El español en Filipinas

Por JAVIER GALVÁN GUIJO. Director del Instituto Cervantes de Manila. Filipinas.

La lengua española tiene una relación muy peculiar con Filipinas como consecuencia de la estrecha relación histórica de este país con España. Se cumplen en este, quinientos años de la llegada por primera vez de españoles (castellanos) al archipiélago que constituiría la nación filipina, y por tanto de la primera vez que la lengua española se pudo oír en estas islas, de boca de los tripulantes de la expedición comandada por Fernando de Magallanes, que el rey Carlos I envió al archipiélago de las Molucas, en busca de muy cotizadas especias

Solo una de las cinco naves que formaban dicha expedición, bajo el mando de Juan Sebastián Elcano, pudo volver a España, tres años después de haber zarpado de Sevilla, completando así la primera circunnavegación al planeta. Pero tendrían que pasar 44 años para que comenzara una presencia efectiva y continuada de españoles en el archipiélago, cuando Miguel López de Legazpi lo incorpora a la monarquía hispánica, en 1565, permaneciendo bajo su soberanía durante 333 años (Elizalde Pérez-Grueso, 2018).

Español en Filipinas, nunca fue la lengua mayoritaria

En contra de una creencia todavía generalizada, el español nunca se habló de forma mayoritaria en Filipinas, como ocurriera en Hispanoamérica al independizarse las distintas repúblicas y precisar de una lengua común que permitiera su vertebración administrativa, social y política; eso podría haber ocurrido si Filipinas se hubiera independizado en 1898 en vez de caer bajo la soberanía de Estados Unidos, hasta 1946 —con el paréntesis de tres años de ocupación japonesa— siendo el inglés la lengua que desempeñaría ese rol de lingua franca.

El buque-escuela “Juan Sebastián de Elcano” llega a Cebú (Filipinas) el 20 de marzo de 2021.

Se estima que entre un 8 % y un 10 % de la población del archipiélago, mayormente urbana, hablaba español en su momento de mayor difusión, a finales del siglo XIX. Este porcentaje fue descendiendo a lo largo del siglo XX, sufriendo el golpe de gracia durante la batalla de Manila, en 1945, en la que pereció un gran contingente de población hispanófona. (Rodríguez-Ponga Salamanca, 2009).

No obstante, la impronta dejada por el español en Filipinas fue muy notoria y sigue siendo muy palpable, en primer lugar en el ámbito puramente lingüístico, por la gran cantidad de palabras que del español han pasado a las distintas lenguas del archipiélago; por la gran proliferación de topónimos de origen español que encontramos en la geografía filipina, y por los nombres y apellidos de gran parte de sus gentes, así como el de muchas de sus instituciones. El español sigue muy presente en el paisaje lingüístico filipino. Esta herencia léxica tiene en el idioma chabacano 1 un exponente muy singular. 

La lengua española ha tenido también una gran influencia en procesos menos tangibles como el de la formación de la identidad filipina. El español fue la lengua de instrucción, y de expresión, de los llamados «ilustrados», los forjadores del entramado teórico filosófico que alumbró los movimientos independentistas —a finales del XIX— bebiendo en España de las fuentes del liberalismo; también fue vehículo de creación literaria para autores clave en esos procesos, como José Rizal.

En la primera mitad del siglo XX el español viviría su época dorada como medio de expresión literaria, y adquiriría, paradójicamente, un valor simbólico como rasgo identitario filipino de resistencia a la imposición colonial del inglés.

En el último periodo de dominación americana, previo a la invasión japonesa, de transición hacia la independencia, Filipinas pasó a ser una mancomunidad, gozando de una cierta autonomía. La constitución que daba forma jurídica a ese nuevo régimen reconocía el español como lengua cooficial, manteniendo este carácter, de forma plena hasta 1973, y limitada hasta 1987 en el que la constitución, que sigue en vigor, pasa a considerarlo, junto al árabe, de promoción voluntaria (Madrid Álvarez-Piñer, 2018).

