El 21% de los territorio del Magreb se han desertificado

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Entorno desertizado en Marruecos.
Entorno desertizado en Marruecos.

Investigadores de la Estación Experimental de Zonas Áridas de Almería (CSIC), del Centre de Recherche Scientifique et Technique sur les Régions Arides (CRSTRA), del Centre de Recherche Forestiere (CRF) y del Institut des Regions Arides (IRA) han demostrado que el 21 por ciento de los territorios no desérticos que componen el Magreb (Túnez, Argelia y Marruecos) están degradados o muy degradados. Éste es uno de los resultados que se desprende del estudio ‘Land Degradation States and Trends in the Northwestern Maghreb Drylands, 1998 – 2008’, publicado en la revista científica Remote Sensing. 

Los científicos han llegado a esta conclusión a través de una metodología denominada 2dRUE que se basa en el concepto de Eficiencia del Uso de la Lluvia (RUE) y se apoya en la utilización de imágenes tomadas por satélite (teledetección). En esta ocasión, ha sido aplicado a una resolución de 1 kilómetro al Norte de África.

La técnica, desarrollada desde hace casi una década por el grupo ‘Desertificación y Geoecología’ de la Estación Experimental de Zonas Áridas (CSIC) coordinador de la investigación, cumple con los requisitos establecidos por las Naciones Unidas en materia de medioambiente y desarrollo. Previamente, ha sido utilizado en diversas regiones del mundo como Brasil, China o Mozambique y ha permitido estimar que en España la desertificación afecta al 20 por ciento de su territorio.

Como explica a Fundación Descubre el investigador del CSIC Gabriel del Barrio, esta metodología permite un diagnóstico más objetivo del estado de la tierra, ya que utiliza parámetros ecológicos que permiten obtener resultados medibles. “Se trata de un método innovador que posibilita diferenciar entre las tendencias de cambios ocasionadas por el clima o las que se deben a la dinámica interna de un ecosistema o a su uso. Además, no sólo examina el territorio que ya está degradado sino que detecta a tiempo cuál es la situación socio económica que está conduciendo a esa degradación”, matiza.

Otros resultados

Los investigadores también han concluido que la cantidad de territorio que, actualmente, se encuentra en proceso de degradación es inferior al 1 por ciento, porcentaje similar al de España y Portugal. “Cuando existe una situación de este tipo, resultado por ejemplo de una política intensiva de agricultura, aunque la cifra no sea muy elevada es importante porque la recuperación de un ecosistema puede prolongarse durante cientos de años. Concretamente, la velocidad de degradación es entre 10 y 100 más rápida que su velocidad de recuperación”, aclara del Barrio Escribano.

Por otro lado, los expertos han detectado que aunque existen amplias zonas degradadas parece que lentamente se van recuperando o no se siguen deteriorando. Así mismo, hay  pequeñas áreas, aunque significativas, con vegetación en un buen estado de conservación. “Se ha observado que las zonas climáticas más vulnerables son las semiáridas”, explica el investigador.

Los resultados son fruto del proyecto de excelencia MesoTopos, financiado por la Consejería de Economía y Conocimiento de la Junta de Andalucía, junto a la Comisión Europea y la OTAN y están relacionados directamente con algunos de los indicadores más relevantes que Naciones Unidas necesita para cumplir con sus objetivos estratégicos de sostenibilidad del planeta (Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas) o de lucha contra la  desertificación (Convención de las Naciones Unidas de lucha contra la Desertificación). 

Gabriel del Barrio Escribano.
Gabriel del Barrio Escribano.

Causas de la desertificación 

Los orígenes de este proceso de desertificación o degradación del territorio son diversos. “En Marruecos, por ejemplo, se debe a la salinización del suelo provocada por la introducción de nuevos sistemas de regadío en zonas cuyo suelo es de naturaleza salina, como los oasis o el Valle del Sous y que anteriormente eran de naturaleza salvaje o estaban cultivados de forma tradicional”, subraya el investigador del CSIC.

En Argelia, la sobreexplotación ganadera, provocada por los subsidios que concede el Estado de este país para piensos, genera que haya mucho ganado que, además de alimentarse de estos forrajes, necesiten fibra que la obtienen en la vegetación, lo que contribuye a aumentar el proceso de desertificación.

Según apuntan los expertos, también influyen los distintos eventos de Cambio Global a los que ha estado sometido el Magreb a lo largo de su historia. “La expulsión de los árabes durante la Reconquista, la colonización europea, la descolonización o el desarrollo de las economías emergentes han dejado huella en el paisaje. La degradación es la herencia de esta depredación humana en un territorio, ya de por sí poco productivo”, concluye el investigador.

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