La convivencia entre fauna salvaje y poblaciones humanas tiene consecuencias inesperadas, como las que acaba de comprobar un equipo internacional en el que participa el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), que ha estudiado nidos de águila perdicera y ha comprobado que estas rapaces emplean un material que las pone en serio peligro.
Los investigadores estudiaron, durante la época reproductiva comprendida entre los años 2019 y 2022, la composición de 36 nidos, las tasas de reproducción y los episodios de mortalidad de adultos y crías por enredo en la basura. Para ello, se eligió la isla de Boa Vista, en Cabo Verde (África).
Qué material usado por las águilas perdiceras en la construcción de sus nidos las pone en peligro
El material hallado en los nidos y que pone en peligro a las águilas perdiceras son residuos de actividad humana, restos de basuras que estas aves emplean en la construcción de sus nidificaciones. En el estudio se ha confirmado que la cantidad de estos materiales presentes en los nidos pone en riesgo la supervivencia de los individuos ya que, a largo plazo, es potencialmente perjudicial para su reproducción.
Los problemas que causa la basura sobre estas aves se suman a los impactos que tiene la presencia de plásticos en el mar ya que afecta a numerosas especies, incluyendo a la humana, con efectos como la contaminación química que generan en los productos pesqueros al introducirse en la cadena trófica.
“Nuestro objetivo con este estudio era analizar los efectos de los residuos marinos procedentes de las actividades humanas en la fauna, concretamente en el águila pescadora, un ave rapaz que se alimenta únicamente de peces y que construye grandes nidos que reutiliza de año en año. Queríamos comprobar si esta especie utiliza estos residuos para construir los nidos y qué consecuencias tiene esto sobre su supervivencia y reproducción”, indica el investigador del MNCN-CSIC Airam Rodríguez.
“El área de estudio escogida es idónea para ello ya que, en Boa Vista, Cabo Verde, hay una gran acumulación de plástico en las costas provenientes de corrientes marinas. Estos residuos pueden sustituir los materiales naturales utilizados para construir los nidos en un ambiente en el que la vegetación es escasa”, añade.
En cuántos nidos estudiados se han encontrado restos de basura
“Los resultados muestran que un 91,7% de los nidos contenían deshechos, contabilizando un total de 1049 elementos como redes o mallas, de los cuales el 88,9% fueron plásticos”, señala Rodríguez.
“Aunque no obtuvimos evidencias de que este fenómeno disminuya las tasas de reproducción del águila pescadora, pensamos que podría afectar a largo plazo haciendo que, por ejemplo, las crías sean más visibles ante los depredadores debido a que la basura utilizada es muy llamativa, curiosamente de color verde en su mayor parte. Además, registramos dos casos de hembras reproductoras enredadas en estos materiales, lo que equivale a un 3,9% de la población y contribuye a estos efectos negativos”, puntualiza el investigador.
Las conclusiones de este estudio, publicado en la revista Marine Pollution Bulletin, se han de tener en cuenta para implementar medidas de conservación del hábitat dada la creciente escasez de espacios libres de turismo en la isla y el peligro que suponen los residuos antropogénicos para la sostenibilidad de las poblaciones humanas, tanto a nivel local como global, así como para especies emblemáticas de las islas como las águilas pescadoras o la tortuga boba, Caretta caretta.