siguen en los siglos XI y XII, poniendo como ejemplo que “con la muerte de una reina o un rey en el Songhai, sus epitafios venían de aquí, de Almería, y los hacía un artesano para sus tumbas”, y continúan en el siglo XIV, “el nacimiento de la arquitectura sudanesa que impresiona al mundo, desde China a Barcelona, porque Gaudí la conocía y nace de manos de un poeta y arquitecto granadino que se llamaba Es-Saheli”, y hasta el XV “con el Fondo Kati”. En resumen, y como conclusión, “es una relación aporta, que cultiva la humanidad y el humanismo, no como la del XIX, que es la destrucción, primero los exploradores, después los cañones y seguido de la cruz”. Se ha escrito en clave de “dominio”, abriendo “las puertas a la colonización que África sigue sufriendo”, por lo que hay “una abrumadora diferencia entre unos y otros, entre vida y muerte, entre quienes cultivan la humanidad y quienes destruyen al hombre y lo reducen a la esclavitud y la explotación”.