El Instituto Cervantes presentó hoy el nuevo Anuario El español en el mundo 2023, que contiene los datos más relevantes sobre su presencia internacional y las proyecciones de futuro. Una publicación de referencia que destaca los casi 500 millones de hablantes nativos, cifra que asciende hasta rozar los 600 millones (el 7,5 % de la población mundial) si se suma a quienes tienen competencia limitada y los estudiantes. Es la segunda lengua materna del planeta, tras el chino mandarín, y seguirá creciendo durante las próximas cinco décadas.
Esos y otros muchos datos actualizados son “motivo para el orgullo, pero no puede significar autocomplacencia”, afirmó Luis García Montero, el director del Cervantes. Hay que trabajar, dijo, para reforzar nuestro peso en el mundo, buscando puntos de apoyo para consolidar su prestigio y su presencia en la ciencia y la tecnología, sin basar el crecimiento del español solo en la demografía de los países hispanohablantes.
El ministro de Asuntos Exteriores en funciones, que clausuró la presentación pública del Anuario, incidió en esa idea: el español es “un patrimonio inmenso” pero hay que tener en cuenta el cambio de tendencia demográfica en el mundo, que bajará en Hispanoamérica y subirá en África subsahariana. Por eso, debemos potenciar su enseñanza como lengua extranjera y como lengua de herencia de millones de descendientes de españoles que viven en otros países.
Para José Manuel Albares, el mayor desafío es fomentar su uso en el ámbito científico y anclarlo en el campo tecnológico, sin menospreciar su actual posición hegemónica en la música (el español “reina en las plataformas de streaming”), la creación sonora, las series audiovisuales y la industria del videojuego. El ministro elogió el anuario como “la publicación de referencia que arroja los resultados más fiables sobre el español”.
En el marco de la presidencia semestral española de la Unión Europea, García Montero destacó, entre otros múltiples datos, los 76 millones de europeos con capacidad para comunicarse en español: 45 millones en España, 25 que lo hablan como lengua extranjera y 6 millones de estudiantes, hasta convertirlo en la segunda lengua extranjera preferida por los alumnos.
También celebró la extensión de centros, aulas y otras entidades del Instituto por el mundo: ya está presente en 100 ciudades de 50 países o territorios. Los últimos centros abiertos son Dakar (Senegal), Los Ángeles (Estados Unidos) y Seúl (Corea del Sur) y se han aprobado extensiones en Salónica (Grecia), Edimburgo (Reino Unido), Rabuni (Argelia), Nuakchot (Mauritania) y Melbourne (Australia).
El Anuario 2023 se abre con el exhaustivo estudio «El español: una lengua viva. Informe 2023», que como cada año ha elaborado el profesor e investigador David Fernández Vítores, bajo la coordinación de la Dirección Académica del Instituto Cervantes.
Contiene datos actualizados relacionados con el español y la demografía, su enseñanza como lengua extranjera, presencia en internet, influencia económica, actividad cultural o divulgación científica, entre otros aspectos.
Destaca el dato de los casi 500 millones de personas (499.947.796) que tienen el español como lengua materna (el pasado año se superaron los 496 millones), lo que supone el 6,2 % de la población mundial). La cifra total de usuarios potenciales roza los 600 millones (599.405.122) si a las personas con dominio nativo se les suman los usuarios de competencia limitada (76.422.128) y los aprendices como segunda lengua o como lengua extranjera (23.035.198).
Esos casi 600 millones equivalen al 7,5 % de la población mundial, si bien se cree que en el año 2100 la población mundial que pueda comunicarse en español será el 6,4 %. Hoy es la segunda lengua materna del mundo por número de hablantes, tras el chino mandarín, y el segundo idioma de comunicación internacional.
Lengua y lenguajes
La segunda sección del Anuario reflexiona no solo sobre nuestra lengua, sino sobre el lenguaje, entendido como cualquier forma de comunicación ‒verbal o no verbal‒ entre los seres humanos, analizando los riesgos de exclusión que comporta si se utiliza de manera discriminatoria o excluyente.
Luis García Montero abre la sección con el artículo «La comunidad de lo diverso», en el que destaca el papel decisivo del lenguaje para convivir y construir comunidad, así como la importancia de crear conjuntamente el sentido de los signos orales o gestuales de esos lenguajes, de escucharnos, de leernos, también con los dedos.
Se abordan también la convivencia de la lengua de signos (o de señas) con el español y el sistema braille que desde hace casi dos siglos utilizan personas con visión limitada. Participaron en un coloquio con la directora académica, Carmen Pastor Villalba. los respectivos responsables de las entidades que trabajan en ellos: María Luz Esteban Saiz, del Centro de Normalización Lingüística de la Lengua de Signos Española (CNLSE), y Andrés Ramos Vázquez, de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE). El Anuario también aborda las dificultades que comporta la dislexia para el diseño de pruebas de idiomas adaptadas.
“Violencia comunicativa contra las mujeres”
Otras dos secciones de este capítulo diseccionan tanto el lenguaje de la igualdad entre hombres y mujeres como el lenguaje de la Administración. La catedrática Estrella Montolío Durán, de la Universidad de Barcelona, denuncia en el primero (escrito con Irene Yúfera) la “violencia comunicativa contra las mujeres”, que, más allá del “todos y todas”, silencia a las mujeres, hace que se les escuche menos, se preste menos atención a sus intervenciones (incluso en el Congreso de los Diputados), se les interrumpa más o se les retuitee menos.
En cuanto a la “burocratez” del lenguaje de la Administración, Montolío propone medidas para combatir el uso de un lenguaje incomprensible para la mayoría de los ciudadanos que genera problemas, además de frustración y rabia, consecuencias que se agudizan por la digitalización y la casi desaparición de la atención personal.
El libro, de 460 páginas, contiene además artículos detallados sobre su situación en cinco países (ya se han analizado la situación en más de 90 países desde que empezaron a editarse los Anuarios en 1998).
En concreto, esta 24.ª edición pasa revista a Tailandia (donde saben hablar español unas 10.000 personas), Portugal (con un millón de hablantes, casi todos tras estudiarlo en la escuela), Ucrania (12.000 estudiantes), República Democrática del Congo (2.000 estudiantes) e Irán (unos 370 estudiantes de español en las tres universidades donde se enseña).