En 1994 la Infanta Doña Elena inauguró oficialmente el Instituto Cervantes de Manila. En 2015 el Instituto Cervantes de Manila trasladó su sede a Makati, dentro de la conurbación de la Manila metropolitana, en el emblemático Ayala Triangle. Está situado en Ayala Tower I. Ayala Triangle, Ayala Avenue. Makati 1226, Metro Manila. Filipinas (cenmni@cervantes.es).

Enseñanza y aprendizaje

La enseñanza obligatoria de español desapareció del sistema educativo, a nivel universitario, en 1986. Ya había desaparecido como asignatura obligatoria en la secundaria, en 1973. Cuestiones políticas e ideológicas aparte, la causa principal de tal desaparición hay que buscarla en la carencia de profesorado cualificado para impartirlo. La enseñanza de español, en una época en la que éste no se percibía como lengua contemporánea de gran utilidad, suscitaba un debate similar al de la enseñanza del latín en el bachillerato español.

La proyección del español en el mundo, especialmente en Estados Unidos, en las décadas siguientes, y el ascenso a la presidencia de Filipinas de una hispanohablante, Gloria Macapagal Arroyo, a la sazón vicepresidenta de la Academia Filipina de la Lengua Española, propició la vuelta del español al sistema educativo público filipino como asignatura optativa 2.

Un hecho no demasiado conocido lo constituye el que la enseñanza pública —obligatoria y gratuita— se implanta en Filipinas en 1863, solo seis años después que en la metrópoli (Ley Moyano), y antes que en ningún otro territorio asiático, y que en no pocos países europeos. La primera institución educativa del país fue creada en fecha tan temprana como 1595 por los jesuitas, en Cebú: el Colegio de San Ildefonso, que impartía enseñanza primaria y secundaria.

Lo que sí es de todos conocido es la implantación de estudios universitarios por los dominicos en 1611, en el Colegio de Nuestra Señora del Santísimo Rosario, luego Colegio de Santo Tomás, que elevaría su rango a universidad en 1645, siendo la más antigua en activo de Filipinas y de toda Asia.

La primera universidad creada en el continente, en 1590 fue la jesuita de San Ignacio, que debió cerrar en 1770, como consecuencia de la expulsión de los jesuitas de los territorios de la corona hispana. Existió una universidad pública, la de San Felipe de Austria, creada en 1640, pero cerrada solo tres años después.

Muy importante papel en la formación de las élites filipinas lo ha venido desarrollado, desde su creación en 1859, la nueva universidad jesuita: Ateneo de Manila.

Estas dos universidades creadas por órdenes religiosas españolas, junto a la universidad pública University of the Philippines (UP) creada en 1908, alojan las secciones de español más importantes de Filipinas. El grupo de las big four lo completa De la Salle University creada en 1911 por los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que desde los años noventa viene contratando todos sus cursos de español al Instituto Cervantes. 

La enseñanza durante la época española se impartía en español. En época norteamericana en un primer momento se conservó la enseñanza en español en instituciones privadas, para ir dando paso progresivamente al inglés, que se impone a todos los niveles en la década de los veinte.

En las escuelas públicas el español es eliminado desde un primer momento. La lengua desempeñaba un papel importante en la estrategia colonizadora norteamericana. Se mantendría su enseñanza como lengua extranjera en la UP a partir de 1910 cuando se crea el Department of Foreign Languages.

A pesar de su evidente retroceso el español seguía teniendo una gran importancia en amplios sectores de la sociedad filipina, por ejemplo en la jurisprudencia, y seguía siendo lengua materna en prominentes hogares filipinos. Tras la independencia se impulsa la enseñanza de español en el sistema público, a través de diversas leyes —Sotto (1947), Magalona (1952), Cuenco (1957)—, lo que prueba que los filipinos seguían considerando al español como patrimonio propio. 

Intramuros Branch. Calle Real. Plaza San Luis Complex. Intramuros. Manila 1002. Corazón de lo que fue la Manila española. El edificio es una recreación de la arquitectura hispano filipina. Pertenece a la red fundacional del Instituto Cervantes.

