El corral de comedias de Cartagena fue uno de los más importantes en el siglo XVII

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El profesor del Departamento de Literatura Española, Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Murcia (UMU), Rafael Ángel Sánchez Martínez, ha estudiado la documentación que se conserva del corral de comedias que hubo en Cartagena durante el siglo XVII.

Gracias a estos documentos, que eran inéditos casi en su totalidad, se ha conseguido resaltar la importancia a nivel nacional de este teatro, que contaba con elementos propios de la época barroca, y cómo el ayuntamiento de la ciudad impulsaba el arte escénico. Su estudio titulado ‘El corral de comedias de Cartagena en el siglo XVII: nuevos documentos’ ha sido publicado por Hipogrifo, la revista de literatura y cultura del Siglo de Oro.

La importancia de esta investigación radica en que hasta hace poco la ciudad de Cartagena no aparecía como sede de uno de estos edificios. “Sabíamos que existían corrales de comedias en algunas ciudades importantes: Sevilla, Madrid, Valencia, Córdoba, Murcia, Lisboa, Alcalá y, por supuesto, Almagro, estas ciudades y otras pocas más conforman el mapa donde sabemos que se representaba teatro. Añado a Cartagena en este mapa porque ahora sabemos que hubo un corral de comedias de importancia y actividad teatral de primer nivel en el siglo XVII”, explica Rafael Sánchez.

Perteneciente a una época de esplendor

El motivo por el que se llevó a cabo el alzamiento de este corral de comedias fue porque anteriormente se utilizaba la Casa del Rey para estos menesteres, el cual era un edificio céntrico, que se encontraba aproximadamente en la actual Plaza del Rey. Este emplazamiento servía también como armería, almacén de municiones y lugar de descanso para las tropas reales, y por lo tanto no era adecuado para la actividad teatral.

Según los documentos analizados por el profesor Rafael Sánchez, la construcción de este teatro de comedias comenzó a partir del año 1614, es decir, se ubica entonces en pleno Siglo de Oro, período histórico español en de gran auge para la cultura y el arte, en el que florecieron artistas como Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Góngora y Quevedo, entre otros, y abarca desde el inicio de la Reconquista española, sobre el año 1492 y terminaría con la muerte de Calderón de la Barca en 1681. De algunos de estos autores se representaron obras de teatro en el corral cartagenero, gracias a las compañías itinerantes que recorrían las ciudades.

Ubicación del corral

Con este estudio podemos conocer también que este corral de comedias se situaba entre la calle Bodegones y la calle Mayor, en pleno casco histórico de la ciudad. No hay registros de la ubicación exacta, pero según Rafael Sánchez, una localización muy aproximada sería un espacio adyacente al Hospital de Santa Ana, del Siglo XVII, el cual se encontraba entre el actual Ayuntamiento y la casa Cervantes de Cartagena.

También podemos conocer que tuvo una construcción de planta nueva, es decir, sin aprovechar edificios construidos anteriormente. Esto se debía a que el nuevo inmueble tenía un tamaño considerable, que superaba en medidas al coetáneo teatro del Príncipe de Madrid. Su forma fue copiada del Teatro del Toro de Murcia, edificado en 1609 que a su vez era un calco del símil de Córdoba, elevado en 1602, por lo tanto, los tres edificios compartían la misma fisonomía. Constaba de una entrada principal, a la cual se accedía desde la calle Mayor y otra trasera para los comediantes.

Características del interior

Destaca su apariencia semicircular, elegida porque permite una mejor visión del escenario y una óptima propagación de la voz hacia los espectadores, los cuales se repartían entre una zona baja donde se ubicaba el patio y las gradas del corral, y dos cuerpos más elevados. En el patio, aunque no hay constancia documental, existieron asientos para los espectadores, y se conoce que existían unos bancos a modo de gradas que se situaban debajo de los pisos superiores.

Las plantas estaban construidas sobre dieciocho pilares de ladrillo grueso y tenían columnas de madera, se accedía a ellas a través de una escalera común y tenían distintas estancias tales como los aposentos, cazuela y balcón de la ciudad y vestuarios para los actores y actrices.

En concreto poseía veintidós aposentos, el mismo número que el Corral de la Cruz de Madrid, y consistían en pequeños habitáculos de alrededor de 6 metros cuadrados divididos por finas paredes de ladrillo y yeso, que se orientaban hacia el escenario.

En el primer piso estaba el balcón de la ciudad, elemento clave de los teatros barrocos, era una especie de aposento independiente que duplicaba en tamaño al resto. Se situaba de tal manera en la que su ocupantes, que solían ser autoridades civiles y eclesiásticas, tenían la mejor visión de los espectáculos y, a su vez, podían ser vistos por los espectadores desde cualquier ubicación.

La cazuela era el lugar que se destinaba a las mujeres, siendo la parte más amplia en la que podía colocarse el público. Ocupaba toda la fachada en forma de balcón corrido, con gradas de poca altura para que no pesaran demasiado, ya que se situaba en el segundo piso.

Las tablas del escenario del corral de comedias de Cartagena fueron testigo de las representaciones de intérpretes reconocidos de diversas compañías de bastante importancia de la época, que se conocerán en próximas publicaciones del mismo autor.

Más información:

Enlace al artículo completo en la revista Hipogrifo

https://www.revistahipogrifo.com/index.php/hipogrifo/article/view/850

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