Así luchan los suelos húmedos contra el cambio climático

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Los suelos húmedos cuentan con una capacidad especial para mitigar efectos del cambio climático, según ha comprobado la estudiante de la Universidad Miguel Hernández, Ana Muñoz, en su trabajo de fin de grado de Ciencias Ambientales.

El experimento se ha realizado en el Parque Natural de El Hondo.

Concretamente, en el trabajo dirigido por el catedrático de Edafología y Química Agrícola de la UMH, José Navarro Pedreño, y el profesor de la Universidad de Ghardaïa (Argelia), Abderraouf Benslama, se pone de manifiesto las altas posibilidades de almacenamiento de carbono de los suelos situados en el entorno de los humedales semiáridos alicantinos.

Este estudio se ha centrado en el entorno del Parque Natural de El Hondo y ha puesto de manifiesto que un adecuado manejo de los suelos, además de mantener la productividad, puede ayudar al incremento de la materia orgánica y al almacenamiento de carbono.

Cómo se elimina CO2 de la atmósfera

La descarbonización de la atmósfera, mediante la reducción de los niveles de dióxido de carbono presentes, precisa de la aplicación de un conjunto de estrategias, entre las que ocupan un lugar preferente la gestión y el manejo de los suelos, tal y como indica el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y la Organización Internacional para la Agricultura y la Alimentación (FAO), ambos dependientes de Naciones Unidas.

Bajo esta perspectiva, el trabajo ha analizado el suelo superficial con diferentes cubiertas (granados, palmerales, suelos no cultivados, saladares y carrizales) y se ha constatado, a través del uso de dos métodos distintos de análisis de materia orgánica, que prácticamente bajo todos estos usos se produce una acumulación en el perfil del suelo de materia orgánica.

Destacan por la cantidad acumulada las zonas de carrizal, especialmente aquellas que mantienen una elevada humedad en el suelo, así como las de cultivos de granados, posiblemente influenciados por los aportes de fertilizantes orgánicos. Del mismo modo, aunque la productividad es menor, los suelos de saladares muestran una tendencia a la acumulación y la estabilización del contenido de materia orgánica, pudiendo ser muy sensibles estos contenidos si se producen alteraciones en su uso. Los resultados obtenidos son positivos, ya que corroboran cómo las zonas húmedas cumplen con el papel relevante para el almacenaje de carbono orgánico.

Por la situación edafoclimática, la zona de estudio podría tener, según diferentes fuentes consultadas a nivel mundial y europeo, un contenido en carbono orgánico entre un 1 y 2 %. Sin embargo, como promedio general, los suelos incluidos en la zona de influencia del humedal (considerando el parque natural y el área de amortiguación de impactos) acumulan más de dos veces lo previsto en estos estudios. Aunque es necesario profundizar en el conocimiento de este medio, el manejo de suelos en estas zonas puede ser una de las herramientas más importantes a la hora de reducir el contenido de carbono en la atmósfera, mediante el secuestro de carbono y el almacenamiento del mismo en los suelos.

Conocer en profundidad cómo es la relación entre el suelo y la absorción de carbono es importante porque ésta puede ser un arma de doble filo, ya que el cambio climático puede hacer que el suelo pase de ser un sumidero de carbono a una fuente de emisiones.