Las largas exposiciones solares aumentan la posibilidad de desarrollar problemas de visión

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Gafas de sol sobre la arena de la playa.
Gafas de sol sobre la arena de la playa.

A pesar de que la mayor parte de la radiación nociva que proviene del sol es absorbida por la atmósfera, a la superficie terrestre llegan rayos ultravioleta suficientes como para causar quemaduras de piel y complicaciones oculares en estructuras como la retina y la córnea. En este sentido, estudios ponen de manifiesto que cada hora que se dedica a estar expuesto al sol en verano incrementa en un 4% la posibilidad de desarrollar alteraciones en la estructura del cristalino.

Desde el Departamento de Óptica, Farmacología y Anatomía de la Universidad de Alicante insisten en como el uso de gafas de sol homologadas desde las 10:00 a las 16:00 horas puede reducir dicha probabilidad alrededor de un 2%. La radiación ultravioleta es un factor de riesgo para nuestros ojos y, apuntan, «produce un efecto acumulativo que podría desencadenar en algún caso en problemas en los fotorreceptores, mala visión de forma progresiva, degeneraciones maculares, o la aparición de un pterigión, tejido que invade la córnea, conocido coloquialmente como la palmera».

Para evitar cualquier alteración, una de las condiciones imprescindibles es la elección de una gafa de sol que esté marcada con el sello de la Comunidad Europea (CE), puesto que ello indica que respeta la normativa europea. Además, «no se debe olvidar que la gafa es un elemento importante para la salud visual y, por tanto, su adquisición debe estar supervisada por un óptico- optometrista», señala desde el Departamento de la UA, David Piñero.

Recomendaciones

En España, hay que prestar especial atención a la protección de los ojos frente al sol desde junio hasta agosto ya que es la temporada y las horas donde el sol se encuentra en la mejor posición para hacernos llegar sus rayos ultravioletas. “Desde las 10:00 hasta las 16:00 horas hay que minimizar la exposición prolongada si es posible y en caso que no lo sea usar una buena protección ocular y solar”, insisten desde la UA.

Otro aspecto importante es conocer el grado de filtración necesario para el entorno y la actividad en que la utilizamos. De acuerdo con la normativa europea sobre gafas de sol, los filtros de protección solar se clasifican en cinco categorías, del 0 al 4.

En el caso de la conducción es correcto el uso de una protección de categoría 1, 2 o 3 no usando jamás la 4 ya que podría dificultar la percepción de las señales de tráfico. Según el experto de la UA, «en verano en Alicante con una protección categoría 2 o 3 es más que suficiente, pero en el caso de que practiquemos deportes de agua o en alta montaña, donde existe una reflexión de la luz solar considerablemente, sería adecuado utilizar una protección 4».

Hay que poner especial atención y cuidado en los más pequeños y las personas mayores. Los niños y niñas son sobre todo sensibles a la radiación ultravioleta, puesto que el cristalino resulta muy transparente hasta la adolescencia. Es recomendable el uso de filtros de las categorías 2 y especialmente 3, y de lentes y varillas muy resistentes. En el caso de las personas mayores se recomienda la misma categoría que para los niños.

El color no importa

Igual que el precio no es un parámetro de calidad, el color de la lente tampoco es un indicativo de la protección que ofrece. “El color de los cristales no es un factor crucial en la elección de la gafa de sol, lo principal es comprobar el grado de filtración y su marcado CE para comprobar que es un producto homologado”, advierte David Piñero.

“Lo que se sabe a partir de un estudio reciente es que la selección del color es arbitraria, ya que está relacionado con las características del tipo de luz trasmitida por el cristal y, por tanto, que llega al ojo. Esta elección puede afectar al proceso de supresión de la melatonina (Owczarek G. et al. Med Pr 2017), una hormona liberada por el sistema endocrino y que regula muchas de las funciones corporales, sobre todo en el sistema reproductivo, el impulso sexual, el crecimiento y el estado de ánimo. Los filtros amarillos y marrones parecen tener la capacidad de influenciar más la secreción de esta sustancia. Por ello, es recomendable a la hora de escoger un color de gafa de sol, que consulte con un óptico-optometrista que indicará la idoneidad del grado de filtración y coloración del filtro que seleccione”, explica Piñero.

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