A finales del siglo XIX y principios del XX por la calidad de su uva de mesa, la uva de Almería estaba en las mesas más refinadas de Europa. Este fruto, especialmente valorado por su sabor, sustentaba buena parte de la economía de esta provincia. Sin embargo, esta actividad se dejó de lado y, con ella, entraron en declive un conjunto de variedades de parra que están a punto de desaparecer.
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Desde hace veinte años, el Grupo Ecologista Mediterráneo está empeñado en recuperar las variedades históricas de la uva almeriense, para lo que reparte parras entre los ciudadanos dispuestos a colaborar con esta causa. Este año, el reparto de parras se ha celebrado en la localidad de Santa Fe de Mondújar, a donde se acercaron cientos de personas en busca de su ‘parra histórica’.
Gracias a esta iniciativa se ha evitado la desaparición y el olvido de más de 200 variedades de uva de mesa representativas de la biodiversidad domesticada de un producto que desde hace siglos forma parte de la cultura y de la memoria colectiva de los almerienses.
Cuántas parras se repartieron
Desde media mañana y hasta que se agotaron se repartieron en Santa Fe de Mondújar en torno a 1.500 parras de 22 variedades diferentes, pero con el denominador común de ser parras auténticamente almerienses. Para muchos de los que acudieron a hacerse con uno de esos ‘tesoros biológicos’, se trata de una cita anual ineludible porque esas uvas son parte de su memoria y, con frecuencia, un eslabón indisoluble con sus ancestros.
Son vestigios de un pasado que se mantiene vivo y, según el GEM, son al tiempo un homenaje a los hombres y mujeres que en los últimos siglos han desarrollado cultivos del parral y, aún más trascendente, son los que con su empeño han permitido que un legado tan impresionante llegue hasta nuestros días. Este año se ha entregado un reconocimiento especial a D. José Luis Arcos, de Santa Fe residente en Barcelona que ha colaborado con el mantenimiento de las parras y a D. Emilio Ferre geógrafo y destacado colaborador en la causa de la conservación de la biodiversidad.
Almería, el territorio con más variedades de uva de mesa
Almería es probablemente el territorio español e internacional que atesora el mayor número de variedades de uva de mesa, un producto que hace menos de un siglo llegaba por barco a los cinco continentes del planeta. Ese pensamiento se ha convertido en certeza después de los estudios de ADN realizados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, a través del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino, ubicado en La Rioja sobre 220 muestras de uva de mesa de Almería remitidas por el Grupo Ecologista Mediterráneo.
Desde el CSIC han confirmado que al menos 34 de esas variedades eran desconocidas para la ciencia hasta ahora, cuando han sido registradas en el Catálogo Internacional de Variedades de Vid. Para los investigadores del CSIC un patrimonio de enorme trascendencia puesto que suponen una garantía de protección de una biodiversidad mantenida durante siglos y que puede aportar soluciones a problemas de las zonas agrícolas que están sufriendo los efectos del cambio climático.
Desde hace más de treinta años el Grupo Ecologista Mediterráneo desarrolla la campaña ‘Biodiversidad Domesticada’, un trabajo metódico y prolongado para evitar que especies de frutas y hortalizas que se han cultivado históricamente en la provincia de Almería. Aunque la uva de mesa es el producto en el que más avances se han producido, en buena medida debido a su fuerte presencia en Almería durante siglos.
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Pero desde el grupo recuerdan que hay mucho más trabajo por delante en frutas como la ‘peretilla’, la cereza de a onza, el melón pepino o el garaguijo, una habichuela verde que llega a medir más de un metro de longitud. Son algunos ejemplos que para Antonio Rubio Casanova, responsable del proyecto, “tienen gran importancia porque no sólo nos recuerdan de dónde venimos, sino que nos aportan enseñanzas del camino a seguir porque todos estos productos vegetales nacieron y se han desarrollado en un territorio árido, muy cálido para lo que es la climatología europea, con aguas duras y un nivel de insolación máximo; por eso no podemos despreciar su presencia ni sus enseñanzas, que podrían marcar nuevos caminos en la agricultura del futuro”.
Si importante es la aportación de los viejos parraleros, depositarios de un profundo conocimiento sobre las parras y los métodos de cultivo, no menos importante resulta la entusiasta participación de los almerienses que, en los veinte últimos años han recogido en los sucesivos repartos de variedades históricas de uva de mesa de la provincia en torno a 20.000 ejemplares de los diferentes tipos que se han ido entregando.
El método no sólo incluye la preservación de estas parras con historia, sino que se procura identificar las zonas en las que los voluntarios las plantan posteriormente, “de forma que con esta actividad consideramos que Almería se está convirtiendo en un genuino banco genético del parral, en el que se mantienen los diferentes tipos de uva y se cuida su reproducción”
Una última reflexión indica que este reparto, y la garantía que supone para la conservación de la uva de mesa almerienses, “representa un orgullo para muchos de los que cada año se acercan para obtener alguna de las variedades que se entregan, que comparten en amor por las parras y la emoción de haberlas conocido de la mano de esos miles de parraleros que otrora se repartían por toda la provincia”.
Pero no olvidan que para los viejos parraleros “contribuir con sus parras, con las variedades que han cultivado durante toda su vida, a que no se pierdan ni en los campos ni en la memoria “es para ellos también un orgullo y una profunda emoción, porque saben que de esta forma se conseguirá que las parras, sus viejas parras, no sólo sean un recuerdo, sino un motivo de satisfacción para el presente y para el futuro de Almería.
Una satisfacción que se extiende al Ayuntamiento de Santa Fe de Mondújar y su alcaldesa, orgullosos de que su pueblo haya sido un eslabón firme de esos objetivos, “porque Santa Fe, como toda la comarca del Andarax, tiene grabado en su memoria colectiva la importancia de la uva que, durante mucho tiempo, ha permitido a cientos de familias disfrutar de un oficio tan digno como saber vivir de la tierra”.