Científicos identifican una nueva falla en Alborán en formación, que es la responsable de los terremotos más importantes registrados desde 1994 en la zona.
Los terremotos registrados en el entorno del Mar de Alborán en 1994, 2004 y 2016 tienen mucho más en común de lo que en un principio sospechaban los investigadores.¿Cuánto se mueven las placas?
Investigadores de la Universidad de Jaén están analizando los datos recopilados durante una década en las orillas española y marroquí, sobre el movimiento de las placas Euroasiática y Africana, por el que se están acercando ambos continentes. El investigador de la Universidad de Jaén, Antonio José Gil, afirma que se trata de una serie de mediciones realizadas con estaciones GPS portátiles. Un registro anual, siempre en los mismos puntos, que les permite evaluar la velocidad y la dirección del movimiento de las dos masas continentales. Se trata de un trabajo novedoso que añadirá nuevos elementos para la interpretación de lo que sucede en la confluencia de estas dos placas tectónicas. Y se publicará en los próximos meses en alguna de las revistas de referencia. “Desde hace diez años, anualmente hacemos mediciones gps en los mismos puntos y vamos haciendo series temporales. Y nos dan datos sobre la deformación que encontramos en tierra”, explica Antonio José Gil. Este investigador considera que lo óptimo sería contar con estaciones de registro como las instaladas en Málaga, Balerma (Almería) y Melilla, que toman muestras durante todo el año, en vez de los equipos portátiles, con los que se toma un registro al año. Sin embargo, esta información es bastante valiosa, “que nos permite evaluar los vectores de deformación y la actividad de las fallas de la zona de Alhucemas”.
Los tres fueron sismos de una capacidad destructiva extraordinaria para lo que se había visto en la zona. De hecho, el registrado en 2004 en la región marroquí de Alhucemas causó hasta 600 víctimas mortales y fue una de las catástrofes naturales más importantes sucedidas en el país vecino en las últimas décadas.
Terremotos de más de 6 grados
Los tres alcanzaron una magnitud superior a 6 en la escala Richter, una fuerza liberada que no se había producido en el entorno de Alborán ni en las costas africana y española en muchísimo tiempo.
Estos tres terremotos y sus réplicas respectivas evidenciaron una realidad inesperada: se originaron en unas fallas desconocidas hasta la fecha, unos accidentes del terreno que actualmente están en formación y que escapaban al control de los científicos, que están observando, con sorpresa y también emoción, el nacimiento de una nueva falla.
Nueva falla, nuevo motivo de alerta
Los tres terremotos con más fuerza de las últimas décadas registrados bajo las aguas de Alborán y las costas aledañas ponen en alerta a la comunidad científica y a las autoridades.
Auguran más movimientos de esta magnitud, o incluso superiores, debido a un proceso global, que acerca los continentes africano y europeo a una velocidad de casi 5 mm al año, una barbaridad en términos geológicos.
Sucesión de grandes seísmos
El terremoto que afectó a Alhucemas en 1994, y que se saldó con seis víctimas mortales, fue el primero en hacer saltar las alarmas de que algo no iba como siempre.
Éstas se hicieron mucho más intensas con el seísmo de 2004, localizado prácticamente en el mismo lugar, éste con una fuerza de 6,3 y que sesgó la vida de casi 600 personas.
Y las sospechas de que había movimientos extraños en la zona se confirmaron recientemente, en enero de 2016, con el terremoto que afectó a la ciudad de Melilla y que causó daños materiales en algunos de sus edificios y sumió a la población en una situación de pánico nunca antes vista.
Temblores en la nueva falla de Alborán
Este temblor de 2016 se produjo en una nueva falla de Alborán, alejado de la línea de costa, algo que contribuyó sobremanera a que los movimientos sufridos en tierra fueran mucho menores.
Y el hecho de que se registrase de madrugada, a una hora en la que prácticamente no había nadie en las calles, evitó que la ciudad autónoma se tiñera de luto.
El terremoto de Melilla originó numerosas y potentes réplicas que se sintieron a ambas orillas del Mediterráneo, con especial significación en las provincias de Almería y Granada.
Estudio de los fondos de Alborán
Y fue el detonante para que un equipo de investigadores solicitara al Gobierno de la Nación una campaña de investigación de emergencia, con la que observar con equipos de alta precisión el fondo de Alborán, en busca de respuestas que explicaran lo que estaba ocurriendo.
