El conjunto arqueológico de Itálica es una de las mejores muestras de pasado romano en la Península Ibérica. Este enclave, en el municipio sevillano de Santiponce, atesora edificaciones de gran valor y evidencia el poder que tuvo en su época de esplendor. Itálica llegó a ser tan importante que dos de sus vecinos más ilustres, Adriano y Trajano, llegaron a ser emperadores. Sin embargo, este ascenso meteórico no se habría dado sin una serie de sutiles presiones, descubiertas por el investigador de la UNED, David Ojeda.
David Ojeda Nogales (Sevilla, 1982) es doctor en Arqueología Clásica y profesor de Historia del Arte en la Facultad de Geografía e Historia de la UNED. Además es el Secretario del Máster Universitario en Investigación en Historia del Arte de la UNED y miembro del Grupo de Investigación Memoria: arte antiguo y tradición, del Departamento de Historia del Arte de la UNED.
El interés por el arte de la Antigüedad Clásica ha guiado su actividad investigadora desde su tesis doctoral, dedicada a la estatuaria de Trajano y Adriano, los dos grandes emperadores de Roma nacidos en Itálica. Precisamente en el gran yacimiento arqueológico romano por excelencia del sur de España, el profesor Ojeda ha realizado un brillante descubrimiento que arroja luz sobre el ascenso social y político de las élites de la Hispania Baetica en la Roma de los Césares: el de un Pórtico de las Naciones comparable al que existió en la capital durante el reinado del primer emperador, Augusto.
Con un trabajo publicado en la revista del prestigioso Instituto Arqueológico Alemán (Deutsche Archäologische Institut), el profesor de la UNED ha aclarado la naturaleza de un edificio ya datado en las primeras excavaciones formales en Itálica, en 1839, que hasta ahora aparecía velado por la niebla de la historia y de la discusión académica.
De palabra viva y apasionada, charlamos con él sobre este importante acontecimiento científico, sobre su labor como historiador y sobre el estado del panorama académico e institucional de la conservación del patrimonio en España y en Europa. Además de, por supuesto, sobre el gran tesoro que es Itálica, la primera ciudad fundada por los romanos fuera de Italia.
– Un Pórtico de las Naciones en Itálica: ¿cómo se llega a la hipótesis?
Normalmente, por lo menos en mi caso, todas las hipótesis que he ido desarrollando y proponiendo en distintas publicaciones científicas han surgido por suerte y por casualidad. Y a eso hay que unirle, pues, incontables horas de trabajo. En el caso del Pórtico de las Naciones, en Itálica, el hallazgo es totalmente fortuito y tiene su origen en una visita con mi mujer, con Marta, al Museo Arqueológico Nacional.
Recién llegado a Madrid, decidí ir con ella y paseando por allí me llamó de repente: ¡David! ¡David! ¡David! He visto una vitrina que no has visto, que estaba escondida a la derecha de la entrada, totalmente olvidada, muy mal iluminada. Y entonces fui a ver la vitrina con ella. Y cuando veo la vitrina resulta que en el interior hay un relieve de mármol blanco que, en cuanto lo veo, recuerdo unos viejos grabados del siglo XIX de las excavaciones de Itálica y de sus hallazgos escultóricos que, a su vez, me había enseñado mi maestra, que es la profesora Pilar León.
Entonces, rápidamente, cuando veo la pieza digo: Marta, los grabados de Ivo de la Cortina, es la pieza de Ivo de la Cortina. Y entonces, a partir de ahí empieza a desarrollarse todo el trabajo de investigación.
– Tras el primer encuentro, ¿cuáles fueron los siguientes pasos en la investigación?
Los pasos son los habituales: pedir permisos para sacar las fotos de la pieza, enseñarle la pieza y esos grabados del siglo XIX a distintos especialistas en el tema para que confirmen que, efectivamente, el reconocimiento es cierto, y a partir de ahí empezar a construir.
Podría pensarse: bueno, el hecho de que la pieza estuviese en el grabado del siglo XIX no implica que automáticamente se pensase en un Pórtico de las Naciones. Y efectivamente, no se piensa automáticamente pero aquí viene otra casualidad. Entre esos profesionales a los que les estoy pidiendo opinión, otro de mis maestros, por desgracia fallecido, Antonio Peña, profesor de la Autónoma de Barcelona, le mandé la foto y él rápidamente me dijo David, ¿y esto no tendrá que ver nada con otro relieve que se conserva, no en el Arqueológico Nacional de Madrid, sino en el Museo Arqueológico de Sevilla, que está y que publicó Vibeke Goldbeck?
