Hogares inteligentes al cuidado de los mayores

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Investigadores de la UJA participan en un programa del Horizonte 2020 que busca desarrollar entornos inteligentes capaces de mejorar la calidad de vida a las personas con demencia.

Macarena Espinilla.

¿Se imaginan una casa inteligente que esté al cuidado de las personas que la habitan? No se trata de ciencia ficción o de una recreación de 2001: Una odisea en el espacio, sino de una de las últimas tendencias de investigación en el campo conocido como el Internet de las cosas y para la que se encuentran cientos de aplicaciones. Una de ellas, por ejemplo, asegurar el bienestar≠r de las personas mayores que padecen alguna demencia.

Las nuevas tecnologías permiten equipar una vivienda con tantos sensores como se desee, capaces de tener controlado hasta el factor más insignificante. Pueden estar pendientes de la temperatura, de la iluminación de las estancias, incluso también del consumo energético. Éstas son aplicaciones sobre las que se viene trabajando desde hace años y que son una realidad en los entornos más modernos. Sin embargo, estas tecnologías tienen un uso social con mucho potencial para las personas que por su edad pueden desarrollar algún problema de tipo cognitivo o de demencia y que hasta ahora dependían de un familiar o allegado.

Y es precisamente en esta misma línea en la que trabajan investigadores del grupo Sistemas Inteligentes Basados en Análisis de Decisión Difusos (SINBAD2), que recientemente han conseguido uno de los proyectos europeos en I+D+I del Programa Horizonte 2020, para trabajar en el desarrollo de ambientes inteligentes, pensados para personas afectadas por algún tipo de demencias.

Se trata del primer proyecto del Horizonte 2020 que consigue la Universidad de Jaén, que comenzará a andar el 2 de enero y cuenta con una financiación superior al millón de euros.

Los investigadores jiennenses Macarena Espinilla y Luis Martínez trabajarán durante los próximos tres años en este proyecto, en colaboración con investigadores de otras 16 instituciones europeas, con el objetivo de desarrollar un entorno lo más inteligente posible, una vivienda que se convierta en un cuidador que funcione las 24 horas al día y siete días a la semana.

El proyecto se titula ‘The use of computational techniques to improve compliance to reminders within Smart environments’ y está coordinado por el catedrático de ingeniería biomédica de la Universidad del Ulster, Chris Nugent. Una vez que el trabajo esté finalizado, los investigadores habrán creado un ambiente inteligente que sea capaz de dar la voz de alarma en caso de que la persona sufra una crisis de salud, sufra una caída o manifieste síntomas de que algo no funciona correctamente.

Una casa inteligente que avise a la persona cuando sale a la calle y se deja el fuego encendido o el frigorífico abierto; que actúe como recordatorio a la hora de tomarse la medicación; o que sea capaz de detectar las emociones de las personas que la habitan. Una casa amiga o una casa cuidadora, según se la quiera llamar, que responda a las necesidades de una población europea cada vez más envejecida.

Los investigadores de la Universidad de Jaén explican que la intención final de este proyecto es la de dar pasos en el desarrollo de tecnologías de recuerdo de todo tipo. Y para que funcionen, necesitan un conjunto de dispositivos, sensores y actuadores instalados en el domicilio de las personas mayores o con demencia, que les ayuden a recordar sus actividades cotidianas.

Y estos sensores se pueden instalar en cualquier objeto del hogar, con el objetivo de tener el mayor volumen de información y tomar la decisión adecuada. Por ejemplo, se pueden instalar sensores en la hornilla, en el sofá, en las lámparas, en la televisión, en las puertas… incluso en los muebles de la cocina o los útiles de cocina. Todos ellos aportan información sobre el comportamiento de una persona y permiten interpretar que se está saliendo de los parámetros establecidos como normales, para emitir una señal de alarma, que bien puede ser una voz que avisa a la persona de que hace mucho rato que metió el vaso de leche en el microondas, que la puerta de la calle está abierta o emitir señales de aviso a un centro de control para informar de que las luces están encendidas a horas y que esta situación puede ser indicador de un problema de salud.

El éxito de este tipo de dispositivos se basa en el desarrollo alcanzado en el campo de los sensores, que cada vez son más pequeños y baratos, al tiempo que el nivel de información que pueden recoger es mayor.

Este tipo de dispositivos tienen un campo de aplicación muy importante ya no solamente en viviendas particulares, sino también en residencias de ancianos. Gracias a estas tecnologías que están desarrollo, un solo cuidador desde una sala de control podrá tener información en tiempo real de la situación de las personas que tiene a su cargo. Gracias a los sistemas de monitorización de las constantes vitales recibirá una señal de alarma en caso de que se produzca alguna alteración o, por ejemplo, los sistemas de control de movimiento en las habitaciones y los sensores que puedan instalarse en el suelo podrán detectar que la persona se ha levantado, incluso que ha podido sufrir una caída.

