El desperdicio de alimentos es uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la sociedad actual. La ONU calcula que unas 930 millones de toneladas anuales de alimentos acaban en la basura, debido a motivos económicos, estéticos o de calidad del producto. Esta pérdida se traduce también en más emisiones de gases contaminantes. Para reducir la cantidad de alimentos que van a la basura, un equipo de investigación de la Universidad de Córdoba ha desarrollado un método que dice cuándo se estropearán las fresas.
Este método, ideado por Laura Rabasco, Francisco Jiménez, Arícia Possas y Fernando Pérez, investigadores del grupo HIBRO, facilita un índice de forma rápida, en tiempo real y sin producir daños al fruto, para «predecir la calidad de las fresas usando técnicas no destructivas» explica el investigador Francisco Jiménez.
Cómo funciona el método para determinar la vida útil de las fresas
El método para determinar la vida útil de fresas funciona mediante la tecnología NIRS (espectroscopia de infrarrojo cercano) que mediante la luz reflejada permite medir parámetros fisicoquímicos (firmeza, pérdida de peso) y microbiológicos de la fresa.
Para desarrollar este método se usó un espectrofotómetro portátil (el aparato que mide la reflectancia) capaz de medir tanto el espectro visible como el infrarrojo. Se evaluaron parámetros de calidad, incluyendo color, firmeza, pérdida de peso, apariencia y calidad microbiana, cada tres días durante el almacenamiento de fresas frescas a diferentes temperaturas.
A partir de estos datos «se crearon modelos matemáticos que se integran en la nube y permiten desarrollar predicciones sobre la vida útil de la fresa basadas en esos parámetros fisicoquímicos que medimos con el espectrofotómetro» señala Jiménez.
«En el estudio probamos diferentes temperaturas desde 5 a 35 grados y la idea es que se aplique dentro de esas fases de la cadena para mantener la vida útil durante más periodo» añade la investigadora Laura Rabasco.
Cuál es la ventaja principal de este método para predecir cuándo se estropearán las fresas
La ventaja principal de este método radica en que se pueden tomar decisiones en tiempo real. Así se puede decidir si un producto tiene que salir antes o después, y relacionarlas con modelos de precios dinámicos en supermercados, adaptando así el precio al ciclo de vida útil del producto.
Los análisis físico – químicos y microbiológicos tradicionales implicarían actividad en laboratorio y mayor tiempo para obtener los resultados, además de dañar el fruto.
«Este enfoque digital usa la información que se recoge con el espectofotómetro y se manda a la nube, se procesa y se puede utilizar en tiempo real en las cadenas logísticas y en la toma de decisiones en cuanto a la calidad del producto con el objetivo de reducir el desperdicio alimentario» profundiza el investigador Fernando Pérez.
Esta tecnología ha sido probada en los almacenes de Migros, que es el vendedor de alimentos frescos más grande en el sector minorista de Turquía, como parte del proyecto PRIMA BiofreshCloud, que tiene como objetivos fomentar la bioeconomía circular, mejorar la vida útil de la fresa y el tomate y reducir el desperdicio alimentario en fases precosecha y poscosecha integrando un enfoque digital.