Y ahí (chasca los dedos) es cuando ya rápidamente lo vimos tanto Antonio Peña como yo. Sabíamos que ese otro relieve era la representación de una nación, es decir, la representación de una personalidad geográfica, que es lo que hacen los romanos: a los lugares les dan personalidad humana. Y como Goldbeck lo había reconocido con maestría, rápidamente ya teníamos dos piezas, un relieve en Madrid y un relieve en Sevilla de dos naciones diferentes.
– Entonces, ya hay un indicio sólido al que agarrarse, ¿no?
Claro. A partir de ahí es cuando ya empezamos a construir todo el cuerpo de hipótesis y van apareciendo otros tres relieves posteriores que ya nos dan cinco placas, con lo cual tenemos cinco naciones, con lo cual ya sabemos que pertenecen a un edificio, con lo cual empezamos a buscar el edificio…
– ¿Cuánto tiempo lleva realizar una investigación de este calibre?
La primera vez que yo empecé a trabajar con ese tema, veo el relieve hace cuatro o cinco años, pero previamente, hará unos quince años, precisamente con Antonio Peña, habíamos visto una tercera placa en los fondos del museo, con lo cual pues aproximadamente unos quince o dieciséis años. Y tengan también en cuenta otra cosa que, en el mundo científico actual, por lo menos en el español, y me atrevería a decir que en el europeo, está muy mal visto: a día de hoy esto es un corre-corre de publica, publica, date prisa que, si no, no consigo los méritos en el currículum para llegar a mis objetivos profesionales. Yo no soy ningún genio, pero en publicar una pieza pequeñita, un retrato, una cabeza, suelo tardar entre seis o siete años para un resultado de cuatro o cinco páginas.
Con lo cual imagínense un artículo que tiene veinte páginas y que es un proceso constructivo mucho más grande, pues les diría que unos quince o dieciséis años de trabajo es lo que yo he tardado. Lo cual no habla muy bien de mí, posiblemente, pero es a lo máximo a lo que aspiro, realmente.
– Usted establece que las piezas son personificaciones de lugares, tribus y pueblos, bien sometidos por la fuerza, bien unidos pacíficamente al poder de Roma. Como experto en arte clásico, ¿cómo las valora artísticamente?
El nivel artístico de la ciudad de Itálica es, esto que da mal que lo diga porque soy de Sevilla pero es, realmente, un nivel muy bueno. Y personalmente opino que las piezas de Itálica están probablemente en el top tres, incluso le diría que en el top dos de las mejores producciones escultóricas de las ciudades de la península. Las razones son variadas, pero tiene sobre todo una fundamental. Y es que cuando el emperador Adriano llega al poder invierte sumas ingentes de dinero en el embellecimiento de la ciudad y eso se traduce en artesanos que vienen de otras partes del imperio, sobre todo de Oriente: turcos, griegos, que tienen una tradición plástica mucho más amplia de la que teníamos en Occidente por aquellos entonces, y producen unas esculturas que están al nivel de las grandes ciudades de Turquía. Piensen en Afrodiosias. Piensen en Perge. Piensen en Sagalaso, piensen en Atenas.
Cuando uno ve estas piezas realmente a lo que le remiten son a esos centros de producciones escultóricas. Y piensen también otra cosa. Aunque estas piezas son algo anteriores al principado de Adriano, estas representaciones son de época del emperador Augusto, estamos aproximadamente cien años antes de ese principado, Itálica es también un centro de producciones espectaculares de esculturas en época Julio-Claudia, que es la dinastía del emperador Augusto.
– ¿Qué significa, en términos de relevancia de la ciudad en el mundo romano, que en Itálica, en la Bética, hubiera otro comparable al Ara Pacis o al Templo de Adriano en Roma?
El edificio italicense es probablemente una copia de un modelo de Roma capital. El proceso lo conocemos muy bien y lo han estudiado grandes historiadores del arte clásico barra arqueólogos clásicos. Y les podría mencionar nombres como por ejemplo uno de mis de mis grandes modelos y referentes, que es el profesor Walter Trillmich, que descubre que en Mérida hay un complejo, un foro, que copia directamente el Foro de Augusto. Es decir, esos juegos de copia de los provinciales con respecto a la capital del imperio son muy habituales. Es difícil reconocerlos, pero sabemos que existían y en ocasiones se ha podido hacer con garantía total de una certidumbre total.
