Los romanos comerciaban el garum con ánforas hechas en Murcia

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Diferentes estudios del investigador del grupo iArqUm de la Universidad de Murcia, Alejandro Quevedo, determinan que la costa murciana tenía gran presencia comercial y exportaba salsas de pescado a todo el Imperio Romano.

La Universidad de Murcia (UMU), en conjunto con otras instituciones, lleva años estudiando los restos arqueológicos de Portus, el antiguo puerto de la capital romana que se ubica en la desembocadura del Tíber. Gracias a diferentes estudios se ha podido determinar que una parte de las ánforas halladas fueron elaboradas en talleres alfareros de la bahía de Mazarrón y que se utilizaban para exportar garum (salsa de pescado) desde las costas murcianas hasta el resto del litoral mediterráneo.

¿Qué es Portus?

Portus fue el puerto de la ciudad de Roma erigido durante el mandato del emperador Claudio en el siglo I d.C. y que se amplió con una estructura hexagonal, mandada construir por Trajano a principios del siglo II d.C. Dicha obra de ingeniería sin precedentes suponía el mayor sistema de almacenes de la antigüedad y tuvo su apogeo hasta el siglo V. Actualmente, este complejo abandonado es objeto de estudio de investigadores de todo el mundo.

La UMU y la Soprintendenza speciale di Archeologia, Belle Arti e Paesaggio de Roma se han centrado en investigar una de las salas que contiene restos de miles de fragmentos de cerámica procedentes de múltiples puntos del Imperio Romano. Hasta el momento se creía que una parte de los materiales cerámicos encontrados eran de distribución regional pero se ha podido demostrar, gracias a sus características morfo-tipológicas y a análisis arqueométricos, que un porcentaje de ellos procedía del litoral murciano.

Ánforas de Mazarrón

En concreto se trata de ánforas que se produjeron en la bahía de Mazarrón, en el taller cerámico que se encontraba en El Mojón y que fueron confundidas con contenedores itálicos porque tienen cuellos de dimensiones similares a las que se producían en Empoli, en la Toscana.

“Al principio los compañeros de Roma no daban crédito, pensaban que se trataba de producciones itálicas. Las características físicas de las ánforas me hicieron pensar rápidamente que fueran en concreto del alfar de El Mojón: la presencia de mica plateada en la pasta, incisiones en el cuello, el mismo módulo que las de aquí. Las ánforas tenían toda una serie de características que me pusieron tras la pista desde un primer momento, explica Quevedo de iArqUmd (grupo de investigación en arqueología de la UMU).

Esta investigación ha sido publicada por la editorial Cambridge University Press, considerada una de las dos editoriales privilegiadas de Inglaterra y la más antigua del mundo ya que opera desde el siglo XVI. De ser consideradas una mercancía casi irrelevante estas ánforas han pasado a documentarse en múltiples yacimientos de Argelia, Túnez, Francia y la península itálica, donde se han identificado en Roma, Nápoles y la isla de Sicilia.

Pero… ¿Qué contenían las ánforas?

Los estudios de Quevedo continúan una línea de investigación del profesor Sebastián Ramallo Asensio, catedrático de Arqueología y director del grupo de investigación iArqUm, para dar respuesta al porqué aparecieron ánforas mazarroneras en el puerto de la capital del Imperio Romano.

La clave era investigar cuál era el contenido con el que comerciaban a tan larga distancia, pero las cerámicas de Portus no conservaban restos en su interior, así que la clave estaba en estudiar la zona de la que provenían, una ubicación costera que apuntaba hacia productos derivados de la pesca.

Para ello investigaron las ánforas producidas en los alfares de Mazarrón y Águilas, que contenían el conocido garum, una salsa de pescado que se preparaba fermentando vísceras de peces. Los romanos la usaban para condimentar o acompañar sus comidas, aunque también se usaba en medicina y cosmética, lo que lo convertía en un bien muy preciado.

Además, este análisis en conjunto con la especialista en ictiofauna Myriam Sternberg de los contenidos de las ánforas ha servido para identificar qué especies se utilizaban para preparar el garum y otras salsas de pescado. Las espinas y escamas encontradas en el interior de las cerámicas determinan que tenían preferencia por las sardinas, pero también se hallaron especies que se comercializan menos hoy en día, como la boga y la chucla.

Los resultados de este estudio han sido recientemente publicados en un monográfico sobre contenidos anfóricos en Oxford.

La isla del Fraile

Los análisis de contenidos han tenido lugar en Águilas y la isla del Fraile, proclamada Bien de Interés Cultural Terrestre y Subacuático de la Región de Murcia, que se ha convertido en un laboratorio idóneo para hallar y estudiar las ánforas locales y las salazones de la época romana. En las últimas excavaciones de la UMU junto con el Museo Arqueológico de Águilas han aparecido ánforas que aún contienen restos en su interior y una pileta para almacenar garum de más de cuatro metros de largo. La revista divulgativa National Geographic se ha hecho eco de los primeros avances de estos hallazgos.

La influencia del litoral murciano

Los resultados de estas investigaciones ponen en valor la importancia de los puertos del litoral de la Región de Murcia en el Imperio Romano al demostrar que tuvieron una gran actividad de exportación de ánforas a diferentes puntos del Mediterráneo, incluida la misma Roma. “Sin embargo eso no quiere decir que todos los puertos tuvieran la misma importancia. Por su capacidad, Carthago Nova sería el gran puerto redistribuidor donde se concentraría todo, si bien Águilas y Mazarrón muestran una actividad productiva muy fuerte en época tardía, entre los siglos IV y V d.C.” indica Alejandro Quevedo.

La publicación de estos artículos a lo largo del año 2021 muestra los frutos de los diferentes estudios de largo recorrido que se han realizado en la universidad. “La consolidación de estas líneas de trabajo están permitiendo a la UMU afianzar su liderazgo internacional en Arqueología, al tiempo que se crean nuevas sinergias con otras instituciones” explica Quevedo, quien desarrolla trabajos con la misma desde 2015 con el inicio de la investigación de Portus, y que ha realizado los estudios posteriores gracias a un contrato de acceso al Sistema Español de Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTI) dentro de la convocatoria de atracción de talento exterior del Plan Propio de la UMU.