El hombre siempre ha mirado al firmamento para plantearse algunas de las preguntas más profundas a las que se ha enfrentado la humanidad

La observación del cosmos plantea algunas de las preguntas más profundas a las que se ha enfrentado la humanidad: ¿El Universo es eterno o tuvo un principio y tendrá un final? ¿Es finito o infinito? ¿De qué está hecho? ¿Cuál es el lugar de nuestro mundo en el cosmos? ¿Está nuestro destino escrito en las estrellas? ¿Hay vida fuera de la Tierra?

Constelaciones del hemisferio sur del atlas ‘Harmonia Macrocosmica’ de Andreas Cellarius, publicado en 1661.

La observación y la interpretación del cosmos han permeado sociedades de todas las épocas y lugares. En la actualidad, la astronomía y la astrofísica abordan estas cuestiones desde el rigor y la creatividad del pensamiento científico. Son, por otra parte, herederas de una rica tradición cultural en la que las cuestiones del cosmos se abordaron en el marco de un crisol de ideas influidas por la religión, la filosofía, la política, la mitología y la ciencia.

Desde la arquitectura megalítica, los mapas de las constelaciones y los catálogos de cometas a la nueva generación de imágenes mediante inteligencia artificial, el maridaje entre astronomía y cultura demuestra que ciencia, arte y humanidades aún hoy pueden retroalimentarse de manera muy fructífera.

De todo ello se ha hablado en el simposio “Astronomía y cultura” que se ha realizado en el marco de la XVI Reunión Científica de la Sociedad Española de Astronomía que se celebra esta semana en Granada.

Astronomía megalítica en España

Las construcciones megalíticas demuestran que hace más de 6.000 años el ser humano ya se interesaba por el cielo, y la península ibérica acoge algunos ejemplos que dan buena cuenta de ello. Las antas alentejanas, un conjunto de casi dos centenares de tumbas megalíticas de España y Portugal, siguen una orientación claramente marcada por las posiciones del Sol y de la Luna.

El conjunto de los Dólmenes de Antequera, un bien Patrimonio Mundial situado a pocos kilómetros de Granada, demuestra una interacción entre el paisaje y el celaje que no tiene nada que envidiar a otros lugares como Stonehenge, en Inglaterra, o como Newgrange, en Irlanda.

La ecuación se completa con el singular conjunto de monumentos de las navetas y taulas en Menorca, declarados Patrimonio Mundial, donde la observación del cielo y de las estrellas ha jugado un rol fundamental.

Dolmen en Antequera (Málaga).

Inteligencia artificial: el futuro de la representación espacial

La irrupción de la inteligencia artificial (IA) generativa en los campos creativos y visuales es innegable, también para la astronomía. Este amplio campo, que abarca tanto el aprendizaje automático como el aprendizaje profundo, ya se aplica en la astrofísica para analizar datos, pero gracias a la rama generativa (que puede crear ideas y contenidos nuevos) ofrece nuevos medios para interpretar y visualizar aspectos del Universo que aún no podemos ver ni fotografiar, sólo imaginar.

Siguiendo los pasos de los artistas espaciales desde el siglo XIX, las IA generativas ya están abriendo caminos para explorar y representar el cosmos de formas completamente nuevas, transformando cómo percibimos y entendemos el espacio. Una aplicación muy interesante es, por ejemplo, la ilustración de paisajes de exoplanetas lejanos, que la tecnología actual no puede llegar a distinguir.

Imagen de exoplaneta diseñada por Inteligencia Artificial.

Creación multidimensional y diálogo intercultural

La relación entre la astronomía y el arte puede ser además multidimensional y entrelazar diversas disciplinas artísticas. Así lo demuestra la propuesta «El silencio de la Luna: música y palabra bajo el cielo chino», un espectáculo de Todos los Tonos y Ayres que explora 2500 años de producción científica, poética y musical de China en diálogo con Europa.

Basado en textos cosmológicos y de ciencia ficción, presenta tanto voces masculinas como reflexiones de astrónomas, poetas y pintoras, abordando de forma conjunta el origen del Universo y cuestiones de género. Fusionando instrumentos chinos y occidentales, crea un diálogo imaginario entre filósofos de la naturaleza chinos y europeos, revelando la rica historia de la ciencia y filosofía china y emocionando al público a través de la imagen, la música y la palabra.