Cultura

La sociedad filipina está muy influenciada por la cultura norteamericana y el american way of life. Salvo para unas élites sociales, y para sectores de la creciente clase media, lo español se percibe como muy lejano, en el espacio y en el tiempo, y lo peor es que siguen existiendo prejuicios coloniales, debido a que la enseñanza de historia en los niveles elementales sigue repitiendo tópicos de la leyenda negra sembrados y propagados por la Administración colonial norteamericana hace más de un siglo.

Lo que más valora el filipino, de cualquier clase social, de la herencia española es la cristianización de su país. También valora mucho la gastronomía y el flamenco, con especial devoción por la guitarra, instrumento que ha enraizado principalmente en Cebú, donde se fabrica e incluso se vende como suvenir a los turistas. 

La cultura filipina es una cultura de síntesis en la que lo español y lo novohispano son ingredientes fundamentales. En todas las manifestaciones culturales encontramos la herencia hispana, desde la gastronomía hasta el folclore. Cabe destacar la creación de géneros propios a imagen y semejanza de otros españoles, como es el caso de la zarzuela. El cine está muy presente en la vida cotidiana filipina (ahora en paréntesis por la pandemia) siendo muy importante —aunque en retroceso— el número de espectadores en las salas, y el número de producciones propias. Ello explica la gran acogida del festival de cine Película-Pelikula, que el Instituto Cervantes viene organizando, sin interrupción, desde 2002. 

Del 24 de noviembre al 3 de diciembre de 2021, el Instituto Cervantes de Manila celebra en línea la 15ª edición del Festival Internacional de Cine Mudo de Manila.

Hispanoamérica

Durante dos siglos y medio la conexión de Filipinas con España se establecía a través del Virreinato de Nueva España, mediante la ruta transpacífica Manila-Acapulco. Ello hizo que se produjeran mutuas influencias entre las dos orillas del Pacífico, y que en ciertos aspectos culturales Filipinas pueda estar más cerca de Hispanoamérica que de Asia. Tienen embajada en Manila: Argentina, Chile, Colombia, México, Panamá y Venezuela. Perú y Cuba la tuvieron, pero la cerraron en 2003 y 2009 respectivamente.

No obstante, el conocimiento de las culturas de estos países es muy limitado, siendo la figura universal de García Márquez la que más simpatía y respeto produce. Fenómeno de masas en décadas pasadas lo constituyeron las telenovelas mexicanas, que alcanzaron enorme popularidad. Los filipinos son conscientes, aunque quizás no todavía en su máxima expresión, de que su pertenencia al mundo hispánico les abre puertas no solo en el ámbito cultural, sino también, y especialmente, en el social y económico

La enseñanza de español en el sistema educativo de Filipinas

La enseñanza de español en la enseñanza primaria y secundaria de Filipinas.

La lengua española dejó de ser de enseñanza obligatoria en 1986, quedando fuera de la primaria y la secundaria; como consecuencia de la orden presidencial de 2007 antes mencionada se firmó por representantes de los ministerios de Educación filipino y español, de la AECID y del Instituto Cervantes el «Memorándum de entendimiento para la mejora y desarrollo de la enseñanza de la lengua y cultura españolas» en Barcelona el 23 de febrero de 2010, que tuvo continuidad en el «Memorándum de entendimiento para el desarrollo y promoción de la enseñanza de la lengua y cultura españolas» firmado en Manila el 23 de octubre de 2012 por representantes de las mismas instituciones. Estos memorandos establecían las bases para la cooperación en la materia enunciada hasta el curso 2015-2016, siendo su aspecto más importante, crucial, el de la formación de profesorado filipino.

El número de centros que imparten la asignatura de español ha pasado de los 15 iniciales del curso 2008-2009 a 83 en el curso 2019-2020. Y el número de profesores ha pasado de 30 a 190 en el mismo periodo. El número de alumnos que han estudiado la asignatura de español en secundaria se estima que se sitúa por encima de los 10.000 (curso 2019-2020). 

