Investigadores del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), centro nacional del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), constatan el archivo climático que encierra el teatro romano de Guadix (Granada), con una gran inundación cada milenio, coincidentes con periodos climáticos cálidos en época romana y medieval.
Era el año 2007 cuando los arqueólogos, con motivo de las obras de construcción de un aparcamiento subterráneo, redescubrieron el inédito teatro romano que escondía la ciudad granadina de Guadix. Nada se sabía de la existencia de este teatro, cuyos restos habían estado enterrados durante siglos. El arqueólogo a cargo de estas excavaciones, Antonio López, se dio cuenta enseguida de la importancia de los sedimentos que cubrían las diferentes partes del conjunto y contactó con el equipo del CSIC a través del paleontólogo Alfonso Arribas.
Andrés Díez, del IGME, fue el primer especialista en analizar el registro sedimentario y constatar que su origen se debía a grandes inundaciones. Más tarde, se unieron Rosa María Mateos y Daniel Vázquez, que contribuyeron a desentrañar la información contenida en las arcillas, limos y arenas fluviales para reconstruir lo acontecido en Guadix durante los últimos dos mil años.
“Nos encontrábamos ante algo excepcional”, comenta Daniel Vázquez, del IGME. Los investigadores habían sacado a la luz un conjunto monumental de casi 6.000 metros cuadrados, un yacimiento construido en el primer cuarto del siglo I d.C. que contaba con todos los elementos de un teatro romano de relevancia.
“Los arqueólogos hallaron restos de cerámica, vidrio e incluso monedas en el sedimento que, junto con su relación con los elementos constructivos, fueron clave para datar las inundaciones”, comenta Andrés Díez. Además, los científicos aplicaron técnicas de datación con radiocarbono (carbono 14) y luminiscencia para corroborar las fechas. “Fue un trabajo coral que combina las herramientas que ofrece la geología, la arqueología y la cronología”, apunta Rosa María Mateos (IGME-CSIC).
“Una inundación catastrófica cada milenio”, así titulan el trabajo científico recientemente publicado en la prestigiosa revista internacional Global and Planetary Change. Mientras los romanos construían la porticus del teatro, varios pulsos de una gran inundación de la cercana rambla del Almorejo dejaron allí su impronta. El Óptimo Climático Romano (200 a. C. – 150 d. C.), un periodo de bonanza agrícola al abrigo de un clima más cálido y húmedo que el actual, favoreció no solo la expansión del imperio romano, sino incluso el cultivo de vides en Britania.
Más de mil años después, a finales del S. XII, cuando los almohades se nutrían de los elementos del teatro romano como cantera de sillares para sus nuevas construcciones, otra inundación catastrófica tuvo lugar. Esta vez procedente del río Guadix aunque también con intervención de la rambla de Almorejo. El calor volvió de nuevo a Europa en la Edad Media, y las buenas cosechas y ricos pastos sufragaron la construcción de las grandes catedrales. La Anomalía Medieval Climática refleja un periodo extraordinariamente caluroso en Europa durante los siglos X-XIV. Los autores afirman que Guadix puede ayudar a entender los efectos del actual calentamiento climático y prever sus consecuencias en la inundabilidad de la localidad.
Sobre las ruinas del teatro romano de Guadix está escrito lo que ocurrió en el pasado. Quizás sea también una llamada de atención al presente, como indican los investigadores de este estudio. Mil años después de la última gran avenida almohade se alcanza un nuevo calentamiento del clima, esta vez con consecuencias a escala global.