Los romanos, y no los musulmanes, introdujeron el ‘meloncillo’ en la Península

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Un ejemplar de meloncillo o mangosta egipcia (Herpestes ichneumon). Foto: WIKIPEDIA.

El ‘meloncillo‘, también conocido ‘mangosta egipcia’ (Herpestes ichneumon), se trata de una especie de mamífero carnívoro muy común en el suroeste Peninsular, y es la única mangosta que existe en Europa. Ahora, recientes estudios internacionales, en los que participa la Universidad de Granada, señalan que fueron los romanos en el siglo I d.C quienes lo introdujeron como posible animal de compañía o para controlar plagas de ratas, cuando hasta ahora se sospechaba que podía había ser introducido en el siglo VI d.C. y que la llegada masiva se dio con los musulmanes entre los siglos VIII y XV d.C

Did the Romans introduce the Egyptian mongoose (Herpestes ichneumon) into the Iberian Peninsula?”. Con este título, un equipo internacional de investigadores de varias instituciones, entre ellas la Universidad de Granada y la Universidade de Lisboa, han publicado en la prestigiosa revista The Science of Nature, un interesante hallazgo vinculado a un animal muy común en el suroeste Peninsular: el meloncillo o mangosta egipcia (Herpestes ichneumon), la única mangosta que existe en Europa.

Su trabajo apunta que este animal de origen africano, que hasta ahora se consideraba había sido introducido por la mano del hombre en la Península Ibérica en época islámica (entre los siglos VIII y XV) -aunque había ligeras sospechas que presagiaban que en el VI había ya alguna evidencia al respecto- llegó hasta aquí muchos siglos antes: al menos, en el siglo I d.C., es decir, en pleno Alto Imperio Romano. 

Mosaico en el que aparece representado un meloncillo procedente de la Casa del Fauno (Pompeya).

Nuevos hallazgos

Los investigadores han analizado tres nuevos hallazgos de esta especie de pequeño carnívoro. En concreto, se trata de un esqueleto parcial procedente de la antigua Augusta Emerita – Mérida, España-, un cúbito de una gruta en Vila Franca de Xira y un tercero encontrado en un contexto medieval del castillo de Palmela, estos últimos de Portugal.

“Aunque tradicionalmente, se creía que este animal se había introducido en época islámica por la mano del hombre, nuestros hallazgos cambian sensiblemente dicha hipótesis”, señala Macarena Bustamante Álvarez, investigadora del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UGR y una de las autoras de este trabajo.

Restos de cráneos de meloncillo procedentes de un contexto ritual de Augusta Emerita

Restos datados con radiocarbono

Para el correcto análisis, estos restos fueron datados por radiocarbono aportando una datación centrada en época romano, “e imposibilitando así la teoría de que estos animales fueran introducidos por los musulmanes en la Península Ibérica”.

Además, el contexto arqueológico donde han aparecido nos permite definir unas posibles pautas rituales asociadas a estos animales. Por ejemplo, en Mérida, este animal fue inhumado junto con tres esqueletos humanos y cuarenta cánidos en un pozo funerario ritual.

“Esta práctica nos indicaría la posibilidad de que fuera un animal de compañía muy querido que acompañaría a sus dueños en su viaje en el más allá”, apunta la investigadora.

El otro hallazgo, en la cueva de Vila Franca de Xira (Portugal), apareció en un contexto aislado “que nos permite definir la también aparición de esta especie en su hábitat salvaje”.

Con los datos aportados por el contexto arqueológico, así como por medio de datación radiocarbónica, “tenemos evidencias lo suficientemente sólidas para hablar de su presencia en la Península Ibérica, al menos, desde el siglo I d.C., es decir, en plena época altoimperial. Además, estos hallazgos, estudiados en su contexto, nos arrojan datos para indicar que muy posible fue intencionalmente introducido como animal de compañía y, quizás, para control de determinadas plagas de roedores”, señala la autora.

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