El equipo de investigación que ha llevado a cabo la última campaña encuentra restos de talla de la piedra y de marcas de corte y fracturación en los huesos de los animales que habitaron en los márgenes del gran lago que dominaba y condicionaba la vida en el norte de la provincia de Granada
Los científicos, dirigidos por el profesor de la UGR Juan Manuel Jiménez Arenas, han hallado cerca de mil registros en esta campaña, que ahora deberán analizar, y han podido establecer una asociación espacial de industria lítica, bloques de caliza y restos de fauna localizados en el sector SW del yacimiento.
El equipo de investigación que ha llevado a cabo la última campaña de excavación en el yacimiento de Barranco León en Orce (Granada), dirigido por el profesor de la Universidad de Granada (UGR) Juan Manuel Jiménez Arenas, ha hallado nuevos indicios de actividades humanas de hace 1,4 millones de años.
En concreto, los investigadores han encontrado restos relacionados con la talla de la piedra y con el descuartizamiento de los cadáveres y fracturación de los huesos de los animales que habitaron en los márgenes del gran lago que dominó y condicionó la vida en el norte de la provincia de Granada.
El número de registros generado durante esta campaña, que ha terminado esta semana, se acerca a los mil, “lo que nos permite realizar una aproximación cuantitativa a la riqueza arqueopaleontológica de este yacimiento”, explica Jiménez Arenas, que es investigador del departamento de Prehistoria y Arqueología de laUGR.
Además, los investigadores han podido establecer una asociación espacial de industria lítica, bloques de caliza y restos de fauna localizados en el sector SW del yacimiento, “lo que sin duda nos dará mucha información sobre este yacimiento, que cuenta con una cronología de 1,4 millones de años”.
El equipo interdisciplinar que ha trabajado en la zona está formado por investigadores de la Universidad de Granada, el Instititut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social, la Universidad de Málaga y la Universitat Autònoma de Barcelona.
Reconstrucción en 3D
Los investigadores han desarrollado los trabajos de campo en este emblemático yacimiento desde el pasado día 22 de agosto y hasta el 10 de septiembre. Éstos se han podido llevar a cabo gracias a un contrato concedido a la UGR por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.
Por otra parte, los científicos han tomado imágenes fotográficas con el fin de reconstruir tridimensionalmente la superficie excavada –con los materiales antes de ser extraídos- así como del entorno geográfico.
Tras haber finalizado la excavación, “ahora nos queda por delante la ardua tarea de laboratorio de determinar la funcionalidad de cada uno de los elementos exhumados, interpretar aspectos relacionados con el agente que acumuló dicha asociación e inferir aspectos sobre el comportamiento del rico y variado conjunto faunístico de la zona: mamuts, hipopótamos, rinocerontes, caballos, bóvidos, cérvidos, tigres dientes de sable, licaones, ancestros del lobo y, cómo no, humanos.
Por su parte, el lavado del sedimento permitirá, a través de los restos de las especies más pequeñas de la comunidad de vertebrados, desentrañar aspectos paleoclimáticos de enorme interés científico.
La labor formativa del equipo de investigación ha sido igualmente satisfactoria, siendo destacable la participación de alumnos de la UGR a quienes se han sumado estudiantes de las universidades de Sevilla, Málaga y Alcalá de Henares (Madrid).
Por último, sobresale la labor de difusión llevada a cabo durante el tiempo de campaña. Así, las tres jornadas de puertas abiertas llevaron hasta el yacimiento de Barranco León a más de un centenar de personas interesadas en conocer in situ los trabajos de campo y las historias que nos relatan los barrancos y la laderas de la cuenca de Guadix-Baza.
La Zona arqueológica de la Cuenca de Orce, donde se localiza el yacimiento de Barranco León, fue declarada Bien de Interés Cultural en el año 2012 y en ella se localizan una serie de yacimientos, de carácter arqueológico y paleontológico que, tanto por la cantidad como por la calidad de sus registros, son fundamentales para el conocimiento de las primeras ocupaciones humanas del continente europeo.