Acción contra el Hambre alerta de una «gran crisis humana» en el Sahel por la sequía

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En el mapa se aprecian en rojo las zonas donde la reducción de la biomasa es más preocupante.

La grave sequía en el Sahel, junto a una reducción «alarmante» de producción de biomasa, hace temer lo peor para el próximo año a la organización Acción contra el Hambre, según un comunicado difundido este jueves, en el que alerta de una gran hambruna.

En concreto, la temporada de lluvias (de junio a septiembre) ha sido especialmente deficitaria en el norte de Senegal y el sur de Mauritania, mientras que la producción de biomasa en algunas zonas normalmente fértiles en pastos ya no alcanza el 50% de la producción promedio para este período del año. Especialmente preocupante es la situación en los departamentos de Matam, Podor, Linguere y Ranerou, en Senegal. Una anomalía que indica que la producción de biomasa no alcanzará el nivel mínimo para cumplir con los requisitos de forraje del ganado.

“La población ya está viéndose obligada a adoptar mecanismos de adaptación como la venta de ganado o la trashumancia temprana de grandes rumiantes, que pueden resultar contraproducentes en el corto y medio plazo. Los riesgos de crisis alimentarias y nutricionales son significativos y la situación es alarmante, especialmente de cara a la época de hambre estacional de 2018”, ha señalado Fabrice Carbonne, director de Acción contra el Hambre en Senegal.

El norte de Senegal es la zona más afectada por la sequía en el Sahel

El norte de Senegal sigue presentando una gran vulnerabilidad desde el punto de vista nutricional, en parte debido a la baja resistencia de la población a los riesgos de desastres climáticos, en parte debido a la persistencia de causas de la desnutrición como una baja cantidad y diversidad de producción y de consumo de alimentos, un estado nutricional deficiente de las mujeres embarazadas y un acceso limitado a los servicios de salud y de agua y saneamiento. “A pesar de los logros y progresos, las capacidades locales de gestión de crisis alimentarias y nutricionales son insuficientes. Los sistemas de salud y los actores comunitarios se enfrentan a una falta de recursos que estamos tratando de mitigar”.

“Cuando los principales sectores relacionados con la alimentación y la economía locales experimentan un choque climático de esta envergadura (comparable a los de 2011 y 2014), esperamos un impacto significativo. Debemos tener en cuenta que Matam y Ranerou aparecen regularmente entre los departamentos más afectados por la inseguridad alimentaria”, añade Fabrice Carbonne.

La mitad de la población ya es pobre o muy pobre

Dos son los aspectos claves a tener en cuenta en la medida del posible impacto: un medio rural muy frágil y la frecuencia de los choques que erosionan la capacidad de recuperación de las personas. “En tan solo 6 años en los cuatro departamentos de Matam, Ranerou, Podor y Linguere, en parte debido a la frecuencia de las crisis y en parte a la frágil capacidad de respuesta de las estructuras locales en apoyo a las poblaciones más vulnerables, hemos visto cómo la población pobre o muy pobre ha pasado de ser un tercio a ser la mitad”.

La falta de pastos de este año por la sequía en el Sahel afecta de manera inmediata a la capacidad de producción de leche del ganado. Pero su estado de salud también afecta a su capacidad reproductiva y, por tanto, al potencial de producción de leche de la próxima campaña en 2018. Puede producirse por tanto una crisis pastoral que puede prolongarse durante varios años.

Asimismo, el movimiento transfronterizo pastoral hace que esta crisis tenga un carácter regional que abarca varios países. Los rebaños mauritanos que generalmente trashuman a Senegal o Mali encontrarán pastizales muy degradados. Mali occidental a su vez, aunque en menor medida, también está experimentando una campaña invernal muy pobre.

La sequía en el Sahel afecta especialmente a Senegal, donde el área afectada por esta situación climática extrema comprende a los departamentos más afectados por la inseguridad alimentaria. Los departamento de Podor y de Matam sufren la prevalencia de la desnutrición aguda más alta del país (18% y 16,5%, respectivamente, según nuestras últimas encuestas nutricionales). Los años de un impacto climático similar (2011 y 2014), los brotes de desnutrición se registraron en las épocas de hambre estacional posteriores.

Problemas también en Mauritania

En Mauritania, en Guidimakha (región colindante con Matam), la prevalencia de la desnutrición aguda, con unas tasas de más del 17%, superado el umbral de alerta nutricional definido por la Organización Mundial de la Salud. “En el mes de mayo admitimos a tratamiento al doble de niños que hace dos años en 2015, considerado un año de crisis”, apunta Elena Vicario, directora de Acción contra el Hambre en Mauritania.

“Desde Acción contra el Hambre estamos trabajando en labores de contingencia para apoyar la campaña agrícola y reducir el riesgo de pérdidas de ganado, al mismo tiempo que estamos preparando planes de apoyo para garantizar la seguridad alimentaria durante la época de hambre estacional de 2018, que prevemos se inicie entre marzo y abril”, indica Fabrice Carbonne. “Además, en colaboración con las instituciones locales nos ocupamos de mejorar la capacidad de respuesta nutricional del sistema de salud para que pueda hacer frente al brote de desnutrición aguda anunciada para 2018. Y no debemos perder de vista la dimensión transfronteriza de la situación. Nuestras soluciones han de pasar por un enfoque regional que abarque Senegal y Mauritania”, se ha asegurado con respecto a la sequía en el Sahel y demás problemas.

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