Una investigación pondrá a salvo a los tiburones del Mediterráneo de las redes de pesca

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) lidera el proyecto COTI, que, desde julio de 2024, busca compatibilizar la actividad pesquera con la conservación de los tiburones en el Mediterráneo mediante la identificación de áreas ecológicamente importantes en la parte noroccidental de la cuenca.

Marrajo, una especie de tiburón muy abundante en el Mediterráneo.

En concreto, el proyecto pretende desarrollar medidas de gestión adaptativa, como, por ejemplo, el diseño de áreas de gestión pesquera basadas en la presencia de estos escualos a lo largo del año, para reducir las altas tasas de mortalidad no natural asociadas a la pesca. Unas medidas que, según el investigador del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) Joan Navarro, que dirige el equipo científico, “son clave para combatir la amenaza de extinción a la que se enfrentan estos depredadores icónicos imprescindibles para el mantenimiento de la salud de los ecosistemas marinos”.

La iniciativa está encabezada por el ICM-CSIC en colaboración con la Generalitat de Cataluña, el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), en Madrid, y la Fundación Zoo de Barcelona.

Cómo se identificarán las áreas protegidas

COTI se centrará en la identificación de áreas protegidas utilizando marcas electrónicas de seguimiento y modelos de distribución de especies, así como en la determinación de la diversidad y el flujo genético de especies como la tintorera (Prionace glauca), el marrajo (Isurus oxyrinchus) o el tiburón zorro (Alopias vulpinus). Asimismo, evaluará el esfuerzo pesquero y colaborará con asociaciones de pesca comercial, recreativa y organismos de gestión para reducir la mortalidad accidental de los escualos.

El objetivo final del proyecto es proponer áreas de conservación prioritarias para los elasmobranquios intentando minimizar el impacto socioeconómico. “Vamos a desarrollar una serie de acciones de seguimiento de estas especies en colaboración directa con el sector pesquero y las administraciones públicas con el objetivo de identificar las áreas protegidas de mayor interés y que nos permitan reducir al máximo la mortalidad no natural de estos depredadores icónicos que se encuentran amenazados”, indica Navarro.

«La colaboración entre los organismo de gestión junto con el sector comercial y la pesca recreativa son clave para reducir la mortalidad accidental de los escualos», añade Pablo Cermeño, del Zoo de Barcelona.

Por su parte, el investigador Sergi Taboada, del MNCN-CSIC, hace hincapié en la aproximación genómica del proyecto. “Es uno de los aspectos más novedosos y vanguardistas de COTI y va a permitir conocer los patrones generales de conectividad genética y adaptación al hábitat de las especies de estudio”, comenta

Cuál es el efecto del descenso de la población de escualos en el Mediterráneo

Los tiburones y rayas, depredadores superiores de los ecosistemas marinos, son extremadamente sensibles a los impactos de la actividad humana, especialmente la pesca comercial y accidental. Su reducción o desaparición tiene un efecto cascada en las cadenas tróficas y modifica la composición y funcionamiento del ecosistema a largo plazo. Por tanto, mejorar la gestión y conservación de las poblaciones de elasmobranquios es, según el equipo científico, una necesidad real a nivel global, regional y local.

En el Mediterráneo, considerado un punto caliente de diversidad de tiburones y rayas, el estado de conservación de estas especies es crítico y la pesca accidental es la principal causa de la elevada mortalidad no natural. Además, estos animales comparten hábitat con especies comerciales de gran valor como el pez espada y los atunes, lo que aumenta la probabilidad de encuentros accidentales mortales con artes de pesca.

Plan de acción

En primer lugar, el equipo describirá la distribución espacial de las distintas especies de tiburones pelágicos mediante el uso de marcas electrónicas de seguimiento y modelos de distribución espacial. Gracias a ello, será posible identificar áreas prioritarias para su conservación con mínimo impacto socioeconómico, lo cual es esencial para asegurar la efectividad de estas medidas porque que permite que coexistan tanto la pesca como la conservación de los elasmobranquios.

Todo este conocimiento se divulgará y transferirá a los profesionales del sector pesquero, organismos gestores y sociedad en general a través de actividades de divulgación y procesos participativos con cofradías y asociaciones de pesca. COTI pretende ser una herramienta de asesoramiento para la gestión dirigida a recuperar y conservar los depredadores pelágicos en la cuenca mediterránea, mejorando, además, la viabilidad y la sostenibilidad de la actividad pesquera, concluyen Francisco Ramírez y Elena Fernández-Corredor, ambos del ICM-CSIC, que también participan en el proyecto.

Este proyecto se desarrolla con la colaboración de la Fundación Biodiversidad, del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través del Programa Pleamar, y está cofinanciada por la Unión Europea a través del FEMPA (Fondo Europeo Marítimo, de Pesca y de Acuicultura).