Cantoria y Olula del Río celebran la Fiesta de las Carretillas este fin de semana

Fiesta de las Carretillas en Olula del Río.Como cada año, los municipios de Cantoria y Olula del Río celebran las festividades de San Antón, santo del fuego y patrón de la villa, y San Ildefonso, con su tradicional tirada de carretillas. Consiste en elaborar durante dos meses unas carretillas de cartón llenas de pólvora que, los días el 16, 19, 20 y 22  de enero, son quemadas, produciendo un espectáculo de luz y color. 

 

Las carretillas son unos canutos de cartón rellenos de un preparado compuesto de pólvora y limadura de hierro. Una buena carretilla no debe explotar ni elevarse, sino mantenerse a ras del suelo, colear mucho y no estallar, ofreciendo un espectáculo de luz y color sin peligro de quemar a nadie.

Las distintas peñas y agrupaciones del pueblo compiten para ser los productores de las mejores carretillas, que tiran al llegar la esperada noche del 16 de enero. Cada peña fabrica gran cantidad de carretillas algunos años han superado las diez mil.

No hay datos escritos sobre el origen de esta fiesta, pero se cree que surgió en el siglo XVI, con la expulsión de los moriscos. Al parecer, hoy solo se conserva la tradición de las carretillas, aunque está resurgiendo la fiesta año tras año, al igual que la procesión del carretillero, que consiste en trazar un itinerario, y en cada esquina se construye una gran hoguera con leña y enseres viejos de las viviendas que son aportados por todos los vecinos.

Las dos imágenes de la procesión, San Antón y San Cayetano, son llevados a hombros por los carretilleros. Durante la procesión son bailados y alabados, acompañados de la banda de música local. Los lugareños salen a la calle ataviada con una indumentaria que evita, entre otras cosas, las posibles quemaduras. Es típico el llevar una larga bufanda blanca rodeada al cuello, y como no, el imprescindible «talín», recipiente de madera colgado al hombro en el cual se transportan las carretillas.

Las fogatas y lumbres aparecen por cada esquina y los carretilleros se dirigen hacia la iglesia, donde queman sus primeras carretillas.

Los grupos de amigos van a las puertas de las casas, donde se entra para beber vino y comer embutidos caseros de las matanzas. Después de avituallarse un poco se sale de nuevo a la calle, donde se tiran carretillas que saltan y corren como locas, produciendo un bello espectáculo de luz, color y sonido. De esta forma entre cánticos de carretilleros y golpes de tambores, se llega al amanecer repitiendo una y otra vez el mismo ritual.

En la actualidad, se puede calcular que se queman aproximadamente unos dos mil kilos de pólvora, en unas 170.000 carretillas.

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