El grillo, el insecto que nos enseña que la altitud no provoca tantos cambios como se creía

¿Cómo se comporta un organismo en condiciones de altitud? La altitud es un factor que condiciona el comportamiento de los organismos vivos y que en especies más sensibles, como algunos insectos, llega a condicionar su tamaño y su fecundidad. Para estudiar estas alteraciones, los investigadores recurren al grillo, por ser un buen modelo donde se evidencian todos estos cambios. Un equipo de la Universidad de Oviedo se ha llevado una sorpresa enorme, cuando han estudiado las alteraciones provocadas por la altitud en organismos de grillos campestres (Gryllus campestris), al no haber encontrado diferencias entre individuos que habitaban en zonas bajas y en zonas elevadas.

Un grillo campestre se introduce en su madriguera.

La investigación ha sido liderada por David Martínez Viejo, un joven ovetense graduado en Biología por la Universidad de Oviedo, y especializado en Ecología por la Universidad Autónoma de Madrid y la Complutense; Rolando Rodríguez Muñoz, investigador de la universidad británica de Exeter, y Alfredo Fernández Ojanguren, investigador y profesor del Departamento de Biología de Organismos y Sistemas de la Universidad de Oviedo.

Los autores del trabajo han estudiado cómo las características involucradas en la reproducción, como el tamaño del huevo o el número de huevos, pueden verse afectadas por los cambios altitudinales en poblaciones del grillo campestre. Con este objetivo, han analizado poblaciones de distintas altitudes en la región cantábrica para evaluar el efecto de factores ambientales, como la temperatura, sobre el tamaño de las hembras, el peso de los huevos y la tasa de puesta, controlando también el tamaño de las hembras.

Huevos de grillo campestre.

El grillo campestre apenas sufre cambios por la altitud

“Nuestros resultados son en cierto modo sorprendentes, ya que se podría esperar que los individuos de zonas altas se viesen afectados en su reproducción al vivir en condiciones más duras”, destaca Martínez Viejo. Este investigador explica que la hipótesis que manejó el equipo es que los grillos podrían variar su fecundidad y el tamaño de los huevos, dependiendo de la altitud en la que viven, para poder reproducirse con éxito. “Los organismos plásticos tienen mayores probabilidades de supervivencia en entornos variados”, añade.

Rolando Rodríguez Muñoz, coautor del artículo, explica que esta especie de grillo es un buen modelo para estudiar cómo diferentes condiciones ambientales afectan a caracteres clave, como el tamaño y la fecundidad, ya que viven en un rango de altitud que va desde el nivel del mar hasta los 1.500 metros. “Poner huevos de mayor tamaño puede ir asociado a un menor número de huevos, y este balance podría variar si, por ejemplo, huevos de mayor tamaño tienen mayor supervivencia cuando las condiciones ambientales varían”, indica.

Alfredo Fernández Ojanguren destaca, por su parte, que la razón de ser de este estudio va más a allá de estos pequeños insectos, que dependen del clima para regular su temperatura corporal. “Al final, todos los animales y plantas están afectados por la variación de temperatura a distintas altitudes, lo que repercute en su crecimiento y en cómo compiten por recursos”, manifiesta este investigador. “Esto explica que las zonas montañosas sean un lugar ideal para estudiar los efectos del cambio climático”, resalta.

Los autores concluyen que, de momento, hay pocos estudios que analicen cómo cambia la fecundidad y el tamaño de los huevos en poblaciones de insectos de diferentes entornos térmicos, lo que resulta necesario para conocer cómo se adaptan a la variabilidad climática. Es relevante, por lo tanto, investigar más sobre estas cuestiones para conocer el futuro de las especies en el contexto climático que vivimos.