Rafael Quirosa: «La Transición fue una conquista de la ciudadanía y ha creado una democracia consolidada»

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Almería volvió a ser punto de encuentro de los mayores expertos en la Transición española, con el Congreso Internacional Historia de la Transición en España, que en esta ocasión estuvo dedicado al ‘Bienestar de la ciudadanía’. Fue un periodo histórico reciente crucial para comprender la realidad que tenemos hoy día y sobre el que todavía hay debates encendidos, como si fue «modélica» o se trató de un «maquillaje del franquismo».

Inauguración del Congreso en la sede almeriense de la UNED.

El director del grupo de investigación de la Universidad de Almería Historia del Tiempo Presente y organizador del congreso, Rafael Quirosa, recordó que los historiadores han combatido la idea de una Transición “modélica”, pero tampoco la consideran como un “maquillaje del franquismo”: “La Transición no fue algo otorgado por la élite, fue una conquista de la ciudadanía. Fue un proceso que ha creado en España una democracia consolidada”.

En la primera jornada, entre los ponentes estuvo el catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, Álvaro Soto Carmona, que centró su intervención en el nacimiento del Estado del Bienestar que, en su opinión, nació con «la puesta en marcha de la reforma fiscal que inició Fuentes Quintana y del diálogo social, o sea, de los Pactos de la Moncloa, con los que se consigue la legitimidad política y social”.

Para comprender mejor el contexto de la Transición a nivel internacional, en el congreso desarrollado en la sede de la UNED en Almería, también se hablo de la experiencia portuguesa. La profesora de la Universidad Nova de Lisboa, Paula Borges, planteó planteado una comparación entre el caso portugués y el español. “Al igual que España, Portugal se encontraba bajo un régimen militar y corporativista no democrático. Sin embargo, Portugal presenta algunas características propias en lo que a este tema se refiere. Por ejemplo, el estado portugués no sufrió un aislamiento total y absoluto con el resto de los países”.

Paula Borges, de la Universidad Nova de Lisboa.

La sanidad en el mundo rural también tuvo su espacio en este congreso. Sobre ella, el investigador de la Universidad de Castilla-La Mancha, Manuel Ortiz Heras, expuso el colectivo médico durante muchos años estuvo pretendiendo una reestructuración de la medicina rural, una reestructuración que seguía sin darse aún en la década de los ochenta. La diferencia entre la medicina rural y la que se practicaba en la ciudad – aseguró Ortiz Heras – dio lugar a una imagen en la que el médico rural practicaba una especie de sacerdocio, perdiendo no solo desde el punto de vista económico, sino también en cuanto a su prestigio social.

El secretario general de Comisiones Obreras entre 1987 y el 2000, Antonio Gutiérrez, también tomó parte en este congreso y recordó que la aportación del movimiento sindical en la Transición se vivió “en una economía en crisis”. Las medidas del tardofranquismo “agravaron la situación”, y los Pactos de la Moncloa “fueron desaprovechados, defraudados” ya que “se cumplieron en la parte de los trabajadores, para contribuir a eliminar la parte inflacionista, pero la parte de medidas keynesianas no se cumplió”.

En el marco del Congreso Internacional de Historia de la Transición en España se celebró una mesa dedicada al “ámbito laboral y las pensiones”, en la que participaron la profesora de la Universidad de Sevilla, Ángeles González Fernández y el profesor de la Universidad Complutense de Madrid, Álvaro Espina Montero.

Álvaro Soto Carmona.

La profesora González Fernández disertó sobre un tema de notable importancia social durante la Transición: la concertación social. Se trató de un proceso paralelo a la democratización política. En el contexto de la crisis de 1973, las medidas del Gobierno no solucionaron los problemas. Ante esta situación, Fuentes Quintana buscó pactar con los partidos políticos, llegando así a los célebres Pactos de la Moncloa. Los sindicatos y patronal no firmaron estos pactos, mostrando su descontento, aunque finalmente aceptaron sus contenidos tras obtener ciertas contrapartidas. Los pactos de la Moncloa de 1977 fueron un símbolo y materialización primera del consenso

El profesor Álvaro Espina Montero, por su parte, explicó que con los Pactos de la Moncloa de 1977 se llegó a un consenso económico y social, basado en el autocontrol salarial, con contrapartidas en el ámbito social. El sistema del bienestar de la democracia española posterior a 1977 reconfiguró el sistema y se implementó un sistema de neo-corporporatismo y segmentación. En esta etapa se alcanzaron tasas de desempleo récord, aunque también se universalizó el derecho a la salud y surgieron las pensiones no contributivas. Pero todo el proceso fue controlado desde el principio por las grandes empresas.

Las últimas dos ponencias del Congreso fueron las de Teresa González Pérez, catedrática de la Universidad de La Laguna, y de Julio Pérez Serrano, catedrático de la Universidad de Cádiz.

La profesora González comenzó su ponencia hablando del periodo predemocrático. Las cifras de analfabetismo eran altísimas, “más de un millón de niños y niñas sin escolarizar a finales de la década de los 60”. La profesora ha explicado cómo la escuela mayoritaria era la privada, generalmente controlada por la iglesia. Los materiales didácticos eran doctrinarios. En una escuela segregada por sexos, la escuela del franquismo tenía como objetivo formar personas sumisas. Para las mujeres la educación se limitaba a formar futuras esposas y madres, creando a este fin la asignatura “Enseñanza del hogar”, donde se incluía como contenido la costura, la economía doméstica o las labores del hogar. 

Mónica Fernández Amador y Rafael Quirosa.

Desde este panorama de atraso educativo y educación doctrinaria, en 1969 se hizo un estudio para actualizar la educación y situar a España en el contexto educativo internacional. Teresa González alabó los cambios introducidos por la Ley General de Educación de 1970. Suprimió el modelo de enseñanza segregada y unificó el currículo escolar. Desaparecieron las asignaturas sexistas. Con la llegada de la Transición, una de las principales preocupaciones fue la escolarización de todos los niños y niñas, centrándose sobre todo en el caso femenino. La LOGSE amplió la escolarización y por primera vez estableció la igualdad entre sexos.

El catedrático de la Universidad de Cádiz, Julio Pérez Serrano, ofreció la conferencia de clausura del congreso, durante la cual ha prestado especial atención a la importancia de la movilización ciudadana durante la Transición. “Una historia rigurosa no puede hacerse solo mirando hacia arriba”, afirmó con el fin de destacar el papel de la ciudadanía en la construcción de los derechos sociales. Pérez Serrano ha analizado la bibliografía y las corrientes de pensamiento que han considerado que el “Estado de Derecho y el de bienestar son solo el resultado de una negociación entre notables”. Reclamó el protagonismo de los distintos sectores sociales, haciendo hincapié en que es erróneo pensar que son los partidos políticos los que hacen la democracia y no los ciudadanos. 

Según el catedrático el papel de la movilización ha sido relegado y cuestionado, se ha diluido la memoria y se ha restado protagonismo a los que lucharon contra el régimen, lo que hace que todavía cueste dar sepultura a aquellos que lucharon contra el régimen o borrar algunos de los símbolos franquistas.

“La historia reciente de España no puede entenderse sin mirar hacia abajo y comprobar que hasta los más mínimos progresos siempre han venido precedidos por años de lucha” de los partidos de izquierda, los movimientos sociales, los sindicatos… y que estas empiezan mucho antes de lo que se ha querido dar a conocer, ya que las grandes reformas que dotan de contenido social a la democracia en España se desarrollan a partir de 1975.

Presentar una sociedad resignada y desmovilizada es una condición para que los relatos revisionistas resulten creíbles, pero la realidad permite cuestionarlo. Los derechos sociales son el fruto de una construcción social que se va definiendo por la interacción de muy distintos agentes sociales: negociación y lucha.