Mención especial merece el centro Saint Pedro Poveda College, fundado por teresianas españolas en 1960 con el nombre de Institución Teresiana. Desde el curso 2015-2016 corre a cargo del Instituto Cervantes de Manila la impartición de las clases de español a sus alumnas: 780 en el curso 2019-2020, cifra inferior a la de 2009-2010, que fue de 1.120. 

En cuanto a la formación profesional, el organismo público competente Technical Education and Skills Development Authority (TESDA) informa de 167 alumnos matriculados en distintos centros en el curso 2019-2020.

La Universidad de Santo es la Universidad Católica más grande del mundo. Fue fundada el 28 de abril de 1611 por el arzobispo español Miguel de Benavides. Posee los estatutos de fundación más antiguos de toda las Filipinas. Es la universidad más antigua de Asia. Foto y texto: Wikipedia.

La enseñanza de español en la universidad Filipina 3

Hemos localizado 18 instituciones que han impartido clases de español en el curso académico 2019-2020. No existe ningún departamento de español como tal, sino secciones de departamentos denominados por lo general «de lenguas modernas» o «de lenguas extranjeras».

Las cifras de estudiantes universitarios han ido descendiendo paulatinamente, pasando de 16.406 en 1995-1996 (Pita Lissarrague, 1995) a 12.466 en 2005-2006 (Galván Guijo, 2006); situándose en 8.122 en 2011-2012 (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2012) 4.

A falta de una sistematización en la recogida de datos, estimamos que el contingente de alumnos que estudiaron algún curso de lengua española en 2019-2020 podría haber descendido a unos 6.000. Hay una causa coyuntural para explicar este descenso: la prolongación en dos años de los estudios de secundaria, lo que ha provocado que durante dos años no entraran nuevos alumnos en la universidad; causa no tan coyuntural es la ampliación a otras lenguas de nueva pujanza, de la oferta de cursos.

Y la causa endémica de siempre: la escasez de profesorado cualificado, en la que incide negativamente el retroceso en la política de becas para realizar estudios lingüísticos en España. 

La enseñanza de español en el Instituto Cervantes

Heredero del Centro Cultural de la Embajada de España, comienza a operar como Instituto Cervantes en 1993. Recogemos datos de actividad docente desde el curso 1992-1993 —el año escolar en Filipinas comienza en junio—, que va creciendo de forma lineal hasta el curso 2001-2002, donde se produce un incremento muy acusado como consecuencia del contrato firmado con el Ministerio de Asuntos Exteriores filipino. Este programa tenía por objetivo enseñar español a los funcionarios de dicho ministerio, que en 2004 organizaría en Manila la cumbre de FOCALAE 5.

La actividad disminuye ligeramente en cursos sucesivos como consecuencia de la fatiga en la actividad de dicho programa, para experimentar una fuerte subida en los cursos 2006-2007 y 2007-2008 como consecuencia de distintos factores: la puesta en marcha del programa que por aquel entonces impulsaba el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales español, cuyo objetivo era colocar a cientos de filipinos con capacidad comunicativa en español para trabajar como cuidadores geriátricos en España; también influirían de manera positiva al incremento de la actividad docente: el cambio de sede a una zona próxima al llamado cinturón universitario, firmándose convenios con algunas universidades; la existencia de cuatro aulas externas y sobre todo la implantación masiva en Filipinas, por esas fechas, de compañías de business process outsourcing (BPO) para la atención telefónica a clientes y usuarios de compañías norteamericanas, que valoraban y cotizaban el que sus operarios pudieran hablar español. Ello ha llevado a muchos filipinos desde entonces a aprender español y con ello a poder encontrar un buen puesto de trabajo en este sector. 

Con todo ello se llegó al máximo histórico de actividad en el centro, y al primer puesto de la red del Instituto Cervantes. El curso siguiente se produce, no obstante, un drástico descenso, pero se mantiene todavía en un nivel muy alto de actividad, que siguió hasta el curso 2016-2017 por encima de las 200.000 horas/alumno, perdiendo ese nivel en los tres últimos cursos.