Y vaya si las encontraron. Esta campaña de investigación a bordo del buque Hespérides de la Armada Española ha dado unos resultados excepcionales, que ahora publica la revista norteamericana Tectonics.
Falla en formación en el fondo marino
Los investigadores han descubierto una nueva falla en formación, ubicada entre cinco y diez kilómetros al oeste de la conocida falla Al-Idrisi, que es la causante de los terremotos de magnitud por encima de seis que se han registrado en las últimas décadas.
Este accidente del terreno supone una nueva fuente de peligrosidad para una zona muy activa desde el punto de vista sísmico, que puede provocar nuevos terremotos altamente destructivos o incluso, tsunamis que afecten a las costas andaluzas y marroquíes.
Los terremotos más importantes de los últimos años
Jesús Galindo-Zaldívar, investigador del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (centro mixto CSIC-Universidad de Granada), ha sido el autor principal del artículo en el que un equipo internacional describe una nueva falla en formación bajo las aguas de Alborán, a la que le atribuyen los terremotos más importantes ocurridos en la zona en los últimos años.
El trabajo, resultado de la campaña INCRISIS de geología y geofísica marina llevada a cabo a bordo del buque Hespérides en mayo de 2016, sitúa la nueva falla en los límites entre las placas tectónicas euroasiática y africana en el mar de Alborán, la parte más occidental del Mediterráneo.
Y resta protagonismo a la principal falla de Al-Idrisi, responsable de miles de terremotos y una de las que los científicos vigilan muy de cerca.
Cartografiado del fondo de Alborán
“Tras el terremoto de enero de 2016, que causó daños notables en Melilla y otras ciudades marroquíes, nos propusimos cartografiar el fondo marino y estudiar la sismicidad de la zona, ya que ésta no se correspondía con la posición de la falla de Al-Idrisi, que afecta a la zona central y sur del mar de Alborán.
Nuestra investigación confirma que la sismicidad inicial está asociada a una falla en un estado inicial de formación, que tiene una dirección Noreste-Suroeste y que produce escasa deformación en el fondo marino”, afirma este investigador.
Arco de Gibraltar
Otra de las conclusiones a las que han llegado los investigadores que han realizado el estudio es que continúa la formación de lo que se conoce como arco de Gibraltar entre la Península Ibérica y África con una deformación tectónica hacia el Oeste.
Mientras que la sismicidad se ha extendido también hacia el Norte, concretamente hacia el almeriense Campo de Dalías, donde se localizan importantes núcleos de población como El Ejido y Roquetas de Mar, así como la mayor concentración de invernaderos del continente europeo.
Durante la campaña INCRISIS, los científicos delimitaron la zona afectada por el terremoto de enero de 2016 y la sismicidad posterior hasta la falla de Al-Idrisi.
Sonda multihaz para ver el fondo
Para conocer la morfología del fondo marino y la estructura del subfondo emplearon instrumentos como la sonda multihaz, la sonda paramétrica, el gravímetro y el magnetómetro.
Localizaron la nueva zona de actividad con los datos recogidos por el Instituto Geográfico Nacional y cotejaron los datos obtenidos con las investigaciones en tierra de las fallas que originaron los terremotos de 1994 y 2004.
“En el seísmo de 2004, los eventos de mayor magnitud no se relacionaban directamente con ninguna falla conocida en superficie. Por eso era importante para nosotros conocer la tectónica en tierra y mar. Además, estudiamos tanto la zona afectada por la sismicidad como la propia falla de Al-Idrisi”, destaca Gemma Ercilla, investigadora del CSIC en el Instituto de Ciencias del Mar, que ha tomado parte en la campaña.
Y agrega: “La existencia de deslizamientos submarinos y fallas recientes menores en la zona del epicentro confirman la actividad tectónica de esta zona de falla incipiente con elevado riesgo sísmico”.
Falla de Trugout
En la zona de Alhucemas se localiza la falla de Trugout, que tiempo atrás tuvo mucha actividad, pero que lleva un tiempo de relativa calma.
De ahí que los investigadores se extrañaran de la sucesión de terremotos de magnitud tan alta, y se pusieron a investigar de dónde procedían.
“Desde 2004 estamos trabajando en la zona de Alhucemas, estudiamos bastante bien la zona de sismicidad en tierra y vimos que hay una falla importante, llamada falla de Trougout, que no había tenido nada que ver con el terremoto que afectó a la ciudad de Melilla y otros de magnitud elevada. Hemos investigado con diferentes técnicas de campo y geofísicas por qué los terremotos más grandes registrados en la zona, con magnitudes por encima de 6, no habían sido originados por las fallas en superficie”, afirma Jesús Galindo-Zaldívar.
