Arqueología sin barreras en la Cueva del Arco

Discapacitados intelectuales encuentran una pieza arqueológica en la Cueva del Arco.
La emoción al encontrar otra pieza. Foto: Fran Ramírez.

La Universidad de Murcia desarrolla un proyecto para la inclusión de discapacitados intelectuales, que han colaborado en los trabajos arqueológicos de la Cueva del Arco.

La Cueva del Arco, en Cieza (Murcia), es uno de los enclaves arqueológicos más interesantes del Sureste. Allí se conservan niveles de ocupación que van desde el Neolítico hasta el Paleolítico; y algo mucho más excepcional todavía en esta zona, la pruebas de que los habitantes del Paleolítico hacían pinturas rupestres en los mismos lugares en los que vivían.

De personas con discapacidad a arqueólogos

Este entorno murciano, aunque era conocido y se excava desde el año 2015, hasta ahora no había recibido a unos estudiosos tan especiales. Se trata de un grupo de personas con discapacidad intelectual que, por primera vez en su vida, han tenido un encuentro muy directo con la ciencia.

Han sido los protagonistas de la iniciativa de divulgación científica Arqueología y discapacidad intelectual: desenterrando prejuicios, impulsada por la Universidad de Murcia, para promover la inclusión social de estas personas, que han colaborado con los científicos en las tareas de excavación y estudio de este enclave arqueológico.

Discapacitados intelectuales en la Cueva del Arco.
Arqueología inclusiva en la Cueva del Arco. Foto: Fran Ramírez.

El impulsor de esta iniciativa ha sido el arqueólogo y profesor de Prehistoria en la UMU, Ignacio Martín Lerma, en colaboración con la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación de la UMU. Martín Lerma se propuso dar un paso más en la divulgación de la ciencia, para acercarla a un colectivo que habitualmente queda fuera de estas iniciativas.

Divulgación para todos

Así que la fórmula elegida fue hacerlos partícipes de una investigación científica en un entorno real, como la Cueva del Arco, acompañados por el equipo de investigadores que trabajan día a día en este enclave prehistórico. Los chicos y chicas participantes en este proyecto trabajaron de igual a igual con sus compañeros científicos: realizaron excavaciones, trabajos de tamizado, análisis de piezas… es decir, lo que hace cualquier arqueólogo en un yacimiento.

Los resultados de esta experiencia real fueron excepcionales, según cuenta Ignacio Martín Lerma, para ambas partes. El grupo de discapacitados intelectuales sintieron que podían aportar algo a la sociedad y, especialmente, a la ciencia, lo que se tradujo en una dosis extra de autoestima.

“Era fascinante ver cómo se emocionaban y gritaban de alegría cuando encontraban alguna pieza”, explica el director de este proyecto. Pero, al mismo tiempo, los propios arqueólogos disfrutaron de una experiencia única, al ver las reacciones de alegría de estos chicos, a los que esta iniciativa les había permitido meterse en el papel de los propios investigadores. Tanto fue así, que algún integrante del equipo científico de Martín Lerma no pudo contener las lágrimas de la emoción al ver las reacciones de sus nuevos colegas.

Charlas y talleres en centros de Murcia y Almería

Discapacitados intelectuales colaboran en la excavación de la Cueva del Arco.
Alegría por encontrar restos arqueológicos. Foto: Fran Ramírez.

La experiencia no terminó en los trabajos en la cueva, realizados durante el mes de septiembre, sino que se va a extender a lo largo de todo este año, ya que uno de los participantes, Sergio Rodríguez, junto al equipo que trabaja en la cueva, recorrerá asociaciones y centros de discapacitados de las provincias de Murcia y Almería, para contar su experiencia y acercar a sus compañeros la arqueología.

Una de las claves para que funcione este proyecto de investigación reside justamente en que el encargado de transmitir esos conocimientos sea una de las personas discapacitadas. Ignacio Martín Lerma afirma que de esta manera se consigue llegar mucho mejor al colectivo, se consigue una implicación mucho mayor por parte de estas personas.

Además de las charlas, también se ha previsto la organización de simulaciones arqueológicas en los propios centros ocupacionales participantes en esta iniciativa. Pequeña excavaciones para que discapacitados intelectuales busquen las piezas enterradas y aprendan cómo es el trabajo de los arqueólogos en un yacimiento real. De esta forma, todas las personas participantes en esta iniciativa podrán vivir su experiencia como arqueólogos. Estos talleres se complementarán con réplicas de piezas arqueológicas, que podrán manipular los participantes en esta iniciativa y que les permitirán hacerse una idea de cómo vivían las personas dejaron estos vestigios en lugares como la Cueva del Arco.

Exposición de reproducciones de materiales prehistóricos

Discapacitados intelectuales buscan piezas en la Cueva del Arco.
Buscan piezas en la Cueva del Arco. Foto: Fran Ramírez.

Además, discapacitados intelectuales recrearán materiales prehistóricos, que se podrán ver en una exposición que pondrá punto y final, al menos por ahora, a esta iniciativa, en la que miembros de estas instituciones, familiares y monitores podrán conocer más sobre la arqueología y la prehistoria.

Esta iniciativa de divulgación científica cuenta con el apoyo de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y del Ministerio de Ciencia e Innovación, así como con la participación directa de la asociación Asprodalba, a través de su director técnico y gerente provincial de Plena Inclusión Andalucía, Ignacio Martín Cuadrado, padre del arqueólogo que lidera este proyecto.

De hecho, declara Martín Lerma, la figura de sus padres, ambos psicólogos, ha influido mucho en que este proyecto se esté llevando a cabo. Aunque su especialización es la prehistoria y la arqueología, Ignacio Martín Lerma ha vivido de cerca la discapacidad intelectual, ya que sus padres han dedicado buena parte de su carrera profesional a trabajar con este colectivo.

Divulgación de la Prehistoria

Encuentran una pieza en la Cueva del Arco.
Un integrante del equipo encuentra una pieza en la Cueva del Arco. Foto: Fran Ramírez.

Eso le creó cierta sensibilidad hacia las personas con discapacidad intelectual y de ahí que decidiera acercar la ciencia a este colectivo, con un proyecto innovador como éste, que le ha supuesto una doble satisfacción. Por un lado, ha hecho y está haciendo felices a personas con discapacidad intelectual que, gracias a esta iniciativa, ven que pueden aportar mucho a la sociedad. Por otro, ha podido trabajar mano a mano con su padre, ya que él ha sido el encargado de llevar la parte psicológica de esta actuación y ha marcado las pautas de trabajo con estas personas con discapacidad intelectual.

Este proyecto está suponiendo un revulsivo para las personas con discapacidad intelectual de Murcia y Almería. Es el primero que les acerca la ciencia de esa manera, los hace protagonistas de su propio aprendizaje y les permite conocer los orígenes de nuestra civilización. Pero, lo más importante, los implica en un estudio científico, para hacerles ver todo lo que pueden aportar a la sociedad, que es mucho y basta abrir ventanas como la que se ha abierto en la Cueva del Arco para darse cuenta de la importancia de que nadie se quede atrás.

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