Cabe destacar que, a pesar de la pandemia, la actividad en el curso 2019-2020 se ha mantenido en los niveles de los dos anteriores. Si hacemos abstracción de las burbujas que se produjeron por la contratación de programas puntuales, podemos concluir que la actividad del centro tuvo un crecimiento sostenido —pendiente constante— hasta el curso 2006-2007 en el que experimenta un fuerte incremento; para, desde entonces hasta la actualidad, mantenerse constante: gráfica sensiblemente plana. 

Hay que reseñar la estabilidad que ha procurado al centro desde sus comienzos el contrato con De la Salle University y sus satélites College of Saint Benilde y Angelo King. El fenómeno del BPO sigue aportando un importante «colchón de alumnos», así como en el último lustro el contrato con Saint Pedro Poveda College, que ha compensado la pérdida de alumnos individuales, que pudiera estar relacionada con el traslado de las aulas de Manila al distrito financiero de Makati, de gran congestión y complicado acceso desde otras zonas de la megápolis. La llegada de la pandemia ha cortado el lanzamiento de clases en los locales que el centro ocupa desde 2018 en el distrito histórico de Intramuros en la denominada Casa Azul, y que aloja la mayor parte de volúmenes de la Biblioteca Miguel Hernández. Gráfico 1

2.3. La enseñanza de español: datos globales

Una rigurosa y sistemática toma de datos y un estudio científico sobre el español en Filipinas son necesarios para superar la aproximación especulativa. En el siguiente gráfico exponemos los datos fehacientes sobre el curso 2019-2020 que hemos podido recoger. El número total de estudiantes de español en Filipinas se sitúa en torno a los 18.000, pero no se recogen datos de academias y otros posibles centros de enseñanza no reglada, salvo los del Instituto Cervantes.

Tampoco es completamente exhaustiva la recogida de datos de las universidades, ni de los centros privados de enseñanza reglada. Por todo ello estimamos que la cifra total puede ascender a algunos miles por encima de los 20.000. Gráfico 2

Profesorado e hispanismo en Filipinas

En Filipinas el hispanismo hay que entenderlo básicamente en relación con lo hispano-filipino, es decir con el estudio de las manifestaciones culturales y lingüísticas ligadas a la presencia española de más de tres siglos en el archipiélago.

Salvo casos muy aislados, como el del doctor en Teología por la Universidad de Salamanca, Macario Ofilada, son prácticamente inexistentes los de filipinos que se hayan interesado por el estudio de manifestaciones culturales propias de España o de Hispanoamérica.

Más que hispanistas, podríamos decir que en Filipinas hay hispano-filipinistas. La política de becas para realizar estudios en España dio buenos resultados en el pasado (Instituto de Cultura Hispánica, Instituto de Cultura Iberoamericana), habiéndose nutrido las secciones de español de las universidades con beneficiarios de dichas becas.

No ha habido una política por parte de España para la formación de hispanistas filipinos. Las becas MAEC-AECID se abrieron a otros ámbitos, aunque el mayor contingente de beneficiarios siempre ha sido el de lengua española. Sufrieron un golpe durísimo con la crisis económica. De veintisiete beneficiarios en 2002 se ha pasado a solo uno, en 2019 y en 2020. Esta circunstancia a corto plazo puede suponer un serio riesgo para el relevo generacional en el profesorado universitario.

La razón quizá más poderosa que explica la ausencia de hispanistas stricto sensu en Filipinas es la barrera de la lengua, y la lejanía de cualquier territorio hispanófono, lo que incide en la carestía y con ello en la dificultad de viajar y disfrutar de estancias en España o en Hispanoamérica.

También es la lengua una barrera importante para que los filipinos puedan estudiar y valorar en su justa medida aspectos fundamentales de su propia historia y cultura, ya que las fuentes para ello están en español. Al respecto conviene destacar que el Instituto Cervantes de Manila viene impartiendo cursos de español al personal del Archivo Nacional desde el curso 2012-2013. Lo hizo con otras instituciones del Gobierno filipino como el Foreign Service Institute, que sigue de forma autónoma ofreciendo cursos de español a un reducido número de sus funcionarios. 