Serie sísmica de 2016
Y la serie de 2016, con epicentro localizado bajo las aguas de Alborán, tampoco se había generado en la falla de Al-Idrisi, causante de una buena parte de los temblores registrados hasta esa fecha.
El nacimiento de una nueva falla
Los científicos están ante un acontecimiento casi pocas veces observado por los seres humanos, que les está permitiendo detallar cómo se genera una nueva falla, una zona de sismicidad muy activa, que a buen seguro deparará nuevos temblores de una magnitud elevada.
Observan, prácticamente en tiempo real, la culminación de un proceso gestado durante miles de años de presión entre las placas tectónicas Euroasiática y Africana, cuya confluencia ocupa toda la costa Sur de la Península Ibérica.
Una falla que todavía no ha roto
“La zona de fallas debe ser profunda y se está propagando hacia la superficie. En el fondo marino hemos encontrado evidencias de esa falla, pero no es una falla que ya haya roto y se vea continua, la sismicidad empieza ahí y progresivamente va ocupando una banda que llega hasta la zona conocida anteriormente”, explica este experto.
Y ahí reside la peligrosidad elevada de esta nueva falla que está emergiendo, en que todavía no ha roto y está sometida a tensiones elásticas muy elevadas, capaces de generar temblores realmente importantes y peligrosos para la población de ambas orillas del Mediterráneo. Las fallas conocidas hasta ahora rompieron hace mucho tiempo, lo que hace que la liberación de energía en forma de terremoto sea mucho más moderada.
Capacidad para provocar grandes terremotos
“Esto es como si cogemos una goma y la estiramos. Podemos ir estirando hasta que rompe. Una vez rota, no aguanta tanta energía, pero si la vamos estirando y la roca aún no se ha roto la roca contiene más energía elástica y produce terremotos de mayor magnitud”, explica de manera más gráfica Jesús Galindo-Zaldívar.
Tras el descubrimiento de esta nueva falla, ¿se puede decir que se ha multiplicado el peligro de sufrir un gran terremoto? Pues los investigadores no ofrecen una respuesta contundente al respecto, son cautos en este sentido y prefieren no levantar alarmas mayores a las ya existentes.
Pero advierten de que si esta nueva falla ha sido capaz de originar temblores de magnitud seis puede volver a hacerlo.
Riesgo elevado de terremotos
Eso sí, se muestran seguros de que los temblores no superarán esa magnitud, ya de por sí elevada, ya que la nueva falla en formación no tiene la longitud suficiente para dar lugar a temblores como los que producen en zonas mucho más activas como Japón.
Para que una falla genere temblores de grado 7 o más, debe superar los 20 kilómetros de longitud, y ésta apenas llega a los quince.
Riesgo de tsunami en Alborán
El siguiente paso en esta campaña de estudios consiste en la determinación del riesgo de que se produzcan maremotos. Por suerte, los seísmos de magnitud elevada registrados hasta ahora se han producido por movimientos laterales del terreno y son precisamente éstos los que no provocan tsunamis.
Sin embargo, los investigadores saben que algunas fallas más cercanas a la costa sí son propensas a tener movimientos verticales, de manera que provocan una subida de la masa de agua que se traduce en una gran ola que llega a la costa.
Estas fallas, explica Galindo-Zaldívar, podrían provocar tsunamis de tamaño moderado, con una ola de hasta un metro de altura, y que en un principio no causarían grandes daños en la costa. No obstante, se muestran cautos y prefieren realizar estudios más exhaustivos, que permitan determinar el riesgo con mayor precisión, asunto en el que trabajan actualmente.
Maremoto asociado al terremoto de 2016
El interés no es baladí, ya que algunos mareógrafos ya registraron una actividad anormal y una “pequeña elevación del mar que podría corresponderse con la de un tsunami” tras la sucesión del terremoto de 2016, afirma el investigador del CSIC-UGR.
Durante la campaña INCRISIS, los científicos delimitaron la zona afectada por el terremoto principal y la sismicidad posterior hasta la falla de Al-Idrisi.
Morfología del fondo marino
Para conocer la morfología del fondo marino y la estructura del subfondo, emplearon instrumentos geofísicos, como la sonda multihaz, la sonda paramétrica, el gravímetro y el magnetómetro.
