La Universidad de Alicante lamenta la pérdida de Rafael Ramos, patrono fundador de la Fundación La Alcudia

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Rafael Ramos.

La Universidad de Alicante y su Fundación La Alcudia de Investigación Arqueológica están de luto por el fallecimiento de uno de sus más preciados integrantes y patrono fundador, Rafael Ramos Fernández, director del Museo Arqueológico y de Historia de Elche “Alejandro Ramos Folqués” desde 1977 hasta su jubilación en 2012, Vicepresidente de la Fundación La Alcudia de Investigación Arqueológica de la Universidad de Alicante y director del citado yacimiento. 

Considerado uno de los arqueólogos más importantes del ámbito cultural ilicitano así como de toda la Comunidad Valenciana, no solo por su formación y trayectoria investigadora y profesional, Rafael Ramos ha destacado también por su lucha constante e interés en conservar, salvaguardar y potenciar el patrimonio arqueológico e histórico de Elche y su comarca.

Su trayectoria profesional y personal ha estado íntimamente vinculada a la de la Universidad de Alicante desde que en 1996 negoció con esta la venta de buena parte de la finca de su propiedad donde se encuentra el yacimiento de La Alcudia.  Fue en ese momento, que este año celebra su vigésimo quinto aniversario, cuando se creó la Fundación La Alcudia de Investigación Arqueológica de la que ha sido vicepresidente hasta su jubilación.

Con aquella decisión que el propio Ramos consideró fruto “de mi inquietud por conservar este legado”, depositaba sus esperanzas de conservación y desarrollo del yacimiento a la Universidad de Alicante, una inquietud que, “no sólo se ha cumplido con creces sino que ha servido para engrandecerlo y enriquecerlo” y daba las gracias a los responsables de la UA “que han cuidado y dotado a La Alcudia de todas aquellas infraestructuras y personal necesario para convertir a este sitio arqueológico y su museo en uno de los referentes arqueológicos más destacados para el estudio de la Antigüedad en el Mediterráneo occidental”, tal y como él mismo reconocía en el libro conmemorativo del 25 aniversario de la creación de la Fundación.

Desde aquel momento el yacimiento se ha convertido en un centro patrimonial de referencia nacional e internacional en docencia e investigación arqueológica de primer orden, pero también en una gran oportunidad de promoción cultural y turística para la ciudad de Elche y la Comunidad Valenciana.

Las reacciones a la desaparición de Rafael Ramos no se han hecho de esperar. A escasas horas de conocerse el fallecimiento, la propia rectora, Amparo Navarro, publicaba en redes sociales su “consternación” por la pérdida del “arqueólogo, amigo” a quien expresaba su gratitud “por la confianza depositada por la Universidad de Alicante para la salvaguarda de un legado que ha de formar parte del patrimonio investigador e histórico de Elche, de la provincia y del mundo”. En nombre de la comunidad universitaria, la rectora hacía extensivo el pésame a sus familiares y allegados “y a quienes con él aprendimos a amar a la Arqueología y al Yacimiento de La Alcudia”. 

Desde el INAPH, Instituto de Investigación Arqueológica y Patrimonio Histórico de la UA, con cuyos miembros trabajó siempre con ahínco, coinciden en señalar que “siempre recordaremos su educación, su elegancia, cálida presencia e interés por las cosas bien hechas. Fue una magnífica persona que dedicó su vida a sus más preciados valores: la ciudad en la que nació, La Alcudia y su familia”.

Una vida entregada a la Alcudia

Rafael Ramos Fernández nació en Elche el 21 de marzo de 1942. Hijo de Alejandro Ramos Folqués y Angelina Fernández Hoyos, heredó la finca de La Alcudia, lugar donde se emplaza uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la Comunidad Valenciana. 

Rafael asistió al Colegio de D. Enrique Mancheño. Cursó bachillerato en el Colegio de la Asunción de Elche y preuniversitario en el Colegio de los Hermanos Maristas de Murcia. Obtuvo la Licenciatura en Geografía e Historia en la Universidad de Murcia, de la que pasó a la Universidad de Valencia para realizar los cursos de doctorado y en la que realizó su tesis doctoral sobre el yacimiento arqueológico de La Alcudia, doctorándose en Arqueología en 1967, año en el que también se casó con Isabel Molina Fernández, con quien tuvo 4 hijos: Adolfo, Rafael, Ángela y Alejandro. 

Su carrera profesional empezó cuando en 1968 la Universidad de Valencia creó en Alicante el CEU (Centro de Estudios Universitarios), y ocupó la plaza de jefe del Departamento de Arqueología y Prehistoria hasta inicios de los 1980, pasando a ser reconocido años más tarde como profesor honorífico.

En 1977 ocupó por oposición libre la plaza de Director del Museo de Arqueología y de Historia de Elche “Alejandro Ramos Folqués”. También en 1977 colaboró en la creación de la UNED en Elche en la que ocupó el cargo de Decano-coordinador de la Facultad de Filosofía y Letras, impartiendo durante años la asignatura de Arqueología, Prehistoria e Historia Antigua. En el 1978 consiguió la cesión del Palacio de Altamira para nueva sede del Museo de Arqueología y de Historia de Elche “Alejandro Ramos Folqués” que hasta entonces se ubicaba en el pabellón central del Parque Municipal. 

En 1985 fue designado miembro del Consejo Valenciano de Cultura de la Generalitat Valenciana,  donde permaneció hasta 1998 desempeñando los cargos de Presidente de la Comisión de Patrimonio Cultural y de Secretario General. También fue miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia. Entre otras actividades también impartió cursos de doctorado en las universidades de Valencia, Alicante y Murcia y dirigió cursos en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo. 

En cuanto a su actividad investigadora y patrimonial en Elche, en 1979 inició la intervención arqueológica en el tramo de muralla medieval de Traspalacio que dio lugar a la modificación del PGOU y gracias a la cual hoy se conserva un importante tramo de muralla medieval que existe la plaza entre el palacio y el Museo de Arqueología y de Historia de Elche “Alejandro Ramos Folqués”. También excavó los yacimientos prehistóricos de Promontori y Caramoro I, ambos en Elche, dentro de su labor como director del museo. 

Sin embargo, buena parte de su trayectoria investigadora la dedicó al yacimiento de La Alcudia y a la Dama de Elche, a la que dedicó uno de sus últimos libros. Desde el fin de sus estudios hasta la creación de la Fundación Universitaria La Alcudia de Investigación Arqueológica participó en la dirección de las excavaciones en La Alcudia, primero compartiéndola con su padre, después en solitario y, al final, con su hijo Alejandro, actual director del yacimiento.

Ha publicado una gran cantidad de libros y artículos en revistas de diversa índole y ha participado en numerosos congresos de Arqueología. 

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