Un equipo científico del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) a bordo del buque oceanográfico Ramón Margalef ha llevado a cabo una expedición para explorar algunos de los principales montes submarinos del mar de Alborán. La campaña termina hoy en Málaga, tras 11 días estudiando tres de estas grandes montañas que, debido a su ubicación y su morfología, albergan una extraordinaria biodiversidad y generan en sus inmediaciones una gran productividad.
El objetivo de la expedición, que ha sido la primera de las tres que incluye este proyecto, es mejorar el conocimiento de estos ecosistemas, analizando la diversidad de especies de sus fondos y el grado de conservación de sus hábitats.
Para ello, en esta primera campaña se ha realizado un levantamiento batimétrico de muy alta resolución de los montes Avempace, La Herradura y Villa de Djibouti, situados a unos 40-60 kilómetros de las costas de Málaga y Granada a profundidades de cerca de 1000 metros en su base y hasta 230 en sus cimas. Además, se han observado sus fondos mediante un trineo fotogramétrico remolcado con cámaras de video de alta resolución y se han tomado muestras de sedimentos y fauna.
“Estos montes, por su posición central en el mar de Alborán y por la acción de las corrientes marinas a las que están sometidas, son lugares de gran interés biológico y ecológico, son oasis de vida, convirtiéndose su conservación en un objetivo primordial como un recurso natural de nuestro país”, explica Juan Tomás Vázquez, investigador del Centro Oceanográfico de Málaga (IEO-CSIC) y responsable de la campaña.
Estas tres grandes montañas submarinas tienen anchuras de hasta 10 kilómetros y unos flancos con fuertes pendientes. Sus cimas presentan relieves aplanados, especialmente en el caso del monte La Herradura que podría considerarse un guyot, pero están marcados por crestas rocosas de diferente tamaño. Además, se han observado numerosos montículos constituidos por arrecifes de coral relictos, desarrollados, probablemente, durante la última etapa glaciar. Estos arrecifes son utilizados en la actualidad por numerosas especies tanto de corales, como de esponjas, moluscos, equinoideos o crustáceos, entre otros. Por otro lado, los fondos tapizados por sedimentos están colonizados por grandes campos de lirios de mar y plumas marinas.
Esta iniciativa forma parte del proyecto BIODIV: “Asesoramiento científico-técnico para el seguimiento de la biodiversidad marina: espacios y especies marinos protegidos de competencia estatal (2022-2025)”. Proyecto financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia; e impulsado por la Dirección General de Biodiversidad, Bosques y Desertificación del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) y CSIC, a través del Instituto Español de Oceanografía (IEO).