Obtienen nuevas variedades de frutos rojos más saludables

La investigación de Lucía Cervantes, dentro del programa de Doctorado de Biotecnología Avanzada de la Universidad de Málaga, destaca el papel de los antioxidantes para la prevención de enfermedades.

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Los beneficios de los frutos rojos para la salud son muchos y diversos. Desde frenar el envejecimiento natural hasta ayudar en la prevención de enfermedades cardiovasculares o neurodegenerativas, entre otros. Así, lo afirma la joven investigadora Lucía Cervantes, que ha defendido recientemente su tesis doctoral en la Universidad de Málaga. Un estudio de los factores que influyen en la calidad funcional y el potencial biosaludable de estos frutos, para indagar en sus posibles implicaciones en programas de mejora, que ha sido reconocido con la calificación de sobresaliente.

Según la investigadora, estas cualidades beneficiosas de los frutos rojos están relacionadas con su elevada actividad antioxidante. Por ello, el objetivo general de su tesis ha girado en torno al análisis de los compuestos antioxidantes en distintos genotipos de frutos rojos y bajo distintas condiciones ambientales, para determinar su implicación en el potencial saludable de esta familia de frutas entre las que se encuentran las fresas, las moras, los arándanos o las cerezas; con el fin de definir su uso en programas de mejora encaminados a obtener nuevas variedades más saludables.

La tesis de Lucía Cervantes se ha llevado a cabo dentro del programa de Doctorado de ‘Biotecnología Avanzada’ de la UMA, bajo la dirección de María Teresa Ariza y Elsa Martínez-Ferri, investigadoras del centro de Málaga del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (IFAPA Málaga). El proyecto tiene mención de doctorado internacional, ya que Cervantes realizó una estancia de investigación en 2019 en la Universidad de Le Marche, Ancona (Italia), gracias a una beca del Vicerrectorado de Estudios de Posgrado de la UMA.

Características sensoriales y funcionales

Para su desarrollo se han realizado ensayos de campo en una finca experimental del IFAPA (Instituto de Formación Agraria y Pesquera, en Moguer), simulando las condiciones de cultivo de la zona productora de Huelva –que representa el 95 por ciento de la producción de los frutos rojos en España y es una de las principales zonas productores en el mundo-, en los que se han analizado la calidad organoléptica, que aborda aspectos del fruto relacionados con la percepción de los sentidos, y nutracéutica o funcional, que insiste en los beneficios de los compuestos antioxidantes para la salud.

“Históricamente los programas de mejora no solían incluir este tipo de características entre las que se encuentran el tamaño de los frutos, su aroma o el color, entre otras. Sin embargo, su actual repercusión económica, ya que, en gran medida, influyen en la decisión de compra, es un motivo importante para que empiecen a tener en cuenta, como hemos hecho en este trabajo”, explica la joven investigadora.

Ambiente

Asimismo, el ambiente es otro factor con repercusión en la calidad de los frutos rojos. Según Cervantes, este influye de manera directa en la manifestación de los caracteres de la planta. “Aspectos como la luz incidente, la variación de la temperatura o la humedad relativa pueden tener un alto impacto en la composición de estos frutos”, asegura.

De hecho, uno de los resultados que ha constatado esta tesis es que, de los frutos de fresa estudiados, aquellos que recibieron distinta cantidad de luz presentaron diferencias en sus caracteres de calidad, entre ellos, en el nivel de antioxidantes.

“Esta aparente variabilidad en el contenido en antioxidantes se contrapone con la estabilidad deseable para utilizar estos parámetros como caracteres en un programa de mejora, por lo que nos pusimos a estudiar en profundidad estos factores”, añade la doctora.

Proceso digestivo

El estudio sobre cómo afecta la composición de antioxidantes de los frutos durante la digestión, el proceso que determina su efecto biológico en la salud, también ha sido tenido en cuenta en este trabajo. “Para que los antioxidantes hagan su efecto deben ser capaces de liberarse de la matriz del alimento y absorberse por el sistema digestivo. Así llegan a la sangre y a los tejidos y, una vez allí, hacen su acción beneficiosa”, aclara Cervantes.

Hasta la fecha este aspecto no se había analizado. Esta tesis pone de manifiesto que la composición de los frutos sin digerir no es el fiel reflejo de las propiedades biosaludables por sí mismo, sino que es necesario tener en cuenta este proceso antes de poder afirmar que efectivamente los frutos rojos son saludables.

En este sentido, la doctora destaca que para poder aumentar la composición en antioxidantes mediante programas de mejora hay que evaluar no solo la composición que los frutos poseen propiamente, sino tras el proceso de digestión, ya que no son proporcionales.

“No obstante, esto es solo el principio del camino y aún queda mucho trabajo por delante, puesto que hay que seguir estudiando para encontrar un indicador de la capacidad antioxidante biodisponible en el fruto sin digerir, para así poder caracterizar las propiedades biosaludables de una forma más rápida, de cara a futuros programas de mejora que busquen frutos rojos más saludables”, concluye esta investigadora, licenciada en Biología.

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