También emplearon los datos de sismicidad del Instituto Geográfico Nacional para conocer la localización de los terremotos y los mecanismos focales.
Además, se tuvieron en cuenta las investigaciones en tierra de las fallas que produjeron los terremotos del 1994 y 2004. “Nuestro trabajo sienta las bases para focalizar los futuros estudios geológicos, sísmicos, geodésicos en esta zona principal de deformación, desde Alhucemas hasta el Campo de Dalias, que cruza por el mar de Alborán”, destaca Galindo-Zaldívar.
La toma de registros realizada desde el buque Hespérides, por otro lado, ha permitido constatar que el Arco de Gibraltar continúa en formación entre Iberia y África, con la migración de la deformación tectónica hacia el Oeste, lo que también desplaza en esta dirección los epicentros de la actividad sísmica más virulenta.
Los continentes se mueven
Este equipo de investigadores está realizando mediciones en el terreno muy precisas, con la ayuda de estaciones GPS instaladas a una y otra orilla de Alborán, más concretamente en Balerma (costa de El Ejido), en Málaga y en Melilla.
El objetivo de estos estudios es determinar con precisión la velocidad de propagación del Arco de Gibraltar. Según los datos obtenidos hasta ahora, el movimientos hacia el Oeste es de unos dos milímetros y medio al año, que desde el punto de vista geológico es “rápido”. Para hacerse una idea, explica Jesús Galindo-Zaldívar, “muchas fallas activas que están provocando terremotos se mueven a una velocidad inferior a un milímetro al año”.
Información geodésica analizada en la UJA
La información sobre los movimientos de los continentes y del Arco de Gibraltar ha sido suministrada por investigadores de la Universidad de Jaén, gracias a los estudios geodésicos realizados por Antonio José Gil y su grupo de investigación.
Esta ciencia es la encargada de estudiar las formas, dimensiones y variaciones de la figura de la Tierra, y el grupo de la Universidad de Jaén se ha especializado en el control de formaciones de la corteza terrestre, movimientos muy pequeños producidos por fallas activas, una información de una relevancia crucial para valorar el potencial destructor de la falla que está emergiendo bajo las aguas del Mar de Alborán.
Un registro cada treinta segundos
Para este trabajo, el equipo de Antonio José Gil ha empleado datos tomados por las tres estaciones GPS fijas, que calculan de manera continua la posición del terreno, con registros cada treinta segundos, y aportan lo que los investigadores llaman “vectores de desplazamiento”.
Hasta el momento, hay una conclusión clara después de analizar el volumen ingente de datos. Se está produciendo un acortamiento en el Mar de Alborán. O dicho de otra manera, África y Europa se acercan debido al movimiento de las placas tectónicas en las que se asientan los dos continentes. Y, al mismo tiempo, se está produciendo una extensión de la Cordillera Bética, informa el investigador de la Universidad de Jaén.
África y Europa se acercan 5 mm por año
Se trata de una “comprobación con datos geodésicos de las hipótesis planteadas desde la geología y geofísica sobre el acercamiento de los dos continentes”, matiza Antonio José Gil, que añade que la velocidad a la que se aproximan es de casi 5 milímetros al año.
Lo que tienen que ver los investigadores es “cómo se acomoda este movimiento”, ya que todo apunta a que en Alborán se traduce en la formación de nuevas fallas como la que se acaba de descubrir. Así que es más que probable que en los próximos años aparezcan nuevas fracturas si continúa este movimiento de convergencia.
“Esa deformación se tiene que acomodar de alguna manera, y provocará terremotos, deformaciones y la aparición de nuevas fallas”, añade Antonio José Gil.
Futuros terremotos asociados a esta nueva falla
Ese acomodo del que habla Antonio José Gil puede traer más de un calentamiento de cabeza, porque lo que acaban de descubrir los investigadores no es nada tranquilizador, más bien todo lo contrario. Y hasta que no rompa de manera definitiva, esta nueva falla, que todavía no ha sido bautizada, puede dar lugar a temblores incluso superiores a seis grados, palabras mayores, en esto de los terremotos, que ponen el foco en otra cuestión también fundamental: ¿estamos preparados para ellos?
Aquí entran en juego las diferentes administraciones, que están obligadas a elaborar mapas de riesgos y a tener muy clara la actuación en caso de terremoto. Solo queda esperar que los próximos terremotos de esta magnitud sean mar adentro y a la costa solamente lleguen las expresiones atenuadas del temblor.