Del mismo modo, podrá monitorizar el sueño de estos residentes y así comprobar si la medicación recetada está funcionando correctamente. Como se puede ver con estos ejemplos, las aplicaciones son incontables y abren un escenario nuevo en el campo del cuidado de las personas mayores, donde los entornos inteligentes como los perseguidos en este proyecto acabarán por imponerse.

Este programa del Horizonte 2020 implica a investigadores de disciplinas bien diferentes como la bioinformática, la arquitectura informática, la inteligencia artificial, la tecnología de sensores y los sistemas inteligentes, que trabajarán al unísono en el desarrollo de dispositivos capaces de mejorar la calidad de vida de este grupo poblacional.

Al final, se trata de una tarea transversal, en la que están implicados investigadores de áreas diversas, que convergen ahora, para buscar soluciones innovadoras. Para ello se necesitan profesionales de entidades habituadas a tratar a personas con demencia, empresas especializadas que diseñen estos dispositivos electrónicos así como universidades que lleven a cabo la labor investigadora.

Este proyecto está enmarcado en la línea de innovación e intercambio de personal dentro de la Acción Marie Sklodowska-Curie RISE, y permitirá que los investigadores participantes en él realicen estancias en otras instituciones, para compartir sus conocimientos y adquirir nuevas formas de trabajar.

Macarena Espinilla realizará una estancia en Italia, donde conocerá el funcionamiento de una empresa implicada en el proyecto, especializada en el desarrollo de dispositivos de teleasistencia. Al mismo tiempo, esta empresa se aprovechará de los conocimientos de esta investigadora de la Universidad de Jaén, integrante de un grupo con una dilatada experiencia en el campo de la creación de entornos inteligentes, como el apartamento-laboratorio que han construido y que funciona como un campo de pruebas único para el trabajo en el desarrollo de dispositivos electrónicos de monitorización de todo tipo de condiciones ambientales.

La multidisciplinaridad del proyecto abarca a 16 socios que incluyen empresas, fundaciones y universidades de distintos países de Europa, Latinoamérica y Asia. Junto a la UJA, el otro socio español será la Fundación Ageing Lab, creada con el fin de convertirse en una red de conocimiento sobre envejecimiento y surgida de la inquietud de investigadores de la UJA y de Macrosad. Junto a ellos participarán en el consorcio: Universidad del Ulster (Reino Unido), Universidad Nacional de Irlanda, Universidad Técnológica Lulea, Hogskolan I Halmstad y Swedish Adrenaline AB (Suecia), Universidad Degli Studi Di Firenze, I+ SRL y Associazione Novilunio Onlus (Italia), Karde As (Noruega), Universidad Kyung Hee (Corea del Sur), Corporación Universidad de la Costa y Universidad Nacional Abierta y a Distancia (Colombia), Universidad Tecnológica Nacional (Argentina) y Academisch Ziekenhuis Groningen (Países Bajos).

Europa envejece y las nuevas tecnologías como las que se desarrollarán en el marco de este proyecto del Horizonte 2020 harán la vida más fácil a las personas que dejaron su memoria en el olvido.

El espacio inteligente abierto en la UJA.

Un apartamiento inteligente en la UJA

El Centro de Estudios Avanzados en TIC (CEATIC) de la Universidad de Jaén tiene desde hace un año un laboratorio de inteligencia artificial muy especial. Se trata de un apartamento de 25 metros cuadrados, donde los objetos cotidianos están conectados en red, y son capaces de recoger información, procesarla y compartirla.

Se trata de un paso más en la domótica, de un laboratorio privilegiado para el ensayo de nuevas tecnologías relacionadas con el Internet de las cosas, con investigaciones del grupo SINBAD2 y en cuyo desarrollo colaboró el investigador de la Universidad del Ulster, Chris Nugent.

Este espacio para la investigación cuenta con un conjunto de sensores que detectan la presencia de personas, y que permite que los objetos del laboratorio tomen decisiones por sí mismos, con el fin de hacer la vida más fácil a los habitantes de este entorno.

Es casi una casa del futuro, en la que todos los aparatos están conectados entre sí e interactúan con el usuario y en la que hasta el suelo está dotado con un sistema inteligente que detecta la presión ejercida por las pisadas de los habitantes de este apartamento.

Este espacio cuenta con los espacios y equipamiento de cualquier vivienda, a los que se le han unido objetos inteligentes como altavoces o luces controlables de forma remota y dispositivos wereables, que permiten, por ejemplo, monitorizar el sueño, las señales vitales o las emociones. Además, el diseño de este mini apartamento se ha realizado pensando en la incorporación de nuevos dispositivos, que permitan la evolución tecnológica del entorno.

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