El Cervantes de Manila es un referente fundamental para la formación de profesorado, habiendo impartido las clases del programa de formación de profesores de secundaria del Department of Education desde el curso 2009-2010 hasta el 2016-2017. Tras un descenso en años posteriores, la actividad en este ámbito ha vuelto a ser importante en los tres últimos, con una media superior a los 200 alumnos por año académico. 

Certificación de ELE en Filipinas

El incremento progresivo de los candidatos al DELE tiene que ver también con el fenómeno del BSO, pues las empresas de este sector valoran su posesión para la contratación de operarios. Así mismo el DELE Escolar ha experimentado una creciente valoración por parte de instituciones educativas como medio de homologar la aptitud de la enseñanza de español impartida en sus aulas. Gráfico 3

Conclusiones sobre el español en Filipinas

El Instituto Cervantes ha desempeñado un papel fundamental en transmitir una imagen real de la España democrática, plural y abierta que se proyecta al mundo una vez completado el proceso de transición política y aprobada la Constitución de 1978. La imagen de España en Filipinas hace treinta años estaba llena de tópicos, oscurantismo y un marcado rechazo. Las relaciones con España se habían cortado en el 98; el único contacto real, aunque indirecto, se producía a través de las familias de origen español, los denominados mestizos, que constituían una oligarquía de gran prestigio social, pero que suscitaba también rechazo por parte de otras capas de la población.

La continuada programación cultural del Instituto Cervantes de Manila ha sido fundamental para cambiar esa imagen. El centro, durante la última década del siglo XX, se fue erigiendo en un referente de la vida cultural de la ciudad de Manila, para vivir un periodo de crecimiento y de consolidación de su prestigio en la década siguiente. 

El Instituto Cervantes de Manila, cabecera de la red en el sudeste asiático, lleva muchos años siendo uno de los primeros de la red en cuanto al volumen de actividad académica, situándose no pocos años en el primero, segundo o tercer puesto. Además de por el interés que suscita el español en Filipinas se debe también este hecho a la escasa proliferación de centros públicos o privados que enseñen español en el país.

Más que aumente el número de alumnos en el Instituto Cervantes, que también, el reto del Estado español debería ser el de que la enseñanza de nuestra lengua penetre mucho más en el tejido educativo filipino, reto importante pues a los competidores tradicionales, para ser tercera lengua —tras el filipino y el inglés, o cuarta, si el estudiante es nativo de una región de habla no tagala—, el francés, alemán o italiano, se han unido lenguas asiáticas de enorme pujanza económica como el chino mandarín, el japonés y, últimamente, el coreano. 

La pandemia ha provocado la migración de cursos presenciales a cursos en línea sincrónicos. La adaptación a la nueva realidad ha sido mejor de lo que podría haberse imaginado. Se ha hecho de la necesidad virtud, al producirse la apertura de un nuevo e inmenso mercado que no tenía acceso al aprendizaje presencial. Aprovechar en toda su magnitud este potencial, y poder llegar a cualquier rincón de la geografía filipina, es quizás el principal reto para los próximos años. Más allá del fin de la pandemia, este formato de cursos —que, aunque técnicamente hace tiempo era posible, no se había llevado a la práctica— ha llegado para quedarse.

En lo cultural el reto estriba en que cada vez estén más presentes en la programación la cocreación y la cofinanciación y la penetración en el mercado cultural filipino de agentes y productos españoles. Quedaron atrás los tiempos en que bastaba con darse a conocer, tener presencia y entretener al público.

Aun cuando una rigurosa y sistemática toma de datos y un estudio científico sobre el español en Filipinas son necesarios para poder extraer inequívocas conclusiones, podemos concluir que hay un interés por el español básicamente porque ofrece oportunidades de trabajo a los filipinos. La reintroducción de su enseñanza en la secundaria, promovida por la voluntad de la presidenta Gloria Macapagal, es una realidad frágil que hay que apoyar con visión estratégica y programas concretos. El retroceso progresivo en el medio universitario es una realidad que palían los lectorados de la AECID.

Artículo publicado en el Anuario 2021 sobre El Español en el Mundo del Instituto Cervantes.

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