Cuatro estudiantes de la Universidad de Burgos han conseguido este curso el Certificado al Compromiso Social (CCS), un documento pensado para acreditar las actividades de carácter social o medioambiental, dando la oportunidad de fortalecer el desarrollo académico, personal y profesional al alumnado de la UBU.

La Vicerrectora de Internacionalización, Cooperación y Alianzas Estratégicas, Ileana Mª Greca Dufranc, presidió el acto de entrega, celebrado el pasado viernes y en el que destacó el papel de la Universidad en la formación, no solo de profesionales sino también de personas comprometidas con la sociedad, “sobre todo en estos tiempos tan convulsos que estamos viviendo”, señalaba.
Irene García, estudiante de Terapia Ocupacional, ha sido voluntaria en la Asociación Síndrome de Down, y asegura que realizar este voluntariado y otras actividades sociales y medioambientales le ha dado la oportunidad conocer personas con capacidades diferentes, lo que le ha permitido desestigmatizar ideas preconcebidas sobre el colectivo. Además, tener estas experiencias le ha servido para reafirmarse en su decisión de ser Terapeuta Ocupacional.
Por su parte, Daniela Ruiz ha destacado la oportunidad de aprendizaje y crecimiento que te brinda realizar un voluntariado. En su caso, ha colaborado con la ONG ACCEM, enseñando español a extranjeros. Como estudiante del Grado en Ciencia Política y Gestión Pública es consciente de las dificultades a las que se enfrentan las minorías que, en muchos casos, se quedan fuera de la norma por no entenderla. Como posible futura gestora pública destaca la importancia de no dejar a nadie fuera, brindando los apoyos necesarios a quienes lo necesiten.
Totalmente de acuerdo con ella ha estado Virginia Martínez, estudiante del Grado en Español: Lengua y Literatura, quien ha podido comprobar estas mismas sensaciones como voluntaria en la Asociación Las Calzadas, donde estuvo acompañando y fomentado la lectura comprensiva en personas con discapacidad cognitiva. Con esta experiencia, se dio cuenta de que hay muchas formas de ser profesora sin serlo “al uso”. Además, también ha realizado un voluntariado de larga duración en la Asociación Autismo Burgos.
Por último, Ezequiel Suárez, estudiante de Pedagogía, compartió su experiencia de tres años como voluntario en la residencia para personas mayores de San Agustín, donde ha compartido charlas y paseos con dos señoras. A Ezequiel le impulsó realizar este voluntariado el hecho se ser un ámbito diferente para la Pedagogía, y considera importante tener en cuenta la diversidad vital como base de la Pedagogía y la revalorización del aprendizaje para toda la vida.
Los cuatro estudiantes han destacado que sus experiencias han sido sumamente enriquecedoras, tanto a nivel profesional como personal, así como el vínculo humano que se construye con personas diferentes en la realización de este tipo de actividades. Además, los cuatro han adquirido o fortalecido competencias que consideran fundamentales, como la iniciativa y autonomía, al tener que planificar las actividades adecuadas para cada momento; la planificación y organización, para gestionar su propio tiempo y preparar las actividades; y el análisis y resolución de problemas y flexibilidad, al tener que adaptarse a situaciones nuevas y resolver dificultades que podían surgir cada día, la comunicación interpersonal, etc.