– ¿Qué impica que estos relieves sean representaciones de naciones?
En el caso de estos relieves italicenses, si la comunidad científica acepta, como yo propongo, que son representaciones de naciones, tenemos que buscar un modelo para ellas, porque no hay tantos edificios con naciones en el imperio. Solamente tenemos en Roma, básicamente, dos posibilidades, que serían el Ara Pacis, que tiene un pequeño friso con naciones y un edificio más concreto, que es el Pórtico de las Naciones del emperador Augusto.
– ¿Cuál de esos dos edificios fue el modelo de los relieves de Itálica?
Es fácil de decidir porque el Ara Pacis no es un edificio dedicado a la representación de los pueblos conquistados barra asimilados por Roma, con lo cual es difícil que estuvieran mirando a ese modelo. Lo más probable es que estén mirando a otro edificio, al Pórtico de las Naciones de Augusto, del que sabemos realmente muy poco porque se ha perdido por completo. Solamente tenemos breves noticias en la fuente escritas y un trabajo genial, muy bueno, publicado en la revista del Instituto Arqueológico Alemán en Roma, de una señora que se llama Vibeke Goldbeck. Y ella, hace pocos años, menos de diez años, publicó una restitución hipotética de ese Pórtico de las Naciones de Augusto a partir de las copias provinciales del mismo, y además consigue ubicarlo topográficamente en la ciudad de Roma.
Y ahí es rápidamente adonde yo me agarro. Por dos motivos. Uno, porque es la reconstrucción más fidedigna del complejo. Y dos, porque Vibeke Goldberg, en ese artículo, menciona que en Itálica hay un relieve con la representación de una nación que está copiando, idéntico, otro relieve que se encuentra en Roma de un edificio que se llama el Hadrianeum. Entonces, claro, como ella tiene dos relieves idénticos, uno en Itálica y otro en el edificio de Roma, dice pues si los dos relieves son idénticos, tienen que estar mirando a un único modelo en común. No puede ser otra cosa que el Pórtico de las Naciones de Augusto. Y yo creo que ese punto de partida es cierto, y que con la investigación que se ha desarrollado ahora y las hipótesis que propongo para estas cinco piezas, se refuerzan esos argumentos de Goldbeck, que es quien realmente tiene el mérito de haberlo visto en primer lugar.
– El Pórtico de las Naciones, hoy desaparecido, formaba parte de la renovación arquitectónica de la Roma de Augusto, ¿es posible conjeturar que el Pórtico de las Naciones de Itálica formaba parte de un conjunto monumental más extenso, como ocurría con su modelo de Roma?
Es muy difícil para nosotros adentrarnos en la Itálica de la época en la que se labran estos relieves con las naciones. Estamos en la primera Itálica de comienzos del Imperio, aproximadamente en el año 10, 20, después de Cristo. Y en esos compases, en esos primeros compases de Itálica, se crea una primera ciudad que se conoce con el nombre de la vieja ciudad, la Vetus Urbs, y es ahí, enterrada bajo el pueblo de Santiponce, donde está toda la ciudad Julio-Claudia y donde estuvo este edificio en origen. Problema: de esa Vetus Urbs, es decir, de esta Itálica Julio-Claudia, no conocemos absolutamente o prácticamente nada.
Simplemente sabemos que el teatro está ahí, lo tenemos prácticamente excavado, sabemos que hay unas exedras que parece que son de época del emperador Augusto, una inscripción que habla de un templo de Apolo y una idea muy, muy, muy genérica acerca de dónde pudo estar el Foro original de Itálica antes de la ampliación adrianea del siglo II después de Cristo. Decidir si este edificio, si este Pórtico de las Naciones de Itálica estuvo conectado con algún otro complejo es, por esos motivos, realmente complicado.
– ¿Habría forma de saberlo?
Es posible que lo estuviese. Es posible que fuese parte del Foro de la Vetus Urbs, pero sin excavaciones arqueológicas por debajo del caserío actual del pueblo de Santiponce yo creo que sería complicado decirlo y que sería elucubrar. Piensen que ya el hecho de proponer la existencia de este edificio es una hipótesis que tiene cierto riesgo, porque no tenemos apenas nada del edificio, simplemente estos relieves y unos viejos grabados de dónde apareció uno de ellos. Y entonces, con todo eso se, monta una hipótesis que es muy atractiva, pero que hay que tomarla con cautela. Desde luego.
– ¿La erección de este Pórtico tenía como intención de fondo la de promover los intereses de las élites sociales de Itálica en Roma?
Normalmente en el mundo clásico hay pocas cosas, como en el actual, que se hagan gratis et amore. Normalmente uno siempre tiene intereses detrás de las cosas que hace y el altruismo es una característica que cada vez escasea más y que creo que en los próximos años va a ir a mucho peor. En el caso del edificio de las Naciones de Itálica no creo que fuese una iniciativa altruista porque ellos están imitando conscientemente un edificio muy particular de Roma, que es el Pórtico de Augusto. Con lo cual están haciéndole la pelota directamente al emperador Augusto o a alguno de sus sucesores, como mucho Tiberio, no creo que pueda ir mucho más lejos la cronología del complejo. Es algo así como papá, papá, mírame que estoy haciendo lo que a ti te gusta, porque eso hace romano, como en el cómic de Astérix de El combate de los jefes: todo es lo que hace romano y Roma lo sabe.
– ¿Qué tratan de decir las élites de Itálica con esta edificación?
Esas élites italicenses que deciden hacer ese edificio, lo que están diciendo es que las distintas regiones del imperio, los distintos pueblos, todas las tribus están unidas en la idea ecuménica de Roma: Roma es lo mejor, en Roma está la paz, en Roma está la prosperidad y aquí están todas las naciones del imperio que lo demuestran, todas felices y contentas, en armonía. Que eso lo hicieran en Itálica solamente porque les apetecía hacerlo, a mí me cuesta trabajo de creerlo.
Yo creo que esas élites oligárquicas, probablemente lo que estaban haciendo era decir que Itálica en época Julio-Claudia, era muy Roma. Y como era muy Roma, sus élites querían entrar en Roma. Y como yo te he hecho a ti este edificio, mi querido emperador, nosotros queremos algo a cambio. Y el algo a cambio probablemente fue la entrada de las élites italicenses en el Senado de Roma. Son teorías antiguas que prácticamente ya a nadie le importan porque ya prácticamente nadie lee nada, salvo para cumplir los criterios que ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación) pide. Pero hay gente que todavía lo lee.
– ¿A quién se le atribuyen esas teorías sobre la presión ejercidad desde Itálica para acceder al Senado de Roma?
Son teorías antiguas de un profesor de la Universidad de Sevilla muy bueno, un genio, Antonio Caballos. Él, pacientemente, rastrea cuántos senadores españoles terminan en el Senado de Roma. Y llega a una conclusión muy interesante. Y es que de todos los senadores que terminan en Roma en época Flavia, es decir, en la dinastía inmediatamente posterior a la construcción del Pórtico de las Naciones de Itálica, la ciudad que proporciona más senadores a Roma es Itálica. Lo cual quiere decir que probablemente estas oligarquías italicenses consiguieron su objetivo, que es entrar en el Senado. Y no entran uno o dos, entran en masa. Con lo cual el papá, papá, mírame, porque esto hace romano y es lo que tú quieres que yo te haga, funcionó.
– Seguramente haya más indicios de esa presión para llegar al poder, ¿no?
Tenemos un segundo argumento para mantener esa posibilidad y es un argumento que vio hace algunos años Antonio Peña. Antonio Peña se da cuenta de que en Itálica hay unos fragmentos de unos escudos de piedra. Los conocemos con el nombre de clípeos, unos escudos de piedra con lengüetas y en el centro alguna imagen, algún prototipo de alguna divinidad, Zeus Amón, una gorgona….Y él se da cuenta de que los clípeos de Itálica, los conocemos en otras regiones de Europa y de Europa del imperio, se da cuenta de que los clípeos de Itálica son la copia más exacta fuera de Italia de los del Foro de Augusto romano. Luego tenemos otra vez el mismo ejercicio: ellos están copiando edificios de Roma. No copian cualquier cosa: copian el Pórtico de las Naciones de Augusto y el Foro de Augusto y no lo copian de cualquier manera, lo copian idéntico, no lo varían.
Y claro, pensar que ahí se hace por intereses altruistas, lo veo complicado. Creo que había realmente ganas de llegar al Senado, ganas de promocionar y ganas de que en un futuro inmediato los grandes generales hispanos de época de Domiciano llevaran al poder a Trajano y Adriano.