Aunque desde hace muchos años se han estudiado seres vivos como las esponjas o las algas, cuyas sus características químicas que las hacen idóneas para elaborar cremas, lociones o tratamientos contra infecciones bacterianas, también se ha descubierto que los hongos que viven en ellas serían la razón por la que dichos compuestos son tan efectivos y tienen un importante uso en estas industrias.
El 21 % de los hongos aislados de ambientes marinos está presente en algas, el 19 % en esponjas de mar, un 18 % en manglares, 16 % en sedimentos y 6 % en moluscos, hallazgos hacen necesario investigar más tanto sobre su potencial como sobre la forma en que su ambiente les permite desplegarlo.
El profesor Freddy Ramos Rodríguez, del Departamento de Química de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), coinvestigador del grupo de investigación “Estudio y aprovechamiento de productos naturales marinos y frutas de Colombia”, afirma que este se ha concentrado en muestrear y analizar los hongos en lugares como las Islas del Rosario (Bolívar), San Andrés, La Guajira, y recientemente en el Pacífico.
“Otros grupos de investigación están trabajando el tema en regiones como Montería, Medellín, Popayán, Santa Marta y Bogotá”, indicó durante su conferencia, “Primeras exploraciones en diversidad química de hongos marinos en Colombia”, dentro del Encuentro Fungi UNAL, en el cual hizo un esbozo de los trabajos realizados recientemente y se habló sobre la importancia de seguir navegando el fascinante mundo de los hongos marinos en el país.
Uno de los trabajos más importantes adelantado hasta el momento es el de Vanessa Urrea Victoria, doctora en Química, quien recuperó y aisló hongos marinos en algas rojas de géneros como Laurencia, Centroceras, o Bostrychia, en los que se halló un compuesto clave para la protección solar frente a los rayos ultravioleta: los aminoácidos de tipo micosporina.
“Su potencial es tan alto, que en países como Francia y Reino Unido se están empleando en algunas cremas de reconocidas empresas, por lo que es muy importante determinar la capacidad de las propiedades de estos hongos en el país. De hecho, también tienen características antioxidantes, antinflamatorias y de disminución del envejecimiento de la piel”, afirmó el docente Ramos.
El 21 % de los hongos aislados de ambientes marinos está presente en algas, el 19 % en esponjas de mar, un 18 % en manglares, 16 % en sedimentos y 6 % en moluscos, hallazgos hacen necesario investigar más tanto sobre su potencial como sobre la forma en que su ambiente les permite desplegarlo.
El grupo de investigación tiene una colección de más de 200 aislamientos de bacterias, hongos y cianobacterias bentónicas. De hecho, uno de los trabajos expuesto por el profesor Ramos muestra cómo un ambiente de cultivo conjunto entre estos microorganismos puede incluso mejorar su actividad y ayudar a que compuestos como las leucinostatinas tengan una mayor producción en hongos del género Purpureocillium sp.
Según la investigación, cuando este conjunto de compuestos químicos con actividad contra algunas plagas de cultivos como el de arroz crece junto a las bacterias Rhodococcus sp., aumenta hasta 37 veces más la producción de estas moléculas que cuando el hongo solo estaba.
Así mismo se encontró que las bacterias de este grupo permitían encontrar otro tipo de leucinostatinas, cuya identificación ampliaría el rango de beneficios o aplicaciones para algunas industrias, ya que además de tener una actividad contra plagas, también servirían para tratar algunas enfermedades en humanos.
El grupo de estudio maneja el enfoque de análisis con herramientas como el perfilado metabólico, una técnica avanzada en el campo de la biología y la química que permite identificar los metabolitos presentes en los hongos, que son la base para que pueda secretar sustancias con los efectos señalados. Para ello se utilizan métodos como la resonancia magnética nuclear, que permite identificar estas moléculas en los hongos.
La técnica de clasificación taxonómica también ha sido clave, pues con ella se categorizan los tipos de hongos y si están presentes en un alga, esponja o algún otro ser vivo. En un trabajo conjunto con expertos del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología de Panamá (Indicasat-AIP), se ha determinado el vínculo y la relación de simbiosis existente, y el cómo la procedencia explicaría su utilidad en el control de patógenos en cultivos.
Con las lilacininas –metabolitos secundarios que son la base para que haya una acción antimicrobiana– como principal compuesto presente allí, el experto enfatiza en que el uso del método de redes moleculares con algunos softwares permite establecer la presencia de los diferentes tipos de estas moléculas y sus conexiones.
“Estamos en etapas iniciales de exploración de la diversidad metabólica de los hongos recuperados de ambientes marinos en el país, y hasta ahora los resultados demuestran la importante capacidad de estos curiosos microorganismos para ayudarnos en diversas aplicaciones de la vida cotidiana”, manifestó profesor Ramos.