Cuenca de Vera, un refugio para ballenas y rinocerontes

Artículo de Matías Reolid, investigador de la Universidad de Jaén.

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Mandíbula de rinoceronte hallada en la Cuenca de Vera.

Hace unos cuatro millones de años, la Cuenca de Vera era una bahía abierta al Mar Mediterráneo al este y limitada por los relieves emergentes de las Béticas en lo que posteriormente daría lugar a la Sierra de los Filabres, la Sierra de Almagro y la Sierra Almagrera. En este área relativamente protegida vivían numerosos mamíferos marinos como atestiguan los hallazgos de numerosos esqueletos de ballenas, delfines y manatíes.

El proyecto liderado por Matías Reolid (Universidad de Jaén) y Joaquín Sendra (Universidad de Valencia) está centrado en la reconstrucción paleoambiental de la Cuenca de Vera (Almería) durante el Plioceno.

Enterramiento rápido y fosilización de ballenas, delfines y manatíes

La emersión de los bordes de esta cuenca dio lugar a una intensa erosión de los mismos que se tradujo en la formación de numerosos abanicos deltaicos que avanzaron sobre la plataforma marina del Plioceno inferior. La alta tasa de sedimentación de estos deltas favoreció un enterramiento rápido de los vertebrados y su fosilización. En las partes menos profundas de estos abanicos deltaicos se desarrollaron ambientes en los que proliferaron los manatíes (vacas marinas) de los que se han hallado varios ejemplares cerca de la localidad de Cuevas del Almanzora. En estas áreas se han hallado incluso restos de vertebrados continentales arrastrados al mar por las corrientes fluviales como es el caso de una mandíbula de lince y otra de rinoceronte. En los sedimentos que representan zonas más profundas dentro del sistema deltaico abundan los restos de ballena y de delfín, junto con dientes aislados de tiburón. Por lo tanto, los sirénidos aparecen cerca de lo que debió ser la línea de costa donde el tamaño de grano es más grueso (conglomerados y arenas gruesas) y abundan los restos vegetales preservados como restos carbonosos, mientras que los cetáceos mejor conservados aparecen en áreas más profundas donde el sedimento es más fino (arenas finas y limos).

Registro excepcional de la vida del Pleistoceno

La evolución y avance de estos deltas, así como la elevación de la propia cuenca junto con la actividad de la Falla de Palomares, conllevó que la conexión con mar abierto fuera progresivamente más restringida. En uno de los bordes de la cuenca se desarrolló un manglar que se preserva en excelente estado. Este aislamiento produjo una estratificación de las aguas en las zonas más profundas debido a diferencias en la salinidad que conllevaron una anoxia en el fondo y la preservación excepcional de restos de algas, invertebrados y peces, restos que generalmente no suelen preservarse en el registro fósil.

Finalmente, la cuenca quedó rellena de sedimento y los sistemas deltaicos quedaron como abanicos aluviales finalizando su etapa de sedimentación marina. La fauna encontrada en la Cuenca de Vera constituye un registro muy importante para conocer que mamíferos marinos colonizaron esta parte del Mediterráneo tras la crisis de salinidad del Messiniense. Los investigadores de este proyecto interpretan que esta cuenca relativamente protegida y estrecha debió constituir un área de reproducción y cría para los cetáceos.

En este proyecto colaboran miembros de las Universidades de Jaén, Granada, Málaga y Valencia, y han participado estudiantes de dichas universidades en distintas campañas de excavaciones. El proyecto está financiado por el Ayuntamiento de Cuevas del Almanzora (Almería). Los primeros resultados han sido publicados en la revista PALAEOWORLD por los investigadores Joaquín Sendra (Universidad de Valencia), Matías Reolid (Universidad de Jaén) y Jesús Reolid (Universidad de Granada). Sin embargo este proyecto se enfrenta al continuo expolio de yacimientos por parte de coleccionistas y de este modo, a la pérdida de ejemplares de un enorme valor científico y patrimonial.

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