Tras la huella de los últimos Rapanui

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rapanui.jpgEl pasado mes de marzo un grupo de investigadores de varias universidades, del que formaba parte el. profesor de la UAL José María Calaforra, viajaron a la isla chilena de Pascua para conocer más sobre uno de los pueblos más enigmáticos de la prehistoria, los Rapanui. Un pueblo que disfrutó de recursos naturales en abundancia y cuya explotación insostenible durante más de mil años acabó con su propia extinción.

 

Mil historias fantásticas se han contado y se seguirán contando sobre una de la
s islas más enigmáticas del mundo: la Isla de Pascua. Durante el pasado mes de marzo, un pequeño grupo de investigadores tuvimos la oportunidad de visitar tan curioso enclave. Con el beneplácito del Consejo de Ancianos y del Gobierno Provincial de la Isla de Pascua tuvimos la suerte de explorar y empezar a sacar a la luz otro de los mundos ocultos de Rapa Nui: sus intrincadas galerías de tubos volcánicos y los enigmas que encierran sobre el pasado de sus habitantes. 
Estas cavidades no son fáciles de visitar. Han sido objeto tabú para los isleños, ya que allí moran leyendas y parte de sus antepasados. No hace mucho tiempo las cavidades constituyeron parte de sus viviendas y fueron utilizadas también como lugar de enterramiento. Puede considerarse todo un privilegio haber podido conocer de la mano de los propios pascuences este pequeño pero a la vez gran mundo; personas que aman y defienden su historia y su isla por encima de todo.
La isla. 
La Isla de Pascua o Rapa Nui -como es nombrada por los polinesios- se encuentra situada en el océano Pacífico a más de 3.500 km. de distancia de las costas chilenas y a 2.000 km. de la isla habitada más cercana. Sus habitantes tienen a mucha honra ser "los isleños más aislados del mundo". La isla, con una superficie de poco más de 160 km2, presenta un clima típicamente subtropical oceánico con temperaturas que oscilan entre 18 y 25ºC y precipitación media que ronda los 1200 mm. al año con fuerte contraste altitudinal. 
El paisaje actual de la isla, con extensas y antropizadas praderas y escasa vegetación de porte mayor, es muy distinto del que encontraron los primeros pobladores polinesios. Los estudios paleoambientales cada vez muestran con más fuerza que Rapa Nui fue una de las islas más ricas de la Polinesia. 
Los registros geológicos y prehistóricos indican que debió contar con una importante fauna endémica -especialmente de aves, algunas de ellas extintas- y ricos suelos volcánicos cubiertos por bosques de palma cocoide y otras maderas duras como el toromiro; muchos de sus troncos sirvieron para mover los grandes moais. 
Mil años de intensa explotación humana, con agricultura de roza y actividad ganadera intensiva (hasta 70.000 cabezas de ganado ovino llegaron a permanecer en este reducido territorio) han denudado el paisaje hasta convertirlo en una sucesión de redondeadas colinas de gramíneas, soto bosque y eucaliptos dispersos.

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