Patentan un nuevo desinfectante que evita la diseminación de bacterias multirresistentes

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Un equipo de investigación de la Universidad de Jaén ha desarrollado un compuesto que elimina microorganismos patógenos en cualquier tipo de utensilio y evita que evolucionen y creen resistencia. De esta manera, no solo se acaba con las infecciones en tiempo real, sino que previene el desarrollo de cepas más agresivas en un futuro. Además, la nueva fórmula no contiene agentes que dañen al medio ambiente.

Los inventores del desinfectante Nabil Benomar, Hikmate Abriouel y Leyre Lavilla.

Un equipo de investigación de la Universidad de Jaén ha patentado una nueva fórmula desinfectante que no sólo elimina a las bacterias patógenas, sino que también acaba con su capacidad de evolucionar genéticamente y adquirir resistencia ante agentes antimicrobianos. La composición utiliza agentes sostenibles, que se degradan fácilmente en el ambiente sin dañarlo.

Los desinfectantes usuales presentan algunos problemas que la nueva patente ‘Composición desinfectante’ resuelve: su alta toxicidad y la capacidad de los microorganismos de volverse resistentes a ellos. Por un lado, productos como la lejía, pueden provocar efectos adversos en los seres vivos tras una alta exposición, lo que la convierte en un producto altamente contaminante. Por otro lado, el nuevo bactericida inhibe las denominadas bombas de eflujo, un mecanismo inespecífico por el que los microbios expulsan los desinfectantes y antibióticos sin que actúen sobre su diana y de este modo se favorece el desarrollo de resistencia a ellos. De esta manera, las bacterias se hacen cada vez más fuertes y los desinfectantes menos eficaces.

Los expertos han confirmado que el desinfectante elimina por completo diversas cepas bacterianas patógenas comunes en el ámbito alimentario y sanitario con tan solo cinco minutos de exposición.

Contra la resistencia a agentes antimicrobianos

En investigaciones previas, habían detectado bacterias de origen alimentario que han adquirido mecanismos de resistencia, modificando sus genes por mutación y adquiriendo nuevos genes que se incluyen en su ADN, aumentando así el reservorio de resistencia a ciertos compuestos. “En estos estudios, hemos localizado hasta 14 genes que propician esa resistencia a agentes antimicrobianos de uso en terapia y en procesos de desinfección. Ahí es donde la nueva generación de desinfectantes debe incidir”, indica a la Fundación Descubre la investigadora de la Universidad de Jaén Hikmate Abriouel, inventora de la solución.

Esta misma respuesta la producen los microorganismos en el ser humano al exponerse a antimicrobianos. Así, los inventores indican que este nuevo compuesto podría hacer que los antibióticos recuperaran su eficacia terapéutica en el tratamiento de infecciones graves causadas por ciertas bacterias resistentes a algunos medicamentos utilizados en la actualidad.

Bacterias invencibles

Las bacterias no suelen encontrarse solas y aisladas, sino que se unen entre ellas formando una comunidad que se adhiere a cualquier superficie. Son los denominados biofilms. Los microorganismos excretan una matriz extracelular que les sirve de cimiento y como medio para compartir recursos. Es aquí, en este soporte, donde se produce el rechazo a los compuestos que les puede afectar y donde resisten ante un nuevo ataque similar.

La composición de la invención evita el desarrollo de estas biopelículas y también las elimina, una vez creadas. Además, disuelve la matriz y permite la difusión del compuesto para llegar a todos los individuos de la comunidad.

Biopelícula de la mezcla de bacterias tratadas. Izquierda (control, células vivas), centro (tratamiento durante 5 minutos, gran cantidad de células muertas) y derecha (tratamiento durante 10 minutos, totalidad de células muertas).

Concretamente, los expertos han unificado en el invento dos agentes, el ácido láctico y el peróxido de hidrógeno. El ácido láctico es un antimicrobiano muy usado en alimentación. Por otra parte, el peróxido de hidrógeno es un potente oxidante y un bactericida que permite debilitar la integridad de la biopelícula para así ejercer su acción sobre los microorganismos contenidos en esta estructura. Ambos actúan conjuntamente para eliminarlos todos.

Además, incluyen un agente quelante, un compuesto que se diseña para ‘secuestrar’ metales pesados y evitar sus efectos tóxicos, llamado EDTA. Este se encarga de inhibir las bombas de eflujo para que el bactericida llegue y actúe directamente sobre su diana.

Los expertos han demostrado tras repetidas aplicaciones que no crean resistencia como sí ocurre con otros biocidas confirmando su eficiencia en distintos tipos de bacterias. Han tenido en cuenta las más frecuentes y nocivas en la actualidad como Staphylococcus aureus, causante de infecciones cutáneas e intoxicaciones alimentarias, Listeria monocytogenes, que provoca listeriosis, Enterococcus faecalis, presente en las heces, Salmonella Enteritidis, culpable de la salmonelosis y Escherichia coli o Bacillus cereus, que provocan trastornos intestinales. “La eliminación de esta última ha sido siempre un reto para la industria alimentaria debido a la resistencia de sus esporas, tanto a tratamientos físicos como químicos”, concluye la investigadora.

La patente ya se encuentra disponible para ser aplicada por empresas que quieran explotar el producto.

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