Las matemáticas se sitúan en la base de la mayor parte de las disciplinas científicas y tecnológicas. Sin embargo, a pesar de que existe un consenso generalizado sobre la importancia de esta materia, no lo hay tanto a la hora de enseñarlas. Diversos estudios llaman la atención sobre una tasa fuera de lo normal de ansiedad matemática, el miedo que sufren estudiantes a esta asignatura, que les lastra en su rendimiento académico y limita sus aspiraciones. Un equipo de la Universidad de Murcia (UMU) estudia este fenómeno en población escolar, con el objetivo de tener una visión global del problema y poder desarrollar estrategias para acabar con este temor a una materia fundamental en la ciencia y la tecnología.
Los resultados de los estudiantes españoles en el último informe PISA, hecho público a finales de diciembre, muestra que algo no anda del todo bien en la docencia de las matemáticas. El 40 por ciento del alumnado español sufre ansiedad hacia las matemáticas, una cifra muy por encima al promedio de los países de la OCDE y la Unión Europea. Y se enfrenta a la asignatura con inseguridad, lo que repercute en su rendimiento escolar e incluso llega a condicionar tanto su futuro académico como profesional.
Qué es la ansiedad matemática
Desde hace años, especialistas en educación y psicología acuñaron el término de «ansiedad matemática», que hace referencia a ese nerviosismo que se siente a la hora de enfrentarse a tareas que requieren el manejo de operaciones numéricas. Y no tienen por qué ser muy complejas, ya que la ansiedad matemática se sufre tanto en las diferentes etapas educativas, como también en la vida fuera de las aulas, en tareas cotidianas como revisar el cambio tras realizar una compra, revisar una nómina o comparar productos financieros.
La ansiedad matemática se define como «un sentimiento de miedo, tensión o aprensión que puede manifestarse tanto en la manipulación de números y en la resolución de problemas matemáticos, como en situaciones académicas y cotidianas de nuestro día a día», explica la estudiante de doctorado de la Universidad de Murcia, Ana Campillo. Esta investigadora realiza su tesis con un contrato financiado por la Fundación Séneca y participa en proyecto de investigación nacional ANSIEMAT, con el que se pretende analizar la ansiedad matemática, su prevalencia y curso evolutivo en alumnado de Primaria de la Región de Murcia, y además, se aborda este miedo desde una perspectiva más amplia, en la que caben aspectos cognitivos, emocionales y ambientales.
Qué problemas origina el miedo a las matemáticas
El miedo a los números y a las matemáticas en general dificulta el aprendizaje de la materia, de manera que el rendimiento académico se ve afectado negativamente. Sin embargo, esto no quiere decir que las personas que sufren de este tipo de ansiedad no tengan necesariamente buenas habilidades matemáticas, sino que es tal el rechazo que sienten hacia ellas, que tienen dificultades a diferencia de cualquier otra materia de clase, como puede ser la lengua, la historia o incluso la biología, por poner citar algunas.
«De hecho hay personas muy buenas en la materia que tienen ansiedad matemática; pero como cualquier ansiedad, la que se siente hacia las matemáticas también se puede controlar», aclara esta investigadora, que cursó el Grado en Educación Infantil.
Qué origina la ansiedad hacia los números
Se ha observado que la ansiedad matemática surge de una mezcla de factores personales y del entorno. Por el lado personal, influyen aspectos como el funcionamiento e cerebro, la genética, una tendencia general a sentir ansiedad, la capacidad para controlar las emociones y dificultades en el control de la atención. Aunque los estudios todavía no han llegado a conclusiones claras, se ha visto que las chicas suelen reportar más ansiedad matemática. Esto podría deberse a que en general tienen más tendencia a la ansiedad o, quizá, a que culturalmente los hombres expresan menos sus emociones.
En cuanto a los factores del entorno, influye la ansiedad matemática que sienten padres y profesores, sus expectativas sobre el rendimiento en matemáticas, la calidad de las relaciones en clase y el método de enseñanza que se utiliza, entre otros.
Sin duda, hay un colectivo que se ve afectado en mayor medida por la ansiedad matemática. Se trata de los niños y niñas con trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Este alumnado presenta dificultades para concentrarse, que afectan a su rendimiento académico en todas las materias y, muy especialmente, en matemáticas, debido al esfuerzo adicional que requiere una asignatura en la que se manejan conceptos más abstractos. Se caracteriza, también, por una falta de autorregulación emocional, que actúa como otro factor de exposición a la ansiedad matemática.
«Quienes manejan mejor las emociones negativas que surgen en la resolución de problemas están más protegidos frente a la ansiedad general y también a la ansiedad matemática», añade Ana Campillo.
De qué manera se puede tratar la ansiedad matemática
En el fondo, en la ansiedad matemática y la que se siente frente a cualquier otra asignatura subyacen cuestiones emocionales, de ahí la importancia de incorporar los sentimientos a la tarea docente, algo que ya se preveía en la conocida como Ley Celaá de 2020. «Tenemos que fomentar que los escolares escriban sobre los sentimientos que les generan las matemáticas, algo que no se suele hacer, y debería ocupar los últimos minutos de la clase. También ayuda emplear técnicas de respiración profunda, que llevan a un estado de calma».
El profesorado tiene que fomentar la autoconfianza del alumnado y se debe relajar la presión sobre el rendimiento. Por otro lado, se puede fomentar el trabajo matemático en casa de la misma manera que se hace con la lectura, una tarea en la que deben participar activamente los padres y ayuda a que los niños pierdan el miedo a las operaciones matemáticas y al manejo de números.
Qué métodos los docentes ayudan a prevenir el temor a los números
La prevención de la ansiedad matemática en las primeras etapas de la educación es posible, pero requiere cambios en la fórmula docente. «Los niños que tienen ansiedad matemática requieren métodos docentes más visuales y prácticos, que consigan captar su atención. También es importante que el alumnado extraiga y escriba las partes esenciales de los ejercicios, para evitar cargar la memoria; así como la resolución verbal de las operaciones y los problemas», dice la investigadora del proyecto ANSIEMAT.
Las metodologías que otorgan un rol activo a los estudiantes funcionan mejor, y mucho más si se aborda la materia como si fuera un juego. Lo mismo ocurre si se hace ver la aplicación de las matemáticas con ejemplos reales, para que el alumnado adquiera conciencia de su utilidad y las vean más como una herramienta para la vida, que como una asignatura de la escuela.
Para cerrar el círculo, se recomienda el uso de material manipulativo, ya que facilita que los conceptos más abstractos adquieran una dimensión más concreta, lo que mejora la comprensión por parte del alumnado. Estrategias tan sencillas como el uso de policubos para la enseñanza de la geometría o la estadística pueden ser especialmente útiles.
La ansiedad matemática es un problema que trasciende la vida académica. Genera una aversión hacia las matemáticas, que afecta el rendimiento académico, pero también se convierte en una limitación autoimpuesta, que afecta a la autoestima y, a la larga, aleja al alumnado de carreras y profesiones relacionadas con la ciencia y la tecnología, fundamentales para